Fuegos artificiales en los cielos de un país que no festeja nada

El presidente convocó a los gobernadores a una puesta en escena dolorosa: devaluar a los próceres poniéndolos en billetes que cada minuto en que demoró discurseando perdieron más valor. Y dijo festejar los 75 años de su partido con un billete que usarán todos, inclusive los que no adhieren a la fuerza que preside formalmente.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

Hay una actitud matriz del gobierno nacional que pasa por sobreactuar cuestiones accesorias, a las que celebra como "logros" y en las que prioriza la inversión de los escasos recursos, en lugar de dedicarse especialmente a resolver los problemas de fondo.

Si no es torpeza e incapacidad, podríamos afirmar rotundamente que se trata del ejercicio de un cinismo descarado. No hay otra forma más allá de estas dos de encasillar hechos como el ocurrido este lunes, en el que un presidente moviliza a los gobernadores a un show en el que le cambia los dibujos al papel pintado al que le llama "moneda", justo sabiendo que cada minuto que pasaba de ese acto, cada billete valía menos.

El problema argentino no es qué ilustra a los billetes, sino que no valen nada, no tienen respaldo. Más al fondo, si no se errara en el diagnóstico, el gobierno sabría que el problema a solucionar es el acceso de millones de personas a esos papelitos para poder comprar comida, básicamente, para comerla en la mesa familiar y no en algún comedor de las entidades paraestatales políticas en donde les toman asistencia para mantenerlos controlados y hasta es posible que alguien se alegre por tener más gente bajo su tutela.

Nuevos billetes que nacen viejos: el valor actual en dólares de los billetes

A falta de soluciones reales, la mística suele servir de motor para subsistir en la gestión: es como un efecto psicodélico del enamoramiento en lo que uno hace, ya que ve brillos alrededor de cualquier cosa que se proponga, tenga o no trascendencia, acredite o no valor. Como un billete de peso argentino que no sirve para comprar mucho, pero al que se disfraza con imágenes de las que se espera que mágicamente le devuelvan si no utilidad, al menos prestigio indirecto o fama, esa última instancia a la que acuden los que no tienen mucho talento por el cual hacerse respetar.

En esa mística, es posible que se le endilgue al cambio de ilustraciones en los billetes un acto de "soberanía", cuando en realidad no es más que una coartada ante el fracaso frente a la inflación y el rumbo errático y azaroso de la economía.

"Igualdad y soberanía en nuestra moneda https://t.co/NOpFS0VQPk #VuelvenLosPróceres y los presentamos con este gran video que nos muestra el proceso de diseño de la nueva familia. Video del cual fui productor con ayuda del hermoso equipo de audiovisual del ministerio de cultura", tuiteó @FranNGabrielli y lo retuiteó Rodolfo Gabrielli, el director de la Casa de Moneda, exgobernador de Mendoza y exministro del Interior de Adolfo Rodríguez Saá, entre otros cargos.

La mística exagerada de quienes están a la cabeza de un Estado lleno de gente y a la que cada día se suma más al Funcionariato. Que hace "como que", pero no termina de encargarse de su misión.

Pasa con los papeles pintados, y también con otras gravedades cotidianas: los femicidios, en un país lleno de funcionarios cuyos cargos enuncian que terminarán con ellos; los derechos humanos, en la tierra donde la situación de sectores postergados están a la espera de que en el gobierno lleguen al ahora desde el largo camino ideologista de los años '70, que disimula y se distrae de las violaciones actuales, o que pretende bajarles el precio frente a su memoria selectiva.

Estos son los nuevos diseños de los billetes argentinos

Millones y millones en fuegos artificiales en un lugar en donde no solo no hay nada que festejar, sino todo lo contrario: la vida cotidiana es un lamento por H o por B. Un gobierno que no da pie con bola y, además, entretiene a todos sus funcionarios si no en puestas en escena de espejismos, en peleas por más y más poder para seguir allí en donde están a lo largo del tiempo.


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