"El Macho Man ya no parece tan Alfa": cómo demoler la Trump Tower que gobierna EEUU

El presidente de EEUU se ve atacado, desde su visión, por una situación de pinzas como son la pandemia y el asesinato de George Floyd. Él mismo parece creerse la víctima. La prensa describe sus últimos movimientos como anárquicos y furiosos. Todo, aumentado por el contexto electoral.

Equipo Memo

La prensa estadounidense se ha lanzado a la caza de Donald Trump. En pleno año en que se elige a su sucesor, la situación es insólita: el opositor Joe Biden, demócrata, no logra cuajar y ni siquiera ha sido proclamado por su partido como candidato luego de que sus adversarios internos renunciaran a la competencia. Pero el caso siempre expuesto a las luces, cámaras y micrófonos es la del presidente Donald Trump, que compite por la reelección ante un Partido Republicano, el suyo, que permanece atónito e incapaz de sugerir alternativas.

La pandemia de covid-19 llegada justo desde China, el país elegido por el gobierno estadounidense como "nuevo enemigo" comercial de gran escala, le hizo tener que buscar más adversarios afuera, monstruos a los que azuzar con culpas que tendrán o no, pero que le sirven para seguir cumpliendo su rol. Así surgió, esta vez y rodeado de cadáveres por la pandemia, la Organización Mundial de la Salud.

Aun en medio de todo esto, la policía de Mineápolis asesinó al afroamericano George Floyd y el país estalló en protestas. La mayoría buscan el definitivo cambio de paradigma racista; otros ocasionan destrozos que le dan pie a Trump para meter más miedo: "Una oportunidad para los terroristas", dicen a su alrededor sobre las marchas. 

Mezclado todo con el clima electoral, la prensa busca ya no tanto apoyar a Biden como alternativa. Es el candidato más "pro afroamericanos" y tiene el apoyo de Barack Obama, pero está "pinchado" y no rebota. Lo que se intenta desde muchos sectores es que algún golpe haga mella en Trump, de una vez por todas. Contenidos ante quien consideran "un bravucón", habiendo sufrido su escarnio y provocacines, concita la atención de los ya hartos.

Así, un artículo de Susan B. Glasser en la revista progresista The Newyorker no ahorra términos. Y dijo:

- Hubo un momento el sábado por la tarde cuando el presidente Trump se paró en un tejado en Florida por lo que podría haber sido un momento muy necesario de unidad nacional. Una nave espacial hecha en los EE. UU. Estaba a punto de despegar de Cabo Cañaveral, con destino a la Estación Espacial Internacional con astronautas a bordo, la primera vez que una nave estadounidense lo había hecho en nueve años. Trump estaba tan ansioso por presenciar el lanzamiento que había volado a Florida dos veces, primero por un esfuerzo fregado, el miércoles, y luego un regreso, el sábado. En el corto tiempo transcurrido entre los intentos de lanzamiento, el país, que ya lucha con la muerte de cien mil estadounidenses por covid -19 y la devastación económica concurrente, explotó por el asesinato policial de George Floyd. Capturado en video, el horrible acto en Minneapolis condujo a días de protesta , caos y saqueos. Sin embargo, cuando Trump llegó a Cabo Cañaveral, parecía querer un anuncio de campaña, no un momento de reconciliación estadounidense, y poco después entró en la azotea, la canción "Macho Man", de Village People, un elemento básico de su campaña. Comenzaron a sonar desde los altavoces de las manifestaciones. El espectáculo de un disco homenaje florido al presidente en ese momento no podría haber sido más discordante, o el mensaje más claro: se trata de Trump. Siempre lo es.

- Unas horas más tarde, el sábado, después de que Trump voló a Washington desde Florida, se retiró a pasar la noche detrás de los altos muros de su mansión ejecutiva fortificada, defendido de una multitud enojada por un enjambre de policías antidisturbios y guardias nacionales fuertemente armados. Durante doce horas, Trump no tuiteó nada, mientras los incendios se desataban afuera. Trump no ofreció nuevas versiones de sus tuits de hostigamiento racial del sábado por la mañana, sobre "perros viciosos" y tácticas de tipo duro, para detener los disturbios. Tampoco mencionó la multitud de contramanifestantes pro Trump que había tratado de convocar esa mañana a la Casa Blanca, pero que no había logrado materializarse por completo. El Macho Man ya no parecía tan alfa. 

En tanto, un informe del influyente portal Politico.com dio cuenta en forma detallada de cómo el equipo del presidente Trump se desplegó durante el fin de semana para tratar de dar respuestas ante el ataque con pinzas al que se creen destinados: el coronavirus y las marchas anti racistas.

En este caso, se dio cuenta de que ya no solo Trump estaba bajo ataque directo (los más conspicuos hasta lo creen más víctima que el propio Floyd) sino que anotaron la posibilidad de una campaña que señala un vacío de poder, lo que ya todos pueden imaginar que puede provocar en un onmipresente Trump: querer hacer sentir que tiene todo el power, de la manera más brutal.

Así, Politico.com dio cuenta de un detalle:

- El discurso de Trump por la noche del lunes se produjo días después de que lo llevaron a un búnker de la Casa Blanca al comienzo de las protestas en el Parque Lafayette, lo que provocó un burlón "¿Dónde está Trump?" mensaje para circular durante el fin de semana en línea.

- La comentarista conservadora Ann Coulter, autora de "In Trump We Trust", cuestionó la razón de su falta de visibilidad después de la violencia del sábado por la noche. "¿Es posible que Trump haya renunciado y simplemente no hayan llegado al comunicado de prensa?", escribió en Twitter el domingo por la noche.

Trump puede hacer lo que quiera con tal de que otros no lo demuelan. Inclusive, implosionar.


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