"No conmemorar a los nazis", el mensaje del embajador británico

El embajador británico en Argentina fue indirecto, pero repudió cualquier homenaje a un admirador nazi. El centro Wiesenthal, en alerta por el billete de 5 mil pesos.

El embajador británico en Argentina, Mark Kent, con sutileza diplomática aunque sin retroceder un solo paso en las convicciones democráticas, se sumó a la larga lista de rechazos a que el Gobierno de Alberto Fernández con el mendocino Rodolfo Gabrielli al frente de la Casa de la Moneda, rinda homenaje al médico sanitarista Ramón Carrillo, reconocido admirador de los nazis.

El Gobierno quiere que su imagen esté en un billete de 5 mil pesos.

"El nazismo fue el mayor mal del siglo XX. Condujo al Holocausto. La muerte de millones de inocentes. No debemos conmemorar a nadie que participó en este terrible episodio", escribió Kent en Twitter, siempre atento a las circunstancias del país y fue acompañado por miles de personas en su posteo.

Además, las autoridades del Centro Simón Wiesenthal -institución dedicada a la memoria del Holocausto y la lucha contra el antisemitismo- alzaron la voz. "Si bien son dos médicos prominentes, Ramón Carrillo también fue un admirador de Hitler: se sacó fotos con él", expuso Ariel Gelblung, director del Centro para América Latina, en charla con el portal porteño Infobae.

Ramón Carrillo nació el 7 de marzo de 1906 en Santiago del Estero. Fue neurocirujano, neurobiólogo y médico sanitarista. Luego se consagró como el primer responsable de la política de Salud durante el gobierno de Juan Domingo Perón. Tras sus ocho años de gestión, Carrillo pasó a la historia por construir 234 hospitales, erradicar el paludismo y disminuir el índice de mortalidad por tuberculosis.

Sin embargo, en palabras del directivo del Centro Simón Wiesenthal, este hombre tiene "un lado muy oscuro". "Fue el que creó el concepto de ‘soldado ideal', para rechazar a los reclutas que él consideraba como 'rarezas' raciales y de género. También proporcionó refugio al fugitivo danés, médico del campo de Buchenwald, Carl Peter Vaernet, permitiéndole continuar con los experimentos con homosexuales para ‘curarlos'. Es más: hasta le cedió reclusos homosexuales de ambos sexos para que tratara de 'regresarlos a la normalidad'", explicó Gelblung

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