Mendoza: entre los caminos del vino y los caminos de la libertad
Juan Marcelo Calabria cuenta aquí las "Historias del vino", en una Mendoza que se suma al Pasaporte Nacional Sanmartiniano.
Mendoza, la provincia que destaca a la sombra de los Andes abraza dos de sus mayores legados: el arte milenario de la vitivinicultura y las rutas de la libertad. Así sin duda nuestra tierra se destaca en el escenario internacional por dos de sus grandes patrimonios: la experiencia única de transitar los Caminos del Vino, que desde hace décadas invita a visitantes y locales a recorrerlos, a los que suma su riqueza histórica a través de las rutas y el legado sanmartiniano y que esta semana sumó un eslabón más a través del programa Caminos de la Libertad: Pasaporte Nacional Sanmartiniano. Aunque aparentemente dispares, ambos son piezas fundamentales de la identidad provincial y nacional, en donde el pasado y el presente convergen, para brindar una experiencia única.
Recordemos que los Caminos del Vino se han convertido en un emblema del enoturismo, atrayendo visitantes que buscan más que una copa; buscan historias, tradiciones y el encanto de una tierra que se expresa a través de sus bodegas. Cada recorrido entre viñas revela los secretos de generaciones dedicadas al arte de la vinificación y celebra el esfuerzo de convertir este producto en un símbolo de calidad y orgullo.
Esta semana con la presentación del pasaporte sanmartiniano, el programa Caminos de la Libertad propone una travesía por los escenarios que marcaron la gesta sanmartiniana, invitando a vivir la historia desde los mismos senderos que recorrió el Libertador. Este pasaporte no es solo una herramienta para descubrir lugares, sino una puerta hacia el alma de los hitos que definieron el destino de América del Sur, a través del Plan de Liberación Continental ideado y puesto en práctica por San Martín desde Cuyo.
La conjunción de estas propuestas no es casual. Ambos caminos materializan valores que trascienden lo tangible: el esfuerzo colectivo, la pasión por preservar tradiciones y el compromiso de proyectar al mundo las bellezas de Mendoza y Argentina. Ambos recorridos, en su esencia, son embajadores de una identidad que cautiva y conecta. Con 487 establecimientos vitivinícolas abiertos al turismo en 17 provincias, de los cuales 230 bodegas se encuentran en Mendoza con la mayor participación en el enoturismo y los caminos del vino conformando una de las redes más importantes del sector.
Por otra parte el Pasaporte Nacional Sanmartiniano invita a recorrer 83 sitios en 11 provincias y CABA, de lo más de 116 relevados y que por razones lógicas de espacio y de tiempo no pudieron incluirse en su totalidad, incluso Mendoza con sus más de 50 sitios sanmartinianos participa sólo con 28, y así el caso de cada jurisdicción que ha tenido que realizar una selección que permita un número razonable de lugares a recorrer en una primera etapa, pero que sin duda marcan el principio de un gran recorrido para poner en valor las rutas, sitios, bienes y lugares sanmartinianos en todo el país, y quizás para volver a motorizar el proyecto de declaración de las Rutas Sanmartinianas como Patrimonio de la Humanidad.
El impacto de estas iniciativas surge como complemento de las reservas naturales, la ruta gastronómica y los demás atractivos turísticos de Mendoza. El enoturismo y las rutas históricas no solo generan las posibilidades de desarrollo, empleo y fortalecen la economía local, sino que transforman la manera en que se vive el turismo, especialmente el turismo cultural, histórico y patrimonial. Proponen experiencias completas que mezclan sabores, paisajes y relatos en una oferta irresistible para quienes buscan conocer y sentir profundamente a través de experiencias únicas que logran una perfecta armonización durante su estadía. Pero además no son únicamente una propuesta válida para los visitantes tanto nacionales como extranjeros, sino también un buen programa para los locales.
Además, existe un vínculo simbólico entre ambos patrimonios. Durante los preparativos de la campaña libertadora, las viñas brindaron sustento y recursos al ejército sanmartiniano, mostrando que estas tierras han sido testigos de grandes gestas que hoy se celebran y reviven. Resulta oportuno destacar que, el turismo cultural, según la UNESCO, es una herramienta clave para preservar y promover la identidad de los destinos y sus comunidades. Este tipo de turismo no solo se centra en la visita a sitios históricos o culturales, sino que busca una inmersión profunda en las costumbres, tradiciones y gastronomía de las comunidades locales. La Carta Mundial de Turismo Sostenible destaca que el turismo cultural debe ser responsable, integrador y sustentable, contribuyendo al desarrollo socioeconómico de las comunidades y fomentando el intercambio transcultural entre visitantes y anfitriones.
Por otra parte, la Organización Mundial del Turismo (OMT) define el turismo cultural como una actividad que permite a los visitantes experimentar y consumir los atractivos culturales, tanto materiales como inmateriales, de un destino. Esto incluye desde el patrimonio arquitectónico y artístico hasta las tradiciones culinarias y las formas de vida de las comunidades, sus anécdotas, historias y legado. Este enfoque, conocido como turismo de experiencias, busca conectar emocionalmente al viajero con el lugar, generando recuerdos duraderos y un impacto positivo en la economía local.
El turismo cultural, cuando se gestiona adecuadamente, puede convertirse en un motor de desarrollo que respete y revitalice las tradiciones, lenguas y rituales de las comunidades, fortaleciendo su identidad y su papel en la gestión del patrimonio. Promover estos caminos no solo es una estrategia turística, sino un acto de preservación, y cuidado del patrimonio y legado para las futuras generaciones. Sin olvidar que cada turista, visitante o local que recorre una bodega o camina por las rutas sanmartinianas se lleva consigo un fragmento de la esencia mendocina, multiplicando el alcance de su riqueza cultural y difundiendo nuestra marca y sus bondades en su lugar de origen, porque no hay mejor publicidad para un destino que la referencia de quienes ya lo han visitado y vivenciado.
La comunicación de estas iniciativas busca inspirar y emocionar, aprovechando el creciente interés mundial por experiencias que eduquen y transformen. Mendoza se posiciona, así, como un destino capaz de ofrecer algo más que paisajes: ofrece memorias, experiencias y sabores que perduran. A través del Pasaporte Nacional Sanmartiniano y los Caminos del Vino, la provincia reafirma su liderazgo en turismo cultural y vitivinícola, mostrando cómo dos trayectorias aparentemente paralelas pueden complementarse para construir un mensaje integral y potente. Desde los oasis de nuestro desierto que producen vinos premiados hasta los senderos cordilleranos que evocan el espíritu libertador, Mendoza se confirma como una tierra donde cada rincón tiene algo para contar. Porque recuerden: nada mejor que un buen vino para contar una buena historia.
¡Salud y a disfrutar Mendoza!