No puede descartarse el riesgo de un mayor deterioro de la balanza por cuenta corriente

El enfoque monetario de la balanza de pagos nos dice que la acumulación de reservas por parte del Banco Central depende puramente de la escasez relativa de pesos.

Juan Pablo Rotger
Analista macroeconómico en Mariva Research Licenciado en Economía UBA, maestrando en UTDT, lleva cinco años trabajando en consultoría macroeconómica. Especializado en temas monetarios y financieros, con un enfoque multidisciplinario

La cuenta corriente en base caja arrojaría un pequeño déficit en 2025. Esto se explica por un superávit previsto de 19. 300 millones de dólares en la balanza comercial de bienes, que no cubre los déficits de 9.700 millones de dólares en servicios y de 10. 400 millones en pagos netos de intereses. 

Un deterioro de la balanza por cuenta corriente es esperable en años de crecimiento económico. Y la importante apreciación del peso, tampoco ayuda en este sentido. Aun así, creemos que la austeridad del sector público y una economía todavía capaz de absorber la demanda del sector privado, limitarán este impacto en el corto plazo. 

La balanza comercial de bienes considera unos ingresos de oleaginosas y cereales de 31 400 millones de dólares. Un superávit de la balanza comercial energética de 5.000 millones de dólares y un déficit de la balanza comercial no agrícola ni energética, de 17.100 millones de dólares. 

Un supuesto muy importante aquí es que el régimen de BLEN se elimine más más pronto que tarde. Si se mantuviera durante todo el año, la balanza comercial de bienes en base caja se deterioraría más de 7.000 millones de dólares. No puede descartarse el riesgo de un mayor deterioro de la balanza comercial. Por otra parte, el superior crédito energético también podría ser mayor, según previsiones del sector. 

No tenemos dudas que el Banco Central seguirá comprando divisas en el mercado de cambios. El enfoque monetario de la balanza de pagos nos dice que la acumulación de reservas por parte del Banco Central depende puramente de la escasez relativa de pesos.

En este caso, el gobierno se ha comprometido a mantener fija la oferta de pesos en 47. 700 millones para la base monetaria de amplia, mientras que la demanda de pesos debería seguir aumentando. Por lo tanto, el peso debería seguir escaseando este año, lo que llevaría a la economía en su conjunto a vender divisas para cubrir este exceso de demanda.

Un error común es creer que la intervención del BCRA en el mercado MEP conduce necesariamente a una pérdida de reservas. Esto constituye un análisis de equilibrio parcial que no incorpora efectos más amplios. La intervención del BCRA en el MEP exacerba la escasez relativa de pesos. Esto a su vez incentiva la demanda de esos mismos dólares por parte del sector privado.

Por ejemplo, si el nuevo dueño de las divisas opta por dejarlas como depósitos en bancos, estos a su vez las prestarían a empresas que deseen aprovechar la actual configuración de tasas de interés. De hecho, los préstamos denominados en dólares están en auge. Del mismo modo, el inversor podría optar por utilizar esos dólares para comprar deuda corporativa, con lo que las empresas también se verían obligadas a liquidar al tipo de cambio oficial.

Todos estos movimientos están relacionados y no deben tomarse por separado. Proyectamos que la cuenta de capital ingresará más de 5.300 millones de dólares este año. Esto dependerá de la cuenta corriente y de la mejora de la demanda de pesos. Asumimos que ni los vencimientos de deuda con EFIS ni con el sector privado, saldrán de las reservas. Podría observarse una acción directa o compra de dólares de otras fuentes.

Por último, suponemos que no hay dinero nuevo procedente de un acuerdo con el FMI. Creemos que habrá dinero fresco este año, pero no podemos adivinar la cantidad. Por lo que optamos por dejarla fuera de nuestras estimaciones. Por supuesto, cualquier financiación adicional aumentaría aun más las reservas internacionales a fin de año. 

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