Mendoza instagrameable: el vino, la cocina, los paisajes y su impacto digital
Jua Marcelo Calabria nos da un paseo por la posibilidad de enviar a Mendoza en hermosas fotos hacia el mundo.
Mendoza brilla en redes sociales como destino con una destacada impronta "instagrameable", que en términos de marketing y comunicación es sinónimo de éxito en Instagram. La gastronomía, los paisajes y el enoturismo vienen ganando terreno de la mano de las nuevas formas de promoción y publicidad. Si bien el término no ha sido incorporado al idioma por la RAE, lo cierto es que desde hace unos años es el nuevo "adjetivo de impacto en el mundo de la SMM - Social Media Marketing, en forma muy sintética, podemos decir que el efecto Instagrameable es para aquellos productos tan visualmente atractivos que crean la necesidad de ser compartidos en redes sociales".
Desde esta lógica hay una Mendoza que se vive con los cinco sentidos. Y hay otra que se multiplica en pantallas, en scrolls infinitos, en hashtags y likes. No son opuestas: son complementarias. La Mendoza del vino y la cocina, la que emociona en la mesa y en la copa, encontró en las redes sociales, y especialmente en el mundo visual un nuevo modo de contar su historia. Instagram y TikTok, esos escenarios donde la estética manda y la experiencia se vuelve viral, han convertido a nuestra provincia en protagonista de una narrativa global que celebra el sabor, el paisaje, la naturaleza y la hospitalidad como símbolos de buenos momentos y descubrimiento.
Según especialistas en marketing digital y específicamente en SMM, la inclusión, en los últimos años, de Mendoza en guías y publicaciones de prestigio en todo el mundo, que promocionan tanto destinos turísticos, lugares gastronómicos como experiencias inolvidables, no solo elevó el estándar gastronómico local, sino que activó una estrategia de promoción que entiende el poder de los nuevos medios. "Muchos influencers, esos creadores digitales que combinan estética, conocimiento y cercanía, se han convertido en aliados clave para posicionar Mendoza como destino deseado". Contar Mendoza desde la experiencia, desde el plato servido y el vino descorchado, con el gesto o saludo de sus creadores: chef, enólogos, productores, etc., desde el atardecer en la cordillera o una reunión de amigos en un Sunset se han transformado en una postal creciente en las redes. Cada historia compartida es una postal emocional que cruza fronteras y genera impacto.
Lo que antes era folleto hoy es reel. Lo que antes era nota en papel hoy es historia en Instagram. De hecho muchas empresas del ámbito del turismo: hotelería, gastronomía, bodegas, patios de comidas, bodegones, casonas tradicionales, etc, han reemplazado sus partidas asignadas a la publicidad tradicional por publicidad paga en redes sociales. El impacto es creciente, y cada vez más vemos a grandes y pequeñas empresas dialogando con sus clientes y consumidores de todo el mundo en redes, incluso con los famosos "vivos" en donde responsables de nuestra cocina, reconocidos enólogos y enólogas, sommeliers, recepcionistas y responsables de atención al público dialogan en vivo por videos en las redes con sus seguidores.
Mendoza, con su capacidad de emocionar desde lo visual, se adapta con naturalidad a este nuevo universo. Las imágenes de platos de autor, maridados con nuestros vinos y enmarcados por viñedos, fincas, casonas antiguas, espacios verdes, etc. circulan con fuerza especialmente en las redes de mayor impacto como son instagram y tiktok. Los videos de catas, recorridos por bodegas y cenas bajo las estrellas se multiplican. Cada publicación es una invitación, cada influencer se transforma en un embajador informal que traduce la experiencia mendocina para audiencias que buscan autenticidad y placer, desde registro visual y confiable directo, y mientras más natural y menos mediado mejor.
En este universo digital, destacan innumerables perfiles de todo el mundo, y también algunos locales como @gitanasmendoza, que con más de 294.000 seguidores en Instagram y otro tanto en TikTok muestran con humor y gran impacto los rincones gastronómicos de la provincia. A la que se suman muchas otras que documentan visualmente recorridos en bodegas con un tono cercano y estéticamente cuidado. "Mendoza se vuelve instagrameable no solo por sus paisajes, sino por la forma en que se vive y se cuenta: desde una copa servida con elegancia hasta un plato que resume la identidad de un valle", nos refieren muchos protagonistas.
En este nuevo mundo digital y virtual las empresas, entre ellas bodegas y emprendimientos gastronómicos mendocinos han comprendido que la presencia en redes sociales no es un complemento, sino el corazón de su estrategia de posicionamiento. Ya no se trata solo de pautar en medios tradicionales, sino de construir comunidad, generar contenido emocional y dialogar con el público en tiempo real, a partir del desarrollo de perfiles activos donde comparten desde el detrás de escena de su cocina, de su producción hasta experiencias sensoriales que invitan a vivir el vino y los menú más allá de la copa y el plato. La estética cuidada, el tono cercano y la interacción constante permiten que cada publicación funcione como unas micros campañas de fidelización.
Este cambio implica una transformación profunda respecto a la publicidad tradicional. Ya no se trata de emitir mensajes unidireccionales, sino de generar conversación, activar emociones y construir reputación digital. Las redes permiten segmentar audiencias, medir impacto en tiempo real, seguir estadísticas, no sabemos que tan fiables, y adaptar contenidos según tendencias y deseos. Además, el contenido generado por los propios visitantes -fotos, reseñas, videos- se convierte en capital simbólico que multiplica el alcance de cada emprendimiento, de cada empresa, de cada marca. En este nuevo ecosistema, la autenticidad es clave. Las bodegas y restaurantes que logran transmitir su esencia, su historia y su compromiso con la calidad son las que mejor se posicionan.
Y aquí aparece el concepto clave: lo instagrameable. Según los especialistas que consultamos, ser instagrameable implica una presunción de éxito visual. Aquello que se fotografía y se comparte con facilidad tiene más chances de generar deseo, interacción y recordación. Así hay que aprovechar que Mendoza se vuelve instagrameable cuando sus paisajes, platos y experiencias motivan al visitante a capturarlos y compartirlos, ya que todo eso no solo se consume, se documenta y se comparte. Y esa documentación espontánea se convierte en publicidad gratuita, emocional y viral de gratos momentos y experiencias inolvidables. En este nuevo mapa del mundo digital y virtual, el desafío es sostener la calidad detrás de la imagen. Que lo que se muestra sea lo que se vive, es decir sea ral. Que el visitante que llega por un video encuentre en la mesa y en la copa la misma emoción que lo hizo viajar.
Mendoza tiene con qué, solo necesita seguir contando su historia con belleza, verdad y visión estratégica. Porque como siempre decimos, nada mejor que una buena copa de vino para contar una buena historia. Y claro les dejamos nuestras redes: @vinosycomidas & @vinosehistorias. ¡Salud y a disfrutar Mendoza!