Un nuevo eufemismo: "No hay atraso cambiario, los precios están adelantados"
El Gobierno intenta disimular lo que todos advierten, aunque no logra despejar la preocupación. Escribe Rodolfo Cavagnaro.
Durante toda la semana hubo muchas especulaciones acerca de la posibilidad de que se genere una devaluación por exigencias del FMI para otorgar el préstamo que el gobierno necesita para poder salir del cepo. No obstante, tanto el presidente Milei como el ministro Caputo negaron cualquier posibilidad con diferentes argumentos.
Para el presidente, Argentina arrancaría el 2026 sin cepo, pero no dijo que se eliminaría el 1 de enero de ese año, sino que el año comenzaría sin él. Entre otras cosas, Milei afirmó que esa sería la fecha límite para el caso que Argentina no consiga el fondeo necesario para limpiar los pasivos del Banco Central. Pero, dijo, si se consigue el apoyo del FMI podría salirse antes, sin más precisiones.
Fue el ministro Caputo es que se explayó un poco más con la idea de generar más dudas. Negando la posibilidad de una devaluación, el ministro ensayó la frase del comienzo: "el tipo de cambio no está atrasado, los precios están adelantados". En la misma oportunidad Caputo advirtió que si se consiguiera el financiamiento eso no significaría que se saldría del cepo automáticamente.
Para esto, explicó las condiciones necesarias para salir del cepo y estas serían que la inflación real coincidiera con la inflación inducida por el gobierno, que la base monetaria coincida con la base monetaria amplia, lo que significaría que la dinámica de la economía absorbió los pesos excedentes, entre otras. Por lo tanto, las fechas son todas relativas y casi seguro que no sería hasta después de las elecciones.
Las presiones internas
El gobierno, pero sobre todo el ministro, comienzan a percibir las presiones de distintos sectores que sufren las asimetrías que se generan por medidas muy de libre mercado contra otros resabios antiguos que no terminan de removerse. Otro problema serio sigue siendo el de los impuestos provinciales y tasas municipales y, cada vez que alguien reclama, salen gobernadores e intendentes en forma bien corporativa a defender su caja, sabiendo que no tiene que competir con nadie.
Hay empresas que están presentando cuellos de botella, como padecer una recesión interna que no termina de reactivarse y la imposibilidad de exportar debido al atrasado cambiario, complicado, además, por la baja del crawling peg al 1% mensual. Este ha sido el caso de Nestlé que cerró por un mes su planta de Córdoba. Además, datos oficiales confirman que hubo una reducción de trabajadores registrados en el último año que disminuyó en 170.000 personas, siendo un 20% del sector público y la mayoría del sector privado.
Esto deja claro que es el sector privado el que está haciendo el ajuste más importante, muy distinto a lo que se quiere transmitir desde el gobierno. También los sectores del campo siguen reclamando bajas impositivas. Estuvieron con el ministro, quien les reafirmó que la baja de las retenciones será hasta junio, porque más no se puede. Caputo les tiró un anticipo de que el próximo impuesto a sacarse sería el impuesto al cheque.
Hay preocupación porque, aunque el BCRA compra dólares las reservas no crecen porque debe hacer muchos pagos al exterior y también debe entregarles dólares a los importadores, y este sector está demandando cada vez más. Aparente esta semana los exportadores de granos comenzaron a ingresar divisas y eso podría mejorar la situación de las reservas.
El futuro de los precios
Hasta ahora, el comportamiento de los precios ha venido recorriendo un camino descendente. La semana próxima se conocerán los datos de la inflación de enero, que estacionalmente suele ser más alta, aunque lo que está preocupando es el dato de febrero, ya que este mes se han registrado incrementos de precios en alimentos, donde se ha destacado la carne vacuna y otros rubros asociados.
El gobierno estima que el IPC de enero estará cerca del 2,3%, aunque algunas consultoras lo miden en 2,7%. Febrero está mostrando que se mantendrá en el nivel superior al 2%, mientras que marzo podría mostrar un comportamiento similar, ya que registra el impacto del inicio del ciclo escolar. Según las previsiones de las consultoras incluidas en el REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) la inflación total del año 2025 llegaría a 27%, pero calculan que a partir de mayo o junio los índices serían inferiores al 2% y podrían estar en los niveles que busca el gobierno.
De todos modos, las medidas que se toman tienden a aplanar la curva de ajustes en los costos de los servicios públicos y existe preocupación por el comportamiento de ciertos sectores, como los de la medicina prepaga, hacia los cuales habrían arrimado ideas para que bajen los precios, aunque algunos no descartan que tengan que regularlos si no cambian de actitud.
Evidentemente, el tipo de cambio y los índices de precios son el eje de la preocupación del gobierno y de los agentes económicos. Porque en el medio está la economía. Si el tipo de cambio queda atrasado algunas empresas importadoras podrán ingresar mercadería en mejores condiciones y otras podrán comprar maquinarias para renovar su capacidad industrial, pedro no se dan las condiciones para exportar y con ello no hay posibilidades de crecer ni incentivos para invertir y crear puestos de trabajo.