La extraordinaria indiferencia de la política ante la pobreza en Mendoza

Evitando notablemente el tema y sin proyectos concretos para cambiar la situación, pareciera que todos dejan pasar el tiempo a la espera de un milagro que no va a llegar.

Estamos solos. Así como lee, en la pelea diaria estamos solos y más abandonados que nunca. Se conocieron las cifras de pobreza, que golpearon especialmente a Mendoza, y la administración de Rodolfo Suarez tuvo una indiferencia alarmante, dejando pasar lo que para ellos parece un número, pero que tiene rostro y que tristemente, la mayoría de esos rostros son de niños.

Tienen razón cuando dicen que es poco lo que pueden hacer contra la inflación, porque no tienen las herramientas y el que las tiene, el gobierno nacional, no las utiliza y se dedica a otras cosas en lugar de ocuparse de la política monetaria, como todo el resto del mundo.

Sin embargo, la pobreza es otra cosa, es una cuestión en la que la administración provincial sí tiene una alta responsabilidad y, peor aún, tiene una altísima responsabilidad en la pobreza estructural, esa que ya está instalada, que no cambia de un índice a otro y que fácilmente en Mendoza está por encima del 30%.

No es responsabilidad exclusiva del gobierno actual, es más, podríamos decir incluso que es el que menos culpa tiene, pero los 20 años (y más) en que Mendoza no creó puestos de trabajo genuinos y permanentes en el sector privado, no tienen otros responsables que los políticos que estuvieron en cargos de poder y al frente de la gestión durante las últimas décadas.

Es que la única forma para salir de la pobreza es una mejora a nivel económico, con puestos de trabajo desde el sector privado, porque el público nunca es la solución, aunque algunos nos quieran hacer creer que sí. Además, el Estado hoy apenas puede sostener la estructura ineficiente que existe y que a pesar de los esfuerzos por reducirla, sigue concentrando el mayor porcentaje del presupuesto que año a año presentan los gobernadores y sus ministros de hacienda.

Ni siquiera vale la pena hablar de las oportunidades que Mendoza dejó pasar, como Potasio Río Colorado y las demoras innecesarias que hubo durante la gestión de Jaque para ponerlo en marcha y que lograron su paralización y que 10 años después aún no se consiga un inversor. Y este es sólo un caso, porque ya conocemos las otras cosas que Mendoza como Estado dejó pasar.

Lo peor es que en el horizonte no hay una idea para que esto cambie y el panorama indica que la cifra que conocimos puede ser incluso peor, considerando el arranque del año en materia de inflación.

Si no podés controlar la inflación, tenés que concentrarte en los proyectos para generar empleo y atraer inversiones. Sin embargo, si usted se sienta a mirar lo que llega a la mesa de entrada de la Legislatura, no pasan más que proyectos políticos y uno que otro relacionado con la justicia y la seguridad (ambas muy importantes). Claramente me pueden correr por izquierda y encontrar proyectos como la idea de reactivar Penitentes, pero no hay ideas concretas que apunten a algo que realmente mueva la aguja a nivel de PBG. La mesa de entrada está falta de ideas en ese sentido, de oficialismo, de oposición y de los que sólo tratan de sobrevivir y mantener a flote sus sillas oponiéndose a todos y conceptos populistas que no aportan.

Tampoco faltará el que hable de Portezuelo, pero esa es otra historia, la cual claramente muestra la responsabilidad política en el desarrollo productivo. Revisar los largos años de historia del proyecto, es ver cómo la política no concreta las ideas que en algún momento fueron buenas, lo que es una prueba fáctica de la responsabilidad que tiene en los índices de pobreza y la crítica situación que vivimos.

Estamos mal, pero es terrible pensar y ver que podemos estar peor, siempre de la mano de las causas que llevan que generan la inflación y la pobreza, con la política y sus acciones como la más importantes de ellas. Sólo queda esperar milagros o prepararse para que tener un panorama más difícil y desolador.


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