El Quincho del Post: "Chau juntadas familiares, clausura 'top', y la pelea con Alberto"

Los runrunes de la política y el empresariado, son retratados este domingo en el Quincho del portal Mendoza Post en donde se menciona la clausura de uno de los restaurantes de una conocida familia, el fin de las reuniones familiares y las andanzas de un lobbista mendocino por Miami.

Así arranca este domingo el Quincho del portal Mendoza Post denominado esta vez "Chau juntadas familiares, clausura 'top', y la pelea con Alberto":

Julián escuchaba "El hombre del piano" mientras hacía los preparativos para la cena. La voz ochentosa de Billy Joel hacía una extraña combinación con el suave chirrido que salía desde las brasas. Sobre la parrilla, se asaba una pieza entera de lomo veteado. Antes, la había sellado directamente sobre las llamas para preservarle los jugos. Sólo después la pintó con una mezcla de manteca, sal y hierbas. Y que la magia del hierro y el fuego hicieran el resto.

El gordo había estado particularmente bajón en las últimas horas. No tanto por los vaivenes de la cuarentena en sí. Ni siquiera por el aumento de los casos. Sino por la falta de horizonte. Días atrás, un actor, un representante de la cultura de esos que tienen poco que ver con la política de todos los días, había pronunciado una frase lapidaria: "...abandoné toda esperanza en este país..." había dicho. Oscar Martínez fue el portador de la desesperanza, y había desatado un vendaval de opiniones por todos lados. Sólo al escuchar al "Ciudadano Ilustre", el gordo se había dado cuenta que sus propios hijos ya habían partido, que los hijos de sus amigos estaban en proceso de irse cuando los agarró la pandemia, y que casi todas las personas que conocía tenían parientes afuera, o pensaban en irse. A lo mejor sin planes concretos, pero con una idea general. "Yo, si pudiera, me voy" le había dicho el jardinero del barrio, un hombre humilde pero instruido e informado. Uno de sus hijos era mesero en Los Angeles. La frase le había quedado en la cabeza, mientras la economía se seguía degradando sin plan a la vista.

(- Tienen que arreglar lo de la deuda ya mismo...-) pensó para sí, sabiendo que ese dinero haría falta para intentar algo de reconstrucción, cuando esto pase, algún día. Y de inmediato recordó un refrán antiguo que solía escucharle a su abuela, en Benegas.

- Algún día nunca llega...-

Con sus amigos había analizado juntarse "de huevo", como mucha gente estaba haciendo, pese a las restricciones. Todos se habían cuidado y ninguno tenía nexo. Y además, se habían visto sólo dos veces desde el 20 de marzo. Una ilegal, otra legal, y después estalló el Caso 98 y fue todo para atrás. De eso habían pasado ya 45 días. Entretanto, se habían juntado en algún café. Finalmente, habían decidido ser "legales" y no juntarse. Julián pensó en eso mientras veía en su barrio a decenas de familias juntándose en día no permitido. No terminaba de entender quiénes eran más irresponsables. Si los que quieren cerrar todo, todo de todo, volver a fase 1 y vivir de las migajas de Alberto y Cristina como se pueda, o los anti cuarentena que no les importa nada... O los que niegan la existencia del virus. Los nuevos terraplanistas. En algún punto entre todo eso debía existir el equilibrio en ese bendito país, pensó mientras volvía a pintar el lomo con una mezcla de manteca, oliva, ajo, tomillo y pimienta recién molida. Ya estaba casi a punto. Luego, lo cortaría para enviarlo a sus amigos. 

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