Mostraron el acta que derrumba la defensa del concejal Burgoa, pero sigue en el cargo
El edil de Guaymallén Miqueas Burgoa enfrentó al cuerpo deliberativo tras ser señalado por conducir en estado de ebriedad. Reconoció la falta como una "contravención" y apuntó contra la oposición por "politizar el tema".
En una sesión cargada de tensión, el concejal de Guaymallén, Miqueas Burgoa, brindó una defensa pública ante sus pares luego de haber sido denunciado por conducir en estado de ebriedad. Si bien admitió el hecho y pidió disculpas, sostuvo que se trató de "una mera contravención" ocurrida en el ámbito privado, y acusó a la oposición de querer capitalizar políticamente el episodio.
"Cometí un error, del cual me hago cargo", expresó Burgoa en el recinto. "Pero no estaba cumpliendo funciones públicas al momento del hecho. Fue en un foro privado. No hay elementos jurídicos ni éticos que justifiquen un pedido de remoción", insistió.
El edil criticó con dureza a sus adversarios políticos, en particular al bloque del Frente de Todos, al que acusó de utilizar el incidente como excusa para avanzar con una estrategia de desgaste. "Insisto que lo quieren llevar a un tema político. No hay argumentos sólidos para un pedido de remoción. No tengo una causa penal, no estoy sometido a ningún proceso judicial", sostuvo.
Burgoa también respondió a los dichos de otros concejales, a quienes acusó de "malinformar a la ciudadanía" y de hacer declaraciones "bochornosas". "Indigna que un concejal diga que tengo una causa fiscal cuando eso es falso", dijo con énfasis.
El concejal reconoció que su conducta generó incomodidad y malestar, y reiteró sus disculpas tanto al cuerpo como a la ciudadanía. "Voy a reafirmar mi compromiso todos los días que me queden de mandato. Lo hice, lo hago y lo haré", afirmó.
En relación a la posibilidad de iniciar un proceso de remoción, se mostró dispuesto a participar si el Concejo así lo determina, pero cuestionó tanto el fondo como la forma de la iniciativa. "No estoy de acuerdo con este tipo de presentaciones ni con quiénes las impulsan. Carecen de los valores que yo tengo", cerró, evitando profundizar el debate.
La corta sesión del Concejo
En una sesión que duró alrededor de 45 minutos, el Concejo Deliberante de Guaymallén puso en escena un breve debate que como se esperaba tuvieron algunas expresiones filosas.
Antes de iniciarse la sesión, el concejal peronista José Pozzoli presentó un proyecto de resolución para iniciar el proceso de remoción de Burgoa, argumentando que los hechos ya conocidos constituyen una falta grave incompatible con el cargo.
Pozzoli fue directo al exigir la renuncia del edil radical, apoyándose en el acta policial del operativo, que contradice la versión pública de Burgoa. Según ese documento, el concejal no solo manejaba en estado de ebriedad, sino que habría intentado influir sobre los efectivos mencionando al intendente de Alvear, Walther Marcolini, y al actual jefe comunal de ese departamento, Alejandro "Jani" Molero.
"Estamos ante un delito de acción pública, no una simple contravención. Se trata de alcoholemia y también de un posible abuso de autoridad. Por eso creemos que corresponde la remoción del cargo", sostuvo Pozzoli, y acusó al concejal de mentirle a la ciudadanía con su descargo.
"La situación es grave. Tomó, lo detuvieron y mintió. ¿De verdad hace falta atravesar un proceso de destitución?", ironizó el edil peronista, con tono desafiante.
Desde La Unión Mendocina, el concejal Exequiel Morales también se sumó al pedido de renuncia, pero cargó contra el oficialismo local por "dejar en manos de la oposición un problema que generaron ellos en Alvear".
En tanto, el bloque radical mostró fisuras. Juana Allende, alineada con el intendente Marcos Calvente, habló durante la sesión, aunque evitó referirse al caso Burgoa. En cambio, se concentró en criticar a Morales por sus intervenciones.
También habló el concejal radical Jonathan Mazuela quien destacó su coincidencia con el concejal José Pozzoli en el sentido de que el intendente no puede hacer más que opinar del tema. "Tenemos que cuidar la honorabilidad del Concejo Deliberante y si el intendente interviniera no sería correcto", dijo. Sobre el futuro de Burgoa, Mazuela fue claro: "Apuesto al sentido común del concejal".
Por detrás de este cruce se evidencia una interna radical que podría ser decisiva: Burgoa responde al exintendente Marcelino Iglesias y al sector que lidera la presidenta del Concejo, Verónica Cancela. Ese espacio tendría los votos suficientes para impedir una eventual remoción: se requieren dos tercios del cuerpo (8 de 12 ediles), y el ala afín a Iglesias cuenta con al menos cinco bancas. Si toda la oposición y los concejales alineados con Calvente votaran a favor de destituirlo, solo sumarían siete voluntades.