Evitar el canto de sirenas para mantener la ortodoxia fiscal
El gobierno sabe bien que la consolidación fiscal es la principal ancla de las expectativas de inflación y tipo de cambio, también es un importante punto de venta en las negociaciones para obtener financiación en moneda extranjera. Por eso, no puede ceder ante un año electoral.
El compromiso de austeridad fiscal ha sido la piedra fundacional y la parte más importante del programa de política económica. El año 2024 cerró con un superávit primario de 10,4 billones de pesos o 1.8% del PIB y un verde financiero de 1,76 billones o 0.3% del PIB; de cara a 2025 no esperamos desvíos importantes ya que el ministro de Economía, Luis Caputo ha afirmado recientemente que este gobierno ha venido a bajar los impuestos, pero que la ortodoxia fiscal y monetaria no es negociable.
Celebramos esta promesa de evitar el canto de sirena de los recortes de impuestos sin la correspondiente reducción de gastos, especialmente durante un año electoral. El gobierno sabe bien que la consolidación fiscal es la principal ancla de las expectativas de inflación y tipo de cambio, también es un importante punto de venta en las negociaciones para obtener financiación en moneda extranjera, ya que el presidente Javier Milei sostiene que cualquier tipo de acuerdo que hagamos con el FMI o con fondos de inversión no se utilizará para financiar al tesoro, sino para restablecer el equilibrio de stocks del Banco Central. Parece poco probable que se repita lo de 2024; es probable que la recaudación de impuestos disminuya en 2025 y el factor más importante aquí será la pérdida del impuesto País que ascendió a 1,1 puntos porcentuales del PIB el año pasado. Además, prevemos una caída de los ingresos por derechos exportación e importación derivada de la apreciación del tipo de cambio.
Esto se compensará en parte con una importante recuperación de los impuestos relacionados con la actividad económica a saber: los ingresos de la Seguridad Social el Impuesto a las Ganancias y el IVA neto. Sin embargo, no será suficiente para evitar la pérdida de ingresos fiscales, de hecho, prevemos que caigan 1.5 puntos porcentuales del PIB en 2025 hasta el 15,8%.
En cuanto a los gastos, la cosa está mucho menos clara, esperamos que el gobierno siga aplicando la motosierra al gasto público, pero nos cuesta encontrar fuentes adicionales de ahorro fácil; la principal fuente de mejora vendrá probablemente de los subsidios económicos donde gran parte del trabajo ya se ha hecho por ajuste de tarifas. Además, nos parece que también podría producirse una reducción de gasto en salarios, así como de las transferencias corrientes a las provincias, sin embargo, la principal fuente de ahorro en 2024 la Seguridad Social no volverá a serlo, por eso, estimamos que el gasto en Jubilaciones y Pensiones aumente en 2025 y aunque el Gobierno seguirá recortando en otros programas sociales, no será suficiente.
Por lo tanto, prevemos una reducción del gasto fiscal, total de 1.19 puntos porcentuales del PIB en 2025 en torno al 14,1 como uno por ciento, por lo tanto, proyectamos un super primario del 1.5% del PIB para este año, aunque sería inferior al de 2024. Hay que tener en cuenta que el año pasado hubo superávit fiscal y que este año los pagos de intereses son menores, por lo tanto, seguimos previendo un superávit fiscal en 2025 de alrededor del 0,2.
El compromiso del gobierno parece inquebrantable y el objetivo nos parece más que alcanzable, no obstante, el equipo económico debe permanecer vigilante ante cualquier posible pérdida de ingresos.
Nuestros principales motivos de preocupación son la posibilidad de presiones para bajar las retenciones a las exportaciones debido a problemas de rentabilidad en el sector agrícola, un consumo privado mediocre que no traduzca el crecimiento económico en mayores ingresos fiscales y que las transacciones en moneda extranjera que fueron aprobadas recientemente conduzcan a una mayor subfacturación y elusión fiscal.