Ser policías frente a manifestantes violentos: Trabajar las emociones para disminuir la violencia en la sociedad
La licenciada en Psicología Celia de Lara habló sobre la necesidad de trabajar las emociones tanto en las fuerzas de seguridad como en la sociedad en general para evitar la violencia en las manifestaciones.
Lo vivido en el Congreso durante la jornada de ayer dejó como saldo muchos heridos y una muestra de la violencia que se refleja en toda la sociedad en esta época. La licenciada en Psicología Celia de Lara habló con Gabriel Conte, Ana Belén Martínez y Ariel Fernández Lavilla en "Tenés que saberlo", por Radio Post 92.1, y señaló la importancia de trabajar las emociones tanto de las fuerzas de seguridad como de la sociedad para poder disminuir los niveles de violencia.
"Los seres humanos tenemos tres cerebros: uno que es el reptiliano, es el más primitivo, el más violento, que a medida que va evolucionando, se convierte en el cerebro límbico, que se combinan las emociones. Y después está la corteza, que es la que pone la censura, esto está bien, esto está mal. Cuando una persona se enfrenta con un acto violento, saca su cerebro reptiliano, le sale la violencia. Convengamos que estamos viviendo situaciones generales a nivel mundial, social, económico, político y demás donde la violencia es un epicentro", señaló de Lara.
La licenciada en Psicología explicó que en este tipo de enfrentamientos es muy difícil manejar la violencia: "Yo en algún momento trabajé con un grupo de policías y lo que hicimos fue darle la formación de manejar las emociones, lo cual no es tan fácil cuando es tipo motín o una avalancha de gente que está no manifestándose por la jubilación, se está manifestando por las diez mil insatisfacciones. Y se pone en juego también lo que le pasa al policía, que tiene su historia, su familia, su mal pago, su responsabilidad poco reconocida. Entonces es un hecho que es desequilibrado, ambas partes están violentas".
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De Lara explicó que la manera de poder trabajarlo es brindándole más apoyo emocional a la policía, que hoy no se hace: "No se los prepara para poder amainar de una manera más tranquila a los que están manifestándose, que no es dándole una rosa, es tratando de controlar la emoción que predomina en ese momento, que es lo que digo que es el cerebro reptiliano: si a mí me pegan, yo pego más y así se va armando un feedback de mayor violencia. Creo que esto es muy inevitable hasta que no se pueda dar una formación a las fuerzas de seguridad, como la policía o la gendarmería, que tengan realmente un control de sus emociones para que no fluya cada vez que hay un evento así no sólo lo personal, sino lo que pasa a nivel de lo que nos circunda".
Además, marcó que la provocación y la violencia es mutua: "Yo insisto en esto del control, que tampoco es tan fácil. Usted controla a un grupo masivo de policías, pero en el momento, ante el que agrede, va a aparecer toda su historia personal: si estuvo peleado con su esposa o con su esposo, la bronca aflora. Pero es un momento de tensión muy difícil de dominar. Lo que genera esta violencia es el predominio de esa parte primate que tenemos, que nos saca, que es la más fácil de sacar cuando alguien nos ataca".
De Lara comentó que ella ha propuesto algunas ideas, pero no ha sido escuchada: "Donde se trabaja con miembros de la policía es permanentemente estar haciendo una ayuda para resolver conflictos personales, para que su manejo de la violencia disminuya porque nos aparece todo aquello que tenemos no resuelto. Todo lo que es SWAT y todos los policías de todas las películas que me encanta ver a mí, todos tienen una formación psicológica y trabajan en equipo de una manera fantástica. Pero en nuestro país la policía no está contenida emocionalmente, no controla los instintos".
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Finalmente, la licenciada en Psicología señaló que al policía se le juegan muchas cosas en estas situaciones: "No es solamente que están atacando, es qué se pone en juego en el policía cuando está atacando: ustedes defienden a los jubilados, yo estoy defendiendo que estoy mal pago, que no tengo una buena obra social. Se ponen en juego las cosas personales, que están insatisfechos", concluyó.