A partir de mañana

"A partir de mañana Milei no asume solo la presidencia. Somos cuarenta y seis millones de argentinos que debemos ponernos a la tarea de hacer lo que nos corresponda para que este país sea nuestro sueño cumplido", escribe en esta columna Isabel Bohorquez.

Isabel Bohorquez

El grado de expectativa que tenemos los argentinos con este cambio de rumbo político es tan grande que nos incita a un salto de fe.

Por supuesto, ya se preparan las huestes de quienes dicen representar al Pueblo que NO los votó para salir a tomar las calles en nombre de sus propios intereses...

Por ello mismo, tanto ignominioso silencio cómplice durante cuatro años ahora se alista a vociferar los reclamos que debieran haberse resuelto hace varias décadas... el juego de dominio que venimos testimoniando el resto de los argentinos es tan evidente que asquea.

Incomprensiblemente Argentina es pobre; su educación es de las peores de América Latina, un dato concreto: resultó en el puesto 66 de 81 países en las pruebas PISA; el delito se adueñó de las calles junto con el narcotráfico; teniendo tantos recursos naturales y capacidades de progreso, nuestros jóvenes emigran a raudales porque el horizonte de crecimiento siempre está cubierto de incertidumbre...y los que nos quedamos (jóvenes o viejos) tenemos que cargar en la mochila los costos de la fiesta que dice ser democrática pero que es una burda versión de totalitarismo autoritario y tramposo. O son gobierno o reinará el caos, parece ser la amenazante consigna.

El panorama de incertidumbre es muy grande, tanto por lo que implica esta nueva gestión que asume hoy, como por lo que ya conocemos sobre las viejas costumbres de quienes vociferando su representación popular nos han acorralado tantas veces en la crisis social, económica y cultural de la que necesitamos salir urgentemente.

Preocupa la economía, pero más aún preocupa el horizonte de un país que viene claudicando frente a la codicia de unos pocos que se sostienen siempre en algún coto de poder, la inseguridad, la miseria metida en la piel en forma de sometimiento y dependencia de un Estado que ha pervertido el sentido de la autonomía y la dignidad de las personas para desarrollarse y progresar por sí mismas.

Preocupa un país que se ha vuelto salvaje.

Preocupa un Estado que se ha vuelto megalómano, insaciable con quienes producen, despilfarrador e irresponsable.

¿Qué espera la gente de a pie que se decidió por la presidencia de Milei?

Espera barajar y dar de nuevo. Con un manual de política diferente, nuevo, con reglas diferentes. Empezar a desbancar la rosca, el juego de poder, la supremacía de los mismos personajes y sus linajes, los excesos, la corrupción y los delitos cometidos desde el propio Estado, la indiferencia por las leyes y la constitución, entre tantas condiciones innobles que han convertido la vida democrática en una farsa y a todos nosotros en esclavos de un sistema que dice velar por la sociedad mientras la somete.

A partir de mañana, toda esa ciudadanía que optó por Milei quiere que se escriba un nuevo manual y la burocracia argentina así como los diferentes estamentos de gobierno, comiencen a ser más transparentes, ordenados y austeros.

Esto es en principio, por lo menos, la chance de una nueva generación para la política argentina. Y quizá un modo de volver a las ideas de nuestros Padres de la Patria en la consolidación de un país libre y soberano, basado en la igualdad de oportunidades, en la educación y en el trabajo.

Me respaldo en las palabras de Manuel Belgrano:

"He visto con dolor, sin salir de esta capital, una infinidad de hombres ociosos en quienes no se ve otra cosa que la miseria y desnudez; una infinidad de familias que sólo deben su subsistencia a la feracidad del país, que está por todas partes denotando la riqueza que encierra, esto es, la abundancia; y apenas se encuentra alguna familia que esté destinada a un oficio útil, que ejerza un arte o que se emplee de modo que tenga alguna más comodidad en su vida. Esos miserables ranchos donde ve uno la multitud de criaturas que llegan a la edad de pubertad sin haber ejercido otra cosa que la ociosidad, deben ser atendidos hasta el último punto''.­

Belgrano es uno de nuestros más grandes patriotas, visionario de un país que esclavizado y sumido en la ignorancia afirmó que "El camino seguro de la Libertad es la lucha por la Libertad social''. Y siguiendo su pensamiento al respecto nos legó su pasión:

"Se apoderaron de mí las ideas de Libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido''.

No quisiera olvidarme de Mariano Moreno afirmando en el mismo sentido: "Quiero más una Libertad peligrosa que una servidumbre tranquila''

Así como quiero invocar a nuestro Libertador y Padre de la Patria José de San Martín: "Seamos libres y lo demás no importa nada. La muerte es mejor que ser esclavos... . juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje.''­

La actualidad de sus expresiones y su testimonio de vida como constructores de un país que hoy es nuestra casa grande, me remite a ubicarlas en nuestro presente y preguntarme: ¿Estaremos a la altura de los acontecimientos? ¿Estaremos dispuestos a esforzarnos, a luchar, a perseverar para que nuestro porvenir sea tal como lo deseamos?.

¿Podremos afirmar como Belgrano "El miedo sólo sirve para perderlo todo''?.

¿Podremos decir y actuar en consonancia con su expresión "La vida es nada si la Libertad se pierde"?

Deploro de los agoreros y de los pesimistas, predicadores de fracasos.

Prefiero reflejarme en los orígenes de nuestra Argentina que se fundó con la sangre y el alma de hombres y mujeres que asumieron su responsabilidad histórica.

A partir de mañana Milei no asume solo la presidencia. Somos cuarenta y seis millones de argentinos que debemos ponernos a la tarea de hacer lo que nos corresponda para que este país sea nuestro sueño cumplido.

Esta nota habla de:
¿Es Cristina Kirchner la única líder que tiene el peronismo, todavía?