Nuevo presidente de la Corte: el peronismo podría actuar igual que en el Senado

Para las 12 de este viernes están convocados los siete integrantes de la Suprema Corte por su titular interino, Julio Gomez, para elegir al sucesor en la Presidencia de Jorge Nanclares. Hay mar de fondo y los jueces que provienen del peronismo, sin pertenecer al partido, podrían terminar acatando una especie de "mandato partidario".

Desde la efectivización de la renuncia de Jorge Nanclares a la Corte, el máximo tribunal de Mendoza se quedó sin presidente e, interinamente, ejerce el cargo Julio Gómez. El exsubsecretario de Justicia y exsenador justicialista entre 1990 y 1994, recibió el miércoles el pedido de sus pares Dalmiro Garay, José Valerio, Pedro Llorente y la recientemente incorporada Teresa Day, de realizar una elección de un nuevo presidente para que complete el mandato que dejó vacante el renunciante.

A la sazón, estos cuatro ministros son radicales y, del otro lado, quedan tanto Gomez como Mario Adaro y Omar Palermo.

Así planteadas las cosas, todo indicaría que con 4 radicales y 3 peronistas, la presidencia quedaría en manos de un radical. Descartada Day porque es nueva y por el planteo que el peronismo sostuvo en la Sala 2 (de mayoría peronista con Adaro, Palermo y Valerio) en torno a que debía determinar si cumplía con los requisitos para formar parte del Tribunal, queda la posibilidad de que el exministro de Gobierno de Alfredo Cornejo, Dalmiro Garay, asuma la presidencia o bien lo haga Valerio.

Sin embargo, al realizar el recorrido por las fuentes políticas y tribunalicias, existe la posibilidad de que aunque formalmente Gómez haya convocado a la reunión de elección de Presidente para hoy a las 12, los jueces peronistas no vayan, como no concurrieran (por mandato partidario) los senadores a la sesión en que Day fue consagrada ministra.

Es cierto que nadie habla en estos términos en la Corte, porque en lo formal ninguno ya es miembro de ningún partido, ya que debieron renunciar a su afiliación y militancia expresa. En lo práctico, cada quien sigue con sus ideales, amores y desamores intactos.

Si no concurrieran a la hora señalada dos o tres de los ministros, la elección, de todos modos, podría realizarse igual, ya que no correspondería una acefalía de la titularidad de la Suprema Corte una vez que ya no está Nanclares, su anterior presidente, y están designados sus siete integrantes.

Pero si el afán es finalmente político y no jurídico, la elección de Garay o Valerio le servirá al peronismo como argumento para señalar una vez más como un acto fuera de consenso la elección del nuevo presidente, y continuar en su serie de señalamientos al gobierno provincial que incluyen no solo sus cuestionamientos partidarios a Teresa Day, sino una amplia gama de frentes de conflictos abiertos.

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