"La edad no define cómo se maneja": Héctor Roitman analizó el incidente sobre Boulogne sur Mer
El perito en accidentología vial pidió cautela antes de sacar conclusiones sobre el siniestro en el que murió un adolescente de 13 años. Sostuvo que el factor decisivo no es la edad del conductor, sino las condiciones reales de manejo y el respeto de las normas.
La muerte de un chico de 13 años atropellado por un automóvil en la calle Boulogne Sur Mer sigue generando conmoción en Mendoza. El accidente, en el que también resultó herido otro joven que permanece internado en el hospital Humberto Notti, reabrió el debate sobre la edad de las personas al volante y los límites de la conducción segura.
Para el especialista en accidentología vial y perito judicial Héctor "Buddy" Roitman, el tema debe analizarse con prudencia y con base técnica. En diálogo con el programa "Tenés que saberlo" por Radio Post, advirtió que "una cosa es lo que aparece en los medios inmediatamente después de un accidente y otra muy distinta lo que surge después, cuando tenés las actuaciones y las mediciones".
Roitman insistió en que, más allá de las especulaciones, los hechos deben ser probados objetivamente: "Muchas veces se dice ‘pasó en rojo', y después, cuando se revisan las cámaras o los testimonios, se descubre que no era así. La diferencia entre pasar en rojo o en verde es determinante, y debe estar respaldada por pruebas concretas", remarcó.
Consultado sobre la edad de la conductora involucrada -una mujer de 82 años-, el perito fue contundente: "El tema no es con qué edad se maneja, sino cómo se maneja". En su experiencia, hay conductores jóvenes que son mucho más imprudentes que adultos mayores con una conducción responsable. "Le temo mucho más a un joven de 25 años que no le da pelota a nada que a una señora de 82 que maneja recatadamente", ejemplificó.
El especialista explicó que el riesgo vial no depende solo del tiempo de reacción, sino de la velocidad y el contexto. "Una persona mayor puede tener reacciones más lentas, pero si circula a menor velocidad, el riesgo se equipara con el de un joven que va más rápido. A 40 km/h un auto avanza 11 metros en un segundo, y necesita al menos 24 metros para frenar totalmente. A veces, ni el mejor reflejo del mundo evita el impacto si la distancia es insuficiente", detalló.
Roitman también se refirió a otros factores que inciden en los siniestros, como el consumo de alcohol, los medicamentos o las enfermedades que afectan la capacidad de respuesta. "El alcohol no solo enlentece los reflejos; también provoca un efecto túnel que reduce el campo visual. Una persona alcoholizada puede ver solo 120 grados en lugar de los 180 que tiene una visión normal. Así, puede no advertir un vehículo o un ciclista a su costado", explicó.
En cuanto a los controles, valoró el fortalecimiento de la fiscalización en Mendoza, pero cuestionó la política de tolerancia cero al alcohol: "Me parece una estupidez total. Una copa de vino con una comida no te impide manejar si lo hacés con responsabilidad. No se puede comparar eso con quien toma tres botellas y cinco fernet", sostuvo, apuntando también a la cultura social del consumo.
Sobre el debate del límite etario, Roitman rechazó la idea de establecer un tope rígido para conducir. "Conozco personas de 90 o 100 años que manejan mejor que muchos de mis amigos. Lo importante es que demuestren que pueden hacerlo: que pasen los exámenes médicos y prácticos. No se puede discriminar solo por la edad", afirmó.
Para el especialista, detrás de muchos de estos prejuicios hay una "discriminación gerontológica": "Se dice que la persona mayor no sirve para nada, y eso es falso. Hay científicos que a los 95 años siguen ganando premios internacionales. Si alguien demuestra que puede manejar, tiene derecho a hacerlo", concluyó.