La repatriación de los restos de los próceres argentinos

Luciana Sabina nos cuenta cómo fueron los casos de José de San Martín, Bernardino Rivadavia, Juan Bautista Alberdi y Juan Manuel de Rosas.

Luciana Sabina

Muchos de los grandes personajes argentinos murieron lejos de su patria, y sus restos fueron repatriados años después. Este es el caso de figuras clave en la historia nacional como José de San Martín, Bernardino Rivadavia, Juan Bautista Alberdi y Juan Manuel de Rosas.

El Libertador falleció en Boulogne-sur-Mer, Francia, el 17 de agosto de 1850. Durante años, la tensión política impidió su regreso. Sin embargo, el 5 de abril de 1877, en el aniversario de la batalla de Maipú, el presidente Nicolás Avellaneda instó al pueblo argentino a repatriar sus restos: "Las cenizas del primero de los argentinos, según el juicio universal, no deben permanecer por más tiempo fuera de la patria [...]. Los pueblos que olvidan sus tradiciones pierden la conciencia de sus destinos, y los que se apoyan sobre tumbas gloriosas, son los que mejor preparan el porvenir."

El pueblo argentino respondió con entusiasmo, y mediante colectas populares y fondos nacionales se construyó su mausoleo en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. En abril de 1880, el transporte naval "Villarino" realizó su viaje inaugural al puerto de El Havre. El 21 de ese mes, Mariano Balcarce entregó los restos del general San Martín al capitán del buque para su traslado a la Argentina.

El 28 de mayo de 1880, el "Villarino" llegó al puerto de Buenos Aires. En solemne cortejo y sobre una carroza fúnebre inspirada en la que transportó el ataúd del duque de Wellington en 1852, los restos del Libertador fueron trasladados a Plaza San Martín, frente a su monumento ecuestre. En la ceremonia, el presidente Avellaneda, el expresidente Domingo Faustino Sarmiento y el embajador de Perú, Evaristo Gómez Sánchez, pronunciaron discursos en su honor.

La repatriación de los restos de los próceres argentinos

Pero San Martín no fue el primero en regresar. En 1857, la ciudad de Buenos Aires decidió rendir honores a Bernardino Rivadavia y repatriar sus restos. Al llegar, fueron recibidos con un cortejo naval y discursos de figuras destacadas. María de las Cerreras, presidenta de la Sociedad de Beneficencia, resaltó su legado en educación y derechos de la mujer. También hablaron José Mármol y Domingo Faustino Sarmiento, quien aseguró que el país por el que había luchado Rivadavia seguía en pie.

 28 de mayo de 1880- Repatriación de los Restos de San Martín. El Mosquito Año XVIII Número 908, 30 de mayo de 1880, página 4.

 28 de mayo de 1880- Repatriación de los Restos de San Martín. El Mosquito Año XVIII Número 908, 30 de mayo de 1880, página 4.

En el muelle, Bartolomé Mitre también lo homenajeó, proclamando el triunfo de sus ideas. Durante un mes, sus cenizas recorrieron la ciudad entre homenajes y luto. Finalmente, fueron inhumadas en el Cementerio de la Recoleta, que él mismo había fundado. Allí, Valentín Alsina y Dalmacio Vélez Sarsfield resaltaron su defensa de la libertad de prensa. Desde 1932, sus cenizas descansan en un mausoleo en Plaza Miserere.

Los restos de Juan Bautista Alberdi fueron repatriados en 1889 y trasladados a Tucumán en 1991. El 27 de abril de 1889, el presidente Juárez Celman ordenó su exhumación en Francia. El 28 de mayo partieron en el vapor "Azopardo" y tras llegar fueron velados durante días en la Catedral de Buenos Aires. Luego, se depositaron en la bóveda de la familia Ledesma en Recoleta hasta la construcción de su propio espacio fúnebre.

En 1991, finalmente, por órdenes de Carlos Menem fue llevado a Tucumán, donde hoy descansan en la Casa de Gobierno.

La repatriación de los restos de los próceres argentinos

También debemos a Menem que el 30 de septiembre de 1989 los restos de Juan Manuel de Rosas fueron repatriados tras 137 años de exilio. Rosas había sido derrotado en Caseros en 1852 y partió al exilio en Southampton, Inglaterra, donde falleció en 1877. En su testamento, pidió permanecer allí hasta que su patria le hiciera justicia.

Tras la ceremonia de repatriación, sus restos fueron trasladados a la bóveda familiar en el Cementerio de la Recoleta, donde descansan hasta hoy. Durante el responso, el padre Alberto Ezcurra destacó su legado con estas palabras: "Juan Manuel ha encontrado un lugar no solo en el suelo de su patria, sino también en el corazón del pueblo."

La repatriación de los restos de estos próceres no solo reivindicó su memoria, sino que también permitió a la nación rendirles el homenaje que merecían, devolviéndolos al suelo por el que tanto lucharon.

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