Güemes y la conspiración que terminó con su vida

Este sábado se cumple un nuevo aniversario de la muerte del líder salteño que impidió la invasión española.

Este sábado se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Martín Miguel de Güemes, el líder del norte argentino que supo detener la invasión española, pero murió preso de una conspiración.

Güemes: ¡paisano y amigo de San Martín!

La carrera militar comenzó desde niño, ya que a muy temprana edad ingresó como cadete al Regimiento Fijo destacado en Salta. Más tarde, en 1804, y con la finalidad de continuar su formación militar se trasladó a Buenos Aires. 

Durante las invasiones inglesas se sumó al Primer Escuadrón de Húsares voluntarios, organizado y comandado por otro militar importante de aquellos tiempos: Juan Martín de Pueyrredón. 

Los sucesos de mayo de 1810 lo sorprendieron en Salta, y de inmediato su sumó a la causa revolucionaria. Una vez incorporado al Ejército Auxiliar del Perú, se destacó en la batalla de Suipacha que posibilitó el ingreso del ejército a Potosí.

 En 1815 Güemes es nombrado gobernador de la provincia de Salta, pero la élite salto-jujeña apoyaron a José Rondeau en su intento por destituirlo.

Las dificultades económicas que enfrentaba Güemes para obtener los recursos necesarios para organizar y sostener el ejército -que, por pedido de San Martín, debía marchar hacia el Alto Perú para cercar al Ejército Real del Perú- erosionaron su autoridad", explica la investigadora Sara Mata. 

En este sentido, pocos días de antes de su muerte, el 24 de mayo de 1821, el Cabildo de Salta intentó destituirlo por medio de un mensaje que informaba a los vecinos de Salta la deposición: "...del cruel Güemes, monstruo entre los tiranos [....] ya queda este por clamor general de todo el Pueblo, Tropas y Campaña, arrojado de la Magistratura que no merecía y borrado en el todo del Catálogo de Ciudadano e indigno de la mejor indulgencia".

El fracaso del Cabildo propició la conspiración que facilitó el ingreso de la partida realista a la ciudad de Salta la noche del 7 de junio, cuando lo sorprendieron e hirieron de muerte. "Diez días después fallecía en la quebrada de la Horqueta, en las proximidades de la ciudad, hasta dónde había sido trasladado por sus hombres más fieles", señala.

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