Trabajo de niños, niñas y adolescencia en época de coronavirus

Según la UNICEF: "El trabajo infantil es peligroso porque afecta el desarrollo físico e intelectual de los niños y niñas que están en etapa de crecimiento. Los expone a accidentes, enfermedades y otros riesgos para su salud, pudiendo causarles daños físicos y psicológicos".

Elia Bianchi de Zizzias


El trabajo infantil afecta la salud y la educación.

En la Argentina la Ley Nº 26.390 prohibe el trabajo de niños y niñas menores de 16 años.

Los adolescentes entre 16 y 18 años sólo pueden trabajar bajo condiciones especiales de protección.

La OIT. Red Lacti,(Red latinoamericana contra el trabajo infantil) de Telefónica, UNICEF; organismos nacionales y provinciales, tales como CONAETI, COPRETI (Mendoza), Observatorio de trabajo infantil y adolescente, Red de Empresas contra el trabajo infantil y otras, a pesar de del arduo trabajo que realizan estas instituciones, compruebo que la realidad nos alerta, porque la pobreza, las costumbres, los índices de desnutrición , la deserción escolar, nos indican que los contextos de trabajo y explotación infantil y adolescente crecen en nuestro territorio y en América latina. "Aún hay 12,5 millones de trabajadores infantiles en América Latina y el Caribe"

Según la UNICEF: "El trabajo infantil es peligroso porque afecta el desarrollo físico e intelectual de los niños y niñas que están en etapa de crecimiento. Los expone a accidentes, enfermedades y otros riesgos para su salud, pudiendo causarles daños físicos y psicológicos".

Argentina amenazada por un doble flagelo: la crisis económica y la pandemia pone a prueba la calidad de la dirigencia política para elaborar estrategias que deben paliar esta situación que que se extiende rápidamente en el país y en el mundo.

La CEPAL advierte que el aumento del trabajo infantil por el impato social del coronavirus, el desempleo de los adultos puede obligar a que niños, niñas y adolescentes se vean obligados a trabajar.

El largo confinamiento produce en las familias situaciones muy conflictivas:aisilamiento prolongado, pérdida de trabajo, angustias, incertidumbre, miedo, inseguridad, agresividad y violencia, especialmente, en las zonas más vulnerables. Los niños y adolescentes son los que más sufren en estas circunstancias: el encierro, no asitir a la escuela, ver a sus amigos, la pérdida de espacios de juego o recreación pueden crear conductas impropias en su desarrollo y también algunas patologías. No todos pueden acceder a las clases por computadoras o T.V. lo cual crea tremendas desigualdades. La presencia del maestro es insustituible.

Los adolescentes también están padeciendo idénticas consecuencias con respecto a su educación, los que tienen la suerte de tener medios, se pasan horas y horas frente a las lecciones informatizadas, con problemas visuales o de posturas físicas, ansiedad e insomnio.

La pospandemia será un tiempo difícil para encauzar todas nuestras actividades: nuevas formas de relacionarse, de trabajar, de estudiar, tendremos que aprender nuevamente a vivir y no será fácil, particularmente, para la infancia y la adolescencia. Se necesitará tolerancia, valores, respeto y solidaridad.

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Referencias:

http://www.ilo.org/americas/sala-de-prensa/WCMS_379852/lang--es/index.htm)

http://www.ilo.org/global/docs/WCMS_223566/lang--es/index.htm


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