Los cadáveres de Alberdi y Rosas

La historiadora Luciana Sabina cuenta en esta nota qué pasó con los cuerpos de Juan Bautista Alberdi y Juan Manuel de Rosas. Los videos con los traslados de sus restos.

Luciana Sabina

Una constante necrológica, bastante común entre las páginas de nuestra historia, es constituida por los viajes póstumos y continuos cambios de morada que han padecido los cadáveres de ciertos personajes relevantes.

Entre los casos más llamativos está sin duda el de Alberdi, quién ya pasó por cuatro tumbas desde su muerte en 1884 y que fue "archivado". Tras reposar en dos tumbas francesas, llegó a nuestro país en 1889 para ocupar el magnífico monumento que el Congreso de la Nación le construyó en la Recoleta. 

Por designios menemistas, el tucumano regresó a su provincia natal en 1991.

 Aparentemente la idea fue "empoderar" a Palito Ortega utilizando aquel cadáver en los actos de campaña. Según el historiador Eduardo Lazzari tras el triunfo justicialista, el ataúd de Alberdi fue olvidado en una oficina de la Casa de Gobierno tucumana y comenzaron a apilar expedientes sobre él. Luego de diez años -y por la queja de un ministro de la Corte Provincial- le hicieron el catafalco actual.

Pero este no fue el único movimiento menemista de índole fúnebre. Tras caer en la Batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852, Juan Manuel de Rosas fue rescatado por los británicos y terminó sus días en su segunda patria. Previendo el final dejó establecido en su testamento que su funeral constaría solamente de "una misa rezada, sin pompa ni aparato alguno" (Art. 3) y que sus restos debían ser inhumados "en el Cementerio Católico de Souhtampton, en una sepultura moderada, sin lujo de clase alguna, pero sólida, segura, y decente" (Art. 4). 

 Aparentemente la idea fue "empoderar" a Palito Ortega utilizando aquel cadáver en los actos de campaña. Según el historiador Eduardo Lazzari tras el triunfo justicialista, el ataúd de Alberdi fue olvidado en una oficina de la Casa de Gobierno tucumana y comenzaron a apilar expedientes sobre él. Luego de diez años -y por la queja de un ministro de la Corte Provincial- le hicieron el catafalco actual.Pero este no fue el único movimiento menemista de índole fúnebre. Tras caer en la Batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852, Juan Manuel de Rosas fue rescatado por los británicos y terminó sus días en su segunda patria. Previendo el final dejó establecido en su testamento que su funeral constaría solamente de "una misa rezada, sin pompa ni aparato alguno" (Art. 3) y que sus restos debían ser inhumados "en el Cementerio Católico de Souhtampton, en una sepultura moderada, sin lujo de clase alguna, pero sólida, segura, y decente" (Art. 4). Daguerrotipo de Juan Manuel Rosas.

Daguerrotipo de Juan Manuel Rosas.

Años más tarde, específicamente en 1873, agregó que sería así "hasta que en mi patria se reconozca y acuerde por el gobierno la justicia debida a mis servicios". Dicho reconocimiento llegó con los historiadores revisionistas durante mediados de los años 30' del siglo pasado y tomaron relevancia en 1973 bajo la sombra de Juan Domingo Perón, quién inició tratativas con el gobierno inglés para repatriarlo. Dichas negociaciones tuvieron un parón esperable debido al conflicto de Malvinas.

Finalmente, a las 3 de la tarde del 21 de septiembre de 1989, el cuerpo de Rosas fue exhumado en el cementerio de Southampton e inició un viaje hacia nuestro país finalizando en el panteón familiar de la Recoleta.

Como muestra hemos seleccionado sólo dos casos, pero son numerosos los episodios en que los restos de grandes personajes históricos argentinos fueron utilizados políticamente. 

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