La "revolución" de los fármacos para perder peso

La farmacéutica Novo Nordisk -detrás de estos productos "milagrosos"- se posicionó como la empresa más valorada de Europa y evitó que la actividad de Dinamarca se contrayera. Su influencia, en todo caso, provoca preocupación.

La popular cadena norteamericana de donas, Krispy Kreme, se encontró esta semana con una amenaza que no vio venir. Truist Securities -compañía financiera de Wall Street- rebajó la calificación de sus acciones desde "comprar" a "mantener" y redujo el precio objetivo de US$20 a US$13. Con ello, sus acciones cayeron hasta 3,6%. 

La reducción de la nota, sin embargo, no se debió ni a la aparición de un nuevo competidor, ni a la aprobación de regulaciones, ni a un impacto en la imagen de la compañía, sino que al auge de los medicamentos para bajar de peso que dan sensación de saciedad, como Ozempic y Wegovy, comercializados, principalmente, por la farmacéutica danesa Novo Nordisk. 

Y es que la compañía está generando un impacto económico que pocos fueron capaces de advertir. Pues no solo se ha convertido en un actor a tener en cuenta por las empresas que comercializan productos azucarados, sino que también ha sido capaz de levantar la economía de todo un país, como ocurrió en Dinamarca.

Todo esto, gracias al "milagroso" medicamento para bajar de peso, que llevó a la gigante a destronar a Louis Vuitton como la empresa más valiosa de Europa. 

En 2021 Novo Nordisk dio un gran paso en lo que se convertiría -hasta ahora- en su producto más exitoso. Ese año, el medicamento Wegovy fue aprobado por el regulador de Estados Unidos. En un país en el que el 70% de la población adulta padece obesidad o sobrepreso, el producto se comenzó a comercializar rápidamente. Y es que Wegovy consiste en un tratamiento que se inyecta una vez a la semana y que proporciona a las personas una sensación de saciedad, por lo que quienes lo usan comen menos y, por lo tanto pierden peso. 

Hasta hoy, entre las personalidades conocidas que usan Wegovy está el multimillonario Elon Musk, pero también es popular entre artistas de Hollywood y el público en general de EE.UU. 

Tanto Wegovy como Ozempic, un tratamiento para la diabetes con efectos parecidos, han sido apuntados por muchos como medicamentos "milagrosos", aunque los especialistas han sostenido que no deben tomarse como sustitutos de las dietas saludables y el ejercicio. Hace unos meses la farmacéutica registró otro hito. Wegovy se lanzó en Reino Unido -otro país con altas tasas de obesidad- y con el alza de sus acciones, destronó a Louis Vuitton, la marca de lujo francesa, como la compañía más valorada en Europa. 

La alta demanda de sus productos obligó a Novo Nordisk a hacer envíos limitados a varios países, mitras hace todo lo posible por aumentar la fabricación. Las cifras de Novo Nordisk han dado cuenta del éxito comercial de sus medicamentos. La farmacéutica obtuvo unos beneficios de casi US$ 7.000 millones en los seis primeros meses de este año, lo que equivale a un 32% más que el mismo periodo del año pasado. 

Su acción, por otra parte, se llegó a disparar hasta un 34% por sobre el valor con el que abrió el año. Pero el auge de la compañía -y de sus medicamentos- extiende sus tentáculos mucho más allá de lo imaginable. Y es que los efectos sobre su país de origen -Dinamarca- y las consecuencias para otras industrias ya han hecho sentir. Y no hay claridad de hasta dónde llegarán.

El "positivo" pero "preocupante" efecto en la economía danesa 

Entre enero y junio de este año la economía danesa debió haber caído un 0,3%, en lo que habría sido la primera recesión desde la pandemia del coronavirus. Pero no fue así. Esto gracias a Novo Nordisk y la comercialización de Ozempic y Wegovy. Y es que gracias a las ventas de la compañía, el segundo trimestre del año, la economía danesa creció un 0,3% respecto a los tres meses inmediatamente anteriores. Y en la totalidad de la primera mitad de 2023, el PIB se expandió un 1,7%. "Si Novo Nordisk no estuviera aquí, Dinamarca no habría registrado ningún crecimiento" sintetizó Las Olsen, economista jefe del Danske Bank, la mayor institución financiera del país.

Pero los efectos no se detienen ahí. Pues el auge de las ventas de Ozempic y Wegovy también tuvo consecuencias sobre la política monetaria de Dinamarca. Y es que las ventas de ambos medicamentos permitieron la entrada de dólares estadounidenses en la economía danesa, lo que contribuyó a subir el valor de la moneda de ese país, la corona. 

Así, el Banco Central de ese país pudo abstenerse de elevar los tipos de interés al ritmo acelerado al que lo ha hecho el Banco Central Europeo. Todo esto ha llevado al gobierno danés a duplicar su proyección de crecimiento en lo que queda del año: del 0,6% que preveía en mayo, al 1,2%. A pesar de esto, en el país no se oculta la preocupación por estar dependiendo demasiado de una sola empresa. Y es que la capitalización bursátil de Novo Nordisk es de US$410.000 millones y ya supera el PIB anual de Dinamarca, que fue de US$400.000 millones el año pasado. 

Así, desde el país nórdico, existe temor de que la suerte de Novo Nordisk termine -en caso de un mal escenario- arrastrando al país completo, tal como le ocurrió a Finlandia con Nokia.

El inesperado impacto en los productos azucarados 

Lo que ocurrió con la popular cadena de donas, Krispy Kreme -la reducción de la calificación y la caída de las acciones- encendió las alarmas de la industria. Y es que las proyecciones para la cadenas de snacks envasados no son del todo claras. Esto, porque auge de los medicamentos para bajar de peso como Ozempic y Wegovy -también conocidos como GLP-1- podría incidir directamente en su negocio, pues su efecto es precisamente el de producir sensación de saciedad. 

Los analistas de Truist Securities, dirigidos por Bill Chappell, señalaron, en relación a la reducción de la calificación, que "nos resulta difícil recomendar el nombre (Krispy Kreme) al menos hasta que la onda GLP-1 haya comenzado a formarse". 

Chappell agregó además que "no tiene idea" de cuál será el impacto de los GLP-1 en el consumo general de alimentos, y que ese "es el problema". Es demasiado pronto para que haya una estimación precisa, agregó. Otro factor que agrava el problema es que el crecimiento de los ingresos brutos de la mayoría de las empresas ha sido impulsado por el precio en los últimos dos años, lo que Chappell cree que "solo alimentará la narrativa del GLP-1 a medida que los beneficios de los precios retrocedan y el crecimiento general de las ventas se desacelere en los próximos años". 

"Creemos que, en el mejor de los casos, las acciones quedarán estancadas en un patrón de retención con un fuerte potencial de contracción múltiple adicional a medida que el impacto inicial del uso de GLP-1 se vuelva más evidente", adicionó Chappell. Con todo, no solo Krispy Kreme se ha visto afectada. Y es que a comienzos de este mes, Barclays Plc, compañía de servicios financieros, rebajó su recomendación sobre el fabricante de chocolate suizo Barry Callebaut AG y la empresa azucarera alemana Suedzucker AG. Esto, por considerar que los GLP-1 plantean un "caso bajista estructural para los ingredientes alimentarios".

De todos modos, el auge de los medicamentos no significaría una crisis de carácter profundo para las empresas que comercialicen alimentos de este tipo. De hecho Chappell cree que Krispy Kreme seguirá ganando participación de mercado en la categoría mundial de snacks y aumentará sus volúmenes en 2023. Así, pareciera que los nuevos medicamentos para combatir la obesidad y el sobrepeso no solo tendrán efectos sobre la salud de la población, sino que también podrían modificar a la industria alimentaria tal y como la conocemos. 

Algunos esperan, de hecho, que en línea con lo empujado por los laboratorios, las compañías que venden alimentos comiencen a pensar en productos más sanos o, incluso, que generen menos sensación se saciedad. Barclays Plc, de hecho, aludió a aquello. Dijo que había un "debate real" sobre si Danone S.A. podría salir ganadora de la enorme demanda de los medicamentos, destacando su enfoque en categorías más saludables como el yogur y el agua.

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