Peligran las economías regionales y las fuentes laborales

Mariano Ficarra, director de la Federación Económica de Mendoza (FEM), pone en foco la crisis de las economías regionales. En esta nota, las razones de su planteo.

Mariano Ficarra

Desde que se implementó el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), los sectores productivos están implosionando. Este sistema, lejos de beneficiar al comercio exterior en su operatividad, lo único que logró, es deteriorar las cadenas productivas que necesitan insumos, materias primas o materiales de origen importados.

El impacto en materia económica es relevante, entendiendo que la falta de insumos restringe la producción o puesta en valor de las economías regionales. Una de las muestras que ejemplifica esta realidad es la pérdida de mercados internacionales, los cuales dejamos de atender por no aportar la continuidad necesaria que estos requieren. Realizamos una breve explicación de una industria conservera de la Provincia, consideramos solamente algunos ítems.

Cuando una industria se ve imposibilitada de importar, en este caso, un producto como es el hilo de cobre que se implementa en las soldaduras para envases de hojalata; o tapas abre fácil utilizadas para el terminado de latas demandadas por el mercado externo que proporciona el 3% del valor exportable del producto acabado y que en términos totales nos arroja una cifra de U$S 12.000.000 millones, ese 3% representa U$S 360.000 mil, de un valor agregado de U$S 11.640.000 millones, de esta manera, observamos la cantidad de divisas que dejan de ingresar a nuestro País. Lo abordado es extensivo para otras materias primas avaladas internacionalmente, como son las bolsas asépticas que tampoco se producen en el mercado nacional, o los tambores para pulpas, producto indispensable para el envasado de dicha mercadería, éste, representa el 5% de las divisas que se obtienen de la venta, o sea, de 5.000 Tn vendidas a un precio promedio de U$S 1.800 por Tn, representa en material importado un valor de, U$S 90 por Tn. Si tomamos los números de una empresa que exporta U$S 9.000.000 millones, teniendo en cuenta solamente la pulpa, el componente importado refleja un valor de U$S 450.000 mil, si restamos este valor, observamos que dejaron de ingresar en concepto de divisas U$S 8.550.000 millones. Podríamos tomar otros ejemplos que afectan a la industria conservera, como es el ananá y cerezas partidas que se utilizan para la elaboración de cóctel de fruta necesarios para acompañar el consumo de trozos de duraznos y peras, al no contar con esta materia prima se generan desabastecimiento futuros en el mercado externo e interno.

Hay una gran cantidad de productos que no se encuentran en el mercado Nacional, inhabilitando el buen desempeño productivo en una planta industrial, entre ellos nombramos los repuestos que se usan para el mantenimiento de las maquinarias; los insumos necesarios para elaborar productos exportables; los bienes de capital que se aprovechan para la producción, en este último dechado se podrían generar ahorros energéticos y aumentos significativos en la implantación de mayores áreas de cultivos tomateras en las regiones de Mendoza y San Juan, evitando así, la importación de dicho insumo. Si importamos una procesadora- concentradora de tomate optimizaremos los recursos, pasando de 800 ha cultivadas a 1300 ha, favoreciendo a las provincias mencionadas y aportando al País una importante sustitución de importaciones y ahorros energéticos significativos. Con la incorporación tecnológica no solamente ahorramos energía, también exportamos mano de obra Nacional, que en una ecuación inversa estaríamos importando mano de obra extranjera.

La no aprobación de las SIRA y SIRASE afectan a toda la cadena de valor y esto implica poner en riesgo a muchos trabajadores. Una de las plantas más importante de la Provincia genera 3.000 puestos de trabajos directos y 7.000 indirectos. El mercado total conservero para nuestra región requiere, directa e indirectamente, entre 15.000 a 20.000 puestos laborales.

Por otro lado, debemos destacar que esta problemática tiene efectos directos en la oferta con un impacto en el precio, en consecuencia, disminuye el consumo interno y afecta la competitividad en los mercados internacionales. Esta situación, genera menos ingreso de divisas, disminución de empleos, menos compras a proveedores, pérdida de cosechas de los sectores primarios (dejando la fruta en la planta), caída en la contratación de servicios de transportes e implica una merma importante en la recaudación impositiva, entre otros.

Es imprescindible establecer políticas claras, que posibiliten un desarrollo industrial enfocado al mercado exportador. Debemos terminar con las regulaciones que van en detrimento de nuestros sectores productivos, es necesario construir y no destruir, no hay tiempo para improvisaciones, las economías regionales son cíclicas y los cultivos no esperan.

Lic. Mariano Ficarra

Director Federación Económica de Mendoza

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