¡Viva el status quo! Solitos nos estamos poniendo la soga al cuello

Mientras el mundo se abre, nosotros seguimos achicando el rango de nuestra mirada y sin que nadie nos apriete, solitos nos estamos complicando. Sin tener necesidad y sin posibilidad de culpar a nadie, apuntamos a complicar lo que el mundo nos dice que es más simple de lo que pensamos.

Es llamativo que mientras en Mendoza se discute la situación de la deuda y se niegue la posibilidad de conseguir financiamiento para obras, en el exterior se valore a la provincia como una isla en medio de un océano complicado, como es la Argentina. Lo que no me llama tanto la atención a estas alturas es la tendencia que tenemos a ponernos de manera voluntaria una soga al cuello cuando tenemos las alternativas para vivir de otra manera.

El status quo al que el mendocino -no todos, pero muchos- le tiene devoción lo único que logra es que no evolucionemos, sino que involucionemos en lo poco que podemos haber avanzado. Lo peor es que en el contexto actual y con el inicio del gobierno de Rodolfo Suarez se juntaron una serie de situaciones en las que -desde mi punto de vista- estamos tomando muy malas decisiones.

Tal como lo he manifestado en reiteradas ocasiones, las manifestaciones contra la minería que derivaron en la derogación de la Ley 9209 fueron un retroceso de 100 pasos después de avanzar 10. Esa presión que hicieron muchos mendocinos -en su mayoría mal informados a través del terror- obligó a la clase política a tomar una decisión que cortó un intento importante para ampliar la matriz productiva. Ahora, y digan lo que digan, no sólo está agotada la matriz productiva, sino que está reventada. La agricultura y la industria instalada no dan para más y -por el bien de todos- esperemos que se alineen los planetas para que -con un milagro- generen los recursos necesarios para sacar al 40% de mendocinos que vive en la pobreza.

Pero como si eso no fuera poco, cortamos toda opción de reactivación a través de un sector fundamental como es el de la construcción. Los legisladores que se niegan a la posibilidad de tomar deuda que tiene como destino específico las obras, limitan el rango de acción por considerar que no es momento para hacerse de deuda en dólares. Lo curioso es que para ellos estamos en el horno y estamos muy mal, pero esta semana -y por segunda vez- la revista Bloomberg (una publicación de referencia en el mundo de las finanzas), insistió en separar la realidad del país y la de algunas provinciales puntuales, como Mendoza y Neuquén. O sea, en el fondo, desde afuera nos dicen ustedes son confiables, pero para adentro abunda la campaña del terror que dice que si tomamos deuda nos fundimos todos.

A eso, sumemos que no responde a una discusión lógica rechazar créditos del Banco Interamericano de Desarrollo con condiciones totalmente favorables, mucho mejores a las que podés salir al mercado y a los que Mendoza también puede acceder. Préstamos en mejores condiciones, imposible.

La escasa evolución en la discusión política también es propia del status quo. Seguimos eligiendo con listas sábana que no nos permiten saber a quién pusimos en la Legislatura. Con listas armadas por caudillos que -en el fondo- definen cómo se conformará el Poder Legislativo. Distinto sería si cada uno de los que está sentado en la Casa de las Leyes fuera electo con boleta única u otro sistema que permitiera elegir realmente a quienes legislan para nuestras vidas.

Hoy los legisladores no le responden al pueblo, le responden a sus jefes políticos, pero para cambiar eso se necesitan cambios de fondo y en serio. Pero ya sabemos que ni siquiera podemos pensar en hacerlo, y tampoco se nos vaya a ocurrir pensar en cambiar la Constitución. Todo tienen que seguir como está, porque pareciera que para algunos todo funciona perfecto.

Como amamos la autoflagelación, y para ponerle una guinda a la torta, a los pampeanos y camporistas que quieren boicotear Portezuelo del Viento se sumó la voz de una legisladora mendocina cercana a Guillermo Carmona. Aseguró que nadie sabe de qué se trata Portezuelo, que no sabe si es un paredón y que al mendocino no le interesa. Quizás tiene razón en el grado de conocimiento que puede tener el ciudadano común, pero es imperdonable que en su rol no sepa distinguir los beneficios de una obra de esa magnitud, es imperdonable que cualquier legislador -sin importar el color político- después de tantos años y gestiones haga este tipo de declaraciones.

Igualmente no me sorprende, porque fue una de las legisladoras que votó en contra de la modificación de la Ley 7722 usando argumentos que realmente dejaron mucho que desear. Además, y bajo su forma de ver las cosas, la mayoría de los mendocinos no sabe nada de minería, pero eso no le importó y se sumó para validar la campaña del miedo.

Resumiendo, con los tres ejemplos mencionados lo que quiero plantear es que los principales enemigos de Mendoza son los propios mendocinos. Ponemos por delante del Estado nuestras mezquindades y siempre nos quedamos "con la chiquitita" y no damos los pasos necesarios para avanzar de manera sostenida.

Basta de ponernos la soga al cuello, pensemos por una vez en el Estado, en la necesidad que tiene el 40% de mendocinos que están en la pobreza y otro porcentaje altísimo que vive ajustado. El panorama para el futuro es complicado, lo que se viene es complejo si no se toman las medidas adecuadas y se deja gobernar. Ahora, si lo que viene en el futuro nos golpea, no nos olvidemos que nosotros mismos, y algunos de nuestros representantes, desechamos las opciones y soluciones que teníamos en el camino.

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