Bienvenido el nuevo Procrear, siempre que no sea solo otra forma de repartir plata

Si la finalidad es aplacar la demanda social con un placebo, de difícil recuperación para las arcas del Estado, no será más que una fantasía que enredará a algunos, pero que generará muchas frustraciones.

El nuevo Procrear trae mucha esperanza y pocas soluciones, fundamentalmente, debido a que la demanda de respuestas a la problemática habitacional es monumental. Mucha gente cambia de ánimo ante la posibilidad de tener una casa, un objetivo que, en la matriz de formación de los inmigrantes a la Argentina, es importante y dura hasta el final de los días de cada familia, sea que consiga concretarlo o no.

Impedidos de tener techo propio, todo el mundo busca al menos mejorar el lugar que habita. Esto último, admite una mirada distinta de acuerdo a la experiencia de quien lo comente y desde el lugar de experiencia personal que lo haga: todas las familias consideran al lugar en donde viven su "hogar", aunque se trate de un habitáculo precario. Y lo es. Aunque sea indigno que el país no les ofrezca otra oportunidad, la inmensa mayoría de la gente lo vive con una intensa dignidad, tratando de hallar la catapulta que los lleve a otro modus vivendi.

El problema o la solución está en los estímulos que encuentren: si les dan de todo solo por el hecho de vivir allí y en esas condiciones, difícilmente se generen ganas de cambiar y acceder a oportunidades de cambio que involucren, además, un esfuerzo.

Por eso que el Estado esté presente con soluciones habitacionales puede ser una política social y de generación de empleo que aliente al ascenso social o bien todo lo contrario. 

El nuevo Procrear de créditos hipotecarios anunciado ayer está destinado a:

- Personas de entre 18 y 65 años, con ingresos formales y 12 meses de antigüedad laboral sin antecendentes financieros desfavorables

- Los créditos se actualizarán con la nueva formula de actualización HogAr, basada en la evolución del Coeficiente de Variación Salarial (CVS) y que reemplaza al sistema UVA. 

- La inscripción a estas líneas estará abierta a partir de septiembre.

- Los créditos para construcción, lotes con servicios, desarrollos urbanos y habitacionales tendrán además como requisito no ser propietario ni copropietario de otra vivienda.

- Ampliación: para ampliaciones de hasta 20 metros cuadrados en viviendas existentes. Son 2.000 créditos.

- Construcción: para construcción de viviendas de hasta 60 metros cuadrados en lote de Procrear, municipal o propio. Son 30.000 créditos.

- Lotes con servicios: estará destinada a familias que no cuentan con terreno. Son 10.000 lotes.

- Desarrollos habitacionales: desarrollos de edificios de vivienda multifamiliar. Son 4.000 viviendas.

- Desarrollos urbanísticos: viviendas en predios Procrear. Son 10.000 viviendas.

El Procrear de créditos personales:

- Microcréditos: para mejoramientos de terminaciones y arreglos menores. Son 120.000 créditos personales.

- Refacción: Para refacción general de la vivienda. Con 70.000 créditos personales.

- Mejoramientos sustentables: para realizar intervenciones en la vivienda con el objetivo de incrementar la eficiencia energética. Son 15.000 créditos. En este caso, la inscripción se abrirá a partir de octubre.

- Gas: para realizar instalaciones domiciliarias de acceso a la red de gas hasta tres bocas. Son 34.000 mil créditos. A diferencia de los anteriores, tendrán una tasa fija del 16%.

Que haya una política es importante, sobre todo en tiempos en que no hay chances de que individualmente y por fuera de los estímulos del Estado la gente pueda avanzar en ese sentido.

Las dudas que existen en el sector empresario de la construcción tienen que ver con si esto impulsará el trabajo formal a través de empresas que se dedican a la construcción, o simplemente ampliará un rescate del trabajador informal a través de una concatenación que involucra a destinatarios de los créditos y a "su amigo albañil", informal, quien no facturará ni tributará por el lo percibido.

Pero además, el otro factor de duda es si realmente representa un empujón a que los destinatarios, sean muchos o pocos, puedan solucionar un problema habitacional o es otra forma de "poner dinero en el bolsillo de la gente", tal el latiguillo que se utilizó en campaña proselitista desde el frente que ahora está en el Gobierno.

Si la finalidad es aplacar la demanda social con un placebo, de difícil recuperación para las arcas del Estado, no será más que una fantasía que enredará a algunos, pero que generará muchas frustraciones.

Por ahora, estar atentos a las cosas concretas que sucedan, más allá de los anuncios, ya es una tarea.

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