Tenemos que pensarlo dos veces

Flavia Massenzio, presidenta de la Federación Argentina LGBT y Coordinadora de la Defensoría LGBT de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.

Flavia Massenzio

Hace muy poco, en la audiencia de apelación por la condena a Marian Gómez -condenada a un año de prisión en suspenso por resistencia a la autoridad, resultado de un beso que se dio con su esposa, en la calle-, escucho que nuestra compañera referente María Rachid, tomando la palabra, en calidad de Amicus Curiae por la Federación Argentina LGBT+, les dice a los jueces de Casación: "Lo tenemos que pensar dos veces", en referencia a cuando nos subimos a un taxi, a cuando caminamos de la mano, a cuando nos besamos en un restaurante, en una plaza, en el subte o en el domo de Constitución. Porque esa visibilidad, la visibilidad lésbica, hoy tiene costo: puede ser una mirada curiosa, un "piropo" grosero, insultos, agresiones, todo tipo de violencias, de amenazas, y hasta te pueden condenar penalmente, o te pueden matar.

Esas violencias han tenido su origen en el sentido común, construido en años de relatos y de normativas -ya derogadas-, para las que fuimos consideradas enfermas (hasta los '90, los manuales de listados de enfermedades mentales consignaban a la "homosexualidad" como delito). Muchos artículos de códigos contravencionales y de faltas condenaban expresamente la "homosexualidad" y el "travestismo". O era pecado -para muchas religiones aún lo somos-. Ese relato es parte del disciplinamiento del sistema patriarcal y machista que busca regular nuestras conductas, nuestras identidades; que busca que tengamos miedo de ser quienes somos tratando de encasillarnos en la heteronorma.

Es por ello que buena parte de la sociedad, aún en la Argentina que el año pasado celebró con orgullo los 10 años de Matrimonio Igualitario, sostiene esas miradas condenatorias hacia nuestros besos y nuestra visibilidad. En especial, la visibilidad lésbica. Y pese a todo ese costo, y a esa historia, la visibilidad sigue siendo la mejor estrategia y herramienta de lucha de las organizaciones contra esos pretextos discriminatorios, contra los prejuicios y las violencias que esos besos pueden generar. Es la visibilidad la mejor forma de derribar y de deconstruir aquel relato del disciplinamiento, que por supuesto debe ir acompañado de políticas públicas en ese sentido, como la necesaria reforma a la Ley Antidiscriminatoria Nacional, que desde la FALGBT+ junta a otras organizaciones y el INADI, venimos impulsando en el Congreso Nacional.

El 7 de marzo de 2010, en un barrio de la ciudad de Córdoba, Natalia "Pepa" Gaitán fue asesinada por ser lesbiana, por el padrastro de su novia, de un escopetazo en el pecho. La Fulana, histórica organización de lesbianas y de mujeres bisexuales, presentó el primer proyecto de ley, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, para que ese día no sea uno más. En 2013, se aprobó como el "Día de la Visibilidad Lésbica", y eso impulsó iniciativas en distintas ciudades y provincias del país, fecha que fue transformándose en un ícono de lucha contra la violencia y los crímenes de odio hacia las lesbianas.

Este 7M, que consagra el Día de la Visibilidad Lésbica en nuestro país, a 11 años del asesinato de la Pepa Gaitán, están más vigentes que nunca estas necesarias estrategias de visibilidad, para qué en cada plaza, calle, subte, estación de tren o cualquier espacio público del país no tengamos esa fea sensación de tener que pensarlo dos veces para disfrutar de un beso.

LA AUTORA. Flavia Massenzio, presidenta de la Federación Argentina LGBT y Coordinadora de la Defensoría LGBT de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.


Esta nota habla de:
¿Argentina debe tomar partido activo en el conflicto del Medio Oriente?