El día que se terminó el relato

Conocido el fallo de la Corte Suprema de Justicia, la opinión de César Cattaneo

César Cattáneo
Diputado provincial en Mendoza por la UCR

Este martes 10 de junio de 2025 quedará en la historia política argentina. La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó por unanimidad la condena contra Cristina Fernández de Kirchner en la causa conocida como "Vialidad". Ratificó seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Se agotaron todos los recursos y la expresidenta, con 72 años, deberá presentarse en Comodoro Py en los próximos días, a la espera de que el Tribunal Oral Federal 2 ejecute la sentencia. Según la normativa vigente, por su edad, podría acceder a prisión domiciliaria, pero eso no cambia la contundencia del fallo.

Más allá de los detalles jurídicos, lo que ocurrió este martes tiene un valor simbólico e institucional de enorme relevancia. Porque la Corte no sólo validó la actuación de los tribunales inferiores, sino que dejó asentado que se respetó el debido proceso, que las pruebas fueron sólidas y que la condena es consecuencia de hechos comprobados de corrupción. Y sobre todo, porque despeja definitivamente el relato del "lawfare" que durante años intentó instalar el kirchnerismo.

Desde el regreso de la democracia en 1983, sólo dos expresidentes fueron condenados por delitos cometidos en ejercicio del poder: Carlos Menem y ahora, Cristina Kirchner. Ambos casos demuestran que, más allá de las tensiones políticas y las operaciones mediáticas, la Argentina cuenta con una Justicia que, aunque lenta y perfectible, es capaz de llegar a quienes alguna vez se creyeron intocables.

La reacción de Cornejo al fallo: "Marca un antes y un después en nuestra historia"

A diferencia de lo que sucede en la Nación, Mendoza ya dio pasos firmes para darle pelea a la corrupción y fortalecer las instituciones. Nuestra provincia aprobó, en 2020, la ley de Ficha Limpia, que impide a cualquier persona con condena penal por corrupción, delitos sexuales, violencia de género, homicidio o lavado de activos ser candidato o asumir cargos públicos. En Mendoza, Cristina no podía presentarse ni como candidata a concejal. También impulsamos la Boleta Única de Papel, que garantiza mayor transparencia, reduce costos y protege el secreto del voto, y la ley de Extinción de Dominio, que permite al Estado recuperar bienes de origen ilícito antes de la condena penal firme. Son herramientas concretas, no slogans.

La frase de la Juventud Radical de hace algunos años vuelve hoy con más fuerza que nunca: "Nosotros nunca tuvimos que acompañar a un presidente a Comodoro Py". Esa consigna resume una tradición política y ética que nos enorgullece. Porque los radicales no somos perfectos, pero sí sabemos que la dignidad institucional y el respeto por la ley son condiciones innegociables para la vida democrática.

El fallo de la Corte, lejos de ser una revancha política, es un acto de Justicia. Deja claro que gobernar no es un cheque en blanco para enriquecerse, direccionar contratos ni garantizar impunidad. El mensaje es categórico: quien delinque debe rendir cuentas, sin fueros, sin privilegios, sin relato.

Naturalmente, el oficialismo nacional festejó el fallo como símbolo del fin de la impunidad, mientras que el peronismo (con la cúpula sindical y algunas agrupaciones kirchneristas) salió a rechazarlo, denunciando filtraciones y operaciones. Cristina, fiel a su estilo, no mostró arrepentimiento y calificó su condena como "un certificado de dignidad". Pero los argentinos, hartos de relatos y excusas, valoramos los hechos: y hoy, el hecho es que la Justicia habló y ratificó que hubo corrupción.

Este es el fallo completo de la Corte Suprema sobre el Caso Vialidad y Cristina Kirchner

La Argentina que queremos construir no se sostiene en slogans ni en épicas falsas. Se sostiene en instituciones que funcionan, en leyes que se cumplen y en ciudadanos que eligen con libertad y responsabilidad. Mendoza ya demostró que se puede. Hoy es momento de que el país entero siga ese camino.

Porque no se trata de una persona ni de un partido. Se trata de que, en la República, las leyes valen para todos. Y de que, como decimos los radicales desde siempre, el poder es servicio, no privilegio.

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