Francisco ya puede renunciar en paz
Al papa Benedicto le tocó tanto subir a los Cielos como bajar a los Infiernos. Ha muerto uno de los intelectuales más importantes del Siglo XX, pero que no logró reemplazar a Juan Pablo II íntegramente.
Josep Ratzinger representaba al establishement del Vaticano cuando le ganó a Jorge Bergoglio la pulseada que lo colocó en el Sillón de San Pedro, como "representante de Dios en la Tierra", tal como lo indica el dogma católico, bajo el nombre de Benedicto XVI.
Carente de carisma, fue un contraste fuerte con el fallecido Karol Wojtila, Juan Pablo II, a quien suplantó pero no logró reemplazar en absoluto.
Fue, sin embargo, uno de los grandes intelectuales que tuvo el mundo en el siglo XX. El poder lo concibió desde la disciplina al dogma tradicional. Pero le tocó caminar por una alfombra repleta de basura, hasta que trastabilló.
Si bien lo sostenía la poderosa Curia Romana, el cardenal alemán solo gozaba de prestigio, pero el mando querían seguirlo ejerciendo las camarillas que ocultaron grandes negocios inmobiliarios, una banca vaticana oscuramente permeable al lavado de activos del crimen y el terrorismo y sobre todo, un tsunami de abusos a niños que habían permanecido encubiertos por el ahora santo polaco Jua Pablo.
Murió el Papa emérito Benedicto XVI a los 95 años
La entrada de luz tras los oscuros muros del Vaticano dejaron en claro que al ser elegido y ganarle al obispo de Buenos Aires en la 'elección', Ratzinger subió a los Cielos y bajó a los Infiernos en un santiamén. Renunció.
Y ahora el pontífice del Fin del Mundo quisiera instaurar aquella excepción como alternativa habitual ante la imposibilidad de ejercer al 100 por ciento la tarea.
Pero Bergoglio no podía dejar el papado con otro papa en la misma situación. Así lo confirman algunos de sus allegados, que lo notan altivo en sus propósitos aun incumplidos, agobiado por la amenaza de cisma de los sectores que se oponen a sus reformas y afectado en su salud física.
Bergoglio, al asumir, había dejado dicho que no "duraría más de 3 años" y sin embargo, ya va por la década como Papa. Por cierto -y aunque suene áspero comentarlo- se señala en los pasillos de los palacios pontificios que a Francisco le aterraba pensar que Ratzinger le pudiera sobrevivir.
La situación de rareza en la Iglesia Católica que volvió en el Siglo XXI de la mano de la sangría de fieles producida por la falta de confianza en sus clérigos, se volvería aun más extraña si el Cielo convocaba antes al argentino que al alemán.
La muerte de Benedicto XVI, entonces, descomprime la situación política de la "Santa Sede".