Horror en Dorrego: mujer descuartiza a un hombre y alega que intentó abusar de su hija

La policía encontró un cuerpo calcinado en la casa de una mujer con antecedentes penales, quien cumple prisión domiciliaria. La acusada dijo haber actuado para proteger a su hija, aunque la versión aún no fue corroborada. Hay dos cómplices detenidos.

Un espeluznante crimen sacudió la tranquilidad del barrio Dorrego, en Guaymallén, durante la noche del miércoles. Dentro de una vivienda, las autoridades hallaron el torso de un hombre parcialmente quemado. La principal sospechosa, Adriana Valeria Suárez, de 40 años, confesó haber cometido el crimen asegurando que la víctima intentó abusar de su hija.

El hecho salió a la luz luego de que un hombre se presentara en la Comisaría 44° del barrio Unimev, llevando consigo imágenes que le había enviado su excuñada -la propia Suárez- donde se veían restos humanos calcinados. La mujer, quien cumple arresto domiciliario en una casa de la calle Adolfo Calle al 1978, a la altura de calle Argumedo, de Guaymallén, se negó a colaborar con la policía, por lo que fue necesaria una orden judicial para ingresar al lugar.

Una vez dentro, personal policial encontró el cuerpo desmembrado de un hombre identificado preliminarmente como César Rodas. La vivienda fue inmediatamente resguardada y comenzó el trabajo pericial por parte de la Policía Científica.

Suárez fue detenida y puesta a disposición de la fiscal de Homicidios, Andrea Lazo. Según fuentes del caso, en su primera declaración, la mujer justificó su accionar diciendo que el hombre intentó abusar sexualmente de su hija. Sin embargo, esa versión aún no ha podido ser confirmada ni descartada del todo.

Además, junto a ella fueron detenidos, otros dos hombres que estaban en la casa al momento en que llegó la policía: su pareja Marcelo, de 35 años, y un amigo de 46 años, que por ahora, han sido señalados como posibles cómplices del hecho.

La detenida posee un largo historial delictivo. Ya había sido condenada en varias oportunidades por delitos graves, entre ellos robos armados y una violenta entradera ocurrida en 2019 en Carrodilla. En ese caso, reconoció haber actuado bajo presión para saldar una deuda vinculada al consumo de drogas. A pesar de sus antecedentes, logró beneficios judiciales como libertades condicionales y arrestos domiciliarios, de los que reincidió poco tiempo después.

El caso permanece bajo intensa investigación y ha causado profunda consternación entre vecinos e instituciones judiciales por la crudeza del crimen y el contexto en que ocurrió.

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