Leuco: "Ginés nos vacunó a todos y todas"

En su columna de Radio Mitre, el periodista Alfredo Leuco fue a fondo contra la administración de la pandemia que realiza el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García.

Alfredo Leuco fue a fondo en su análisis por Radio Mitre sobre la situación difícil que vive la argentina por el modelo de administración de la pandemia y, en particular, de la gestión de las vacunas contra el covid-19.

En su habitual espacio de las tardes de Mitre (que en Mendoza es emitida en vivo) Leuco sostuvo que "Ginés nos vacunó a todos y todas".

El texto de su editorial que, como todos, puede volver a leerse y también escucharse en El Diario de Leuco, es el siguiente:

Ayer, el ministro Ginés González García terminó de vacunarnos a todos los argentinos. Gracias a su extraordinaria eficiencia para meter la pata, Argentina se convirtió en el primer país en finalizar su plan de vacunación. Gracias Ginés. Tenemos ministerio. Gracias Ginés, sos el más vivillo de todos.

A esta altura uno intenta tomar la catástrofe sanitaria y el fracaso del gobierno, con cierto humor para poder procesarlo mejor. Pero no se puede. Es humor negro. Porque estamos hablando de la muerte de más de 41 mil argentinos y vamos derechito rumbo a los 45 mil fallecidos producto del coronavirus. Estamos entre los países con más muertos por millón de habitantes y con más contagiados. No podía ser peor. Y eso que el gobierno dijo que si estuviera Macri ya hubiéramos superado los diez mil muertos. ¿Se acuerda?

El comandante de esta Armada Brancaleone es Ginés, bajo la supervisión de otro funcionario repleto de improvisaciones, contradicciones y otros mamarrachos. Es el presidente de la Nación, Alberto Fernández. Porque en esta, Cristina no se metió. Ni abrió la boca. Ni para darle el pésame a los familiares de la víctimas o expresar su dolor por tanta muerte de compatriotas.

Cristina se lavó las manos con alcohol en gel y mantuvo distancia social de todos estos dramas.

Pero digo que ayer Ginés terminó de vacunarnos a todos porque tuvo que confesar una vez más su mala praxis. Hace apenas 13 días, el presidente dijo que antes de fin de año se iban a vacunar a 300 mil argentinos y que entre enero y febrero se iban a aplicar 5 millones de dosis en cada mes. Bad information. Fake News, compañeros. El mismo Ginés lo puso en duda con sus declaraciones, aunque hace unas horas, los voceros periodísticos del gobierno aseguraron que dentro de una semana se van a estar aplicando las vacunas rusas. Veremos. Todo despierta muchas dudas. Hasta ahora no hay ninguna vacuna disponible. Y si sacamos los fines de semana y la fiesta de Navidad, quedan 8 días apenas para vacunar con la vacuna que no está. ¿Pueden mentir tanto? ¿La desesperación por sacar algún rédito político los lleva a mandar fruta y a decir cualquier cosa? Son imprudentes y peligrosos. Le recuerdo que estamos hablando de salud.

La única verdad, es la realidad. Y la realidad indica que la única vacuna que podremos llegar a tener por ahora es la Sputnik, producida en Rusia. Todavía no se aplica casi en ningún país del mundo salvo en Venezuela que es la brutalidad dictatorial hecha gobierno. Ni en los hospitales de Moscú hay muchos ciudadanos que estén en la cola de la Sputnik. Los camaradas no comen vidrio.

Esperan ver los resultados.

Pero gracias a la pericia para las macanas que tiene Ginés, también perdimos la oportunidad de la vacuna de Pfizer. En este caso el despropósito fue colosal. Un canchero Ginés dijo que uno de los laboratorios más prestigiosos del mundo, habían puesto condiciones inaceptables. Una de ellas es que el contrato fuera firmado por el presidente y no por Ginés. Es que la palabra del ministro y la credibilidad del gobierno, están en el subsuelo. El oficialismo está lleno de pseudo revolucionarios de pacotilla que se la pasan insultando a los Estados Unidos, al Fondo Monetario, a los acreedores y se creen que eso es gratis en el mundo. Los laboratorios se preguntan si van a cobrar y a quien le van a cobrar.

Pero Ginés, en un sincericidio que dio vergüenza ajena también dijo que "las cosas no son fáciles, tenemos problemas con los aviones". Es tragicómico. ¿Desde cuándo tenemos problemas con los aviones, compañero Ginés? ¿Hace una semana, un mes, o un año? ¿Recién ayer se dieron cuenta? Entonces le pregunto con todo respeto. ¿Por qué carajo sembraron ilusiones y dijeron que antes de fin de años iban a vacunar a 300 mil compatriotas y que iban a aplicar 10 millones de dosis entre enero y febrero? ¿Se fueron de boca una vez más? ¿Saben lo que significa la prudencia en un tema de salud pública?

Pero como si esto fuera poco, Ginés aplicó el remedio cristinista y buscó descargar las culpas en los demás. Dijo que Pfizer en realidad produjo menos de lo que había dicho y no les van a alcanzar las vacunas. Semejante pavada no resiste el menor análisis. Las condiciones que puso Pfizer son las mismas que le pidió al resto de los países del mundo. México, por ejemplo, que no es un país ultra desarrollado, dentro de 6 días va a poder vacunar con el producto de Pfizer a 125 mil personas esenciales para seguir cuidando a la población. México dentro de 6 días. ¿Argentina, cuando? Ginés no lo sabe. Los anónimos del gobierno insisten con que será el 23.

De los creadores de las filminas truchas a la basura o de la pelea con medio mundo, ahora viene "Tenemos problemas con los aviones" y "Pfizer puso condiciones inaceptables".

No va a faltar el diputado cristinista que proponga una ley para repudiar a un laboratorio imperialista que es parte de un plan para destituir al gobierno popular.

En agosto, en TN, Ginés dijo que "vamos a tener la vacuna antes de tiempo, como en el primer mundo, a un precio infinitamente menor". Lo que podía fallar, falló. Es raro que un futbolero como el ministro cante los goles antes de que empiece el partido. Por favor, llámense a silencio y no anuncien más nada. Esperen que las cosas se concreten y recién ahí las pueden dar a conocer. No se desesperen por conseguir un votito más o por inventar otro nuevo relato épico. Dejen de vender humo. Con la salud, no. Con la vida de los argentinos, no. Gobierno de científicos, las pelucas. Mediocres y chantas.

El oportunismo y la actitud permanentemente acomodaticia de Ginés González García lo empuja a hacer evidentes papelones de magnitud. Seguramente, hablará de disciplina partidaria o de verticalismo peronista, pero dos veces le ordenaron retroceder en chancletas y lo hizo a toda velocidad.

La última fue televisada y todavía no se le cayó la cara de vergüenza. Por ese motivo, Jorge Lanata le dio el título del boludo de la semana. Estaba en el Senado de la Nación explicando doctoralmente que había que rechazar la ley de cobertura de una terrible enfermedad llamada fibrosis quística. Ginés decía que los objetivos de la norma que se estaba tratando eran incumplibles y que iba en contra de los tratados internacionales y que bla y bla. El ministro argumentaba que ese proyecto, no se podía aprobar. En ese instante, apareció en escena Anabel Fernández Sagasti, la senadora mendocina de la Cámpora y mano derecha de Cristina. Sin ningún preámbulo fue derecho al grano y dijo que el presidente Alberto se había comunicado con la vice Cristina y ordenaban que el proyecto saliera aprobado en forma inmediata. La cara de Ginés fue un mapa de la humillación. Tragarse semejante sapo en vivo y en directo. Su mandíbula casi golpea contra el escritorio. Orden de Alberto y de Cristina que desautorizaron a la vista de todos a Ginés. Tal vez, el ministro desairado habrá pensado: "Me hubieran mandado un mensajito de texto al teléfono y me evitaban este papelón". Ginés agachó la cabeza y se fue a su casa. Y el proyecto, por supuesto, se convirtió en ley.

Con el tema del aborto, pasó algo igualmente grave. Digno de Groucho Marx. Estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo otros. Ginés siempre estuvo, como sanitarista del justicialismo, a favor de la despenalización del aborto. Un tema de salud pública, decía. Eso lo llevó a confrontar con la iglesia y Cristina que en ese momento estaba en contra, lo mandó a un exilio dorado como embajador en Chile. A partir de ese momento, Ginés, siempre tan charlatán con los medios, se quedó mudo. Disfrutó de las mieles y los privilegios de la diplomacia y no dijo una sola palabra de su bandera de la despenalización. Metió violín en bolsa para no hacer enojar a Cristina y para no perder su puesto. Recién cuando Cristina cambió su opinión, al parecer convencida por su hija Florencia, el inefable Ginés recuperó la voz pública y volvió a poner sus propuestas sobre la mesa.

La dignidad es como el embarazo. No se puede estar medio embarazada. Se está o no. No hay término medio. Con la dignidad, pasa lo mismo. No se puede ser medio digno. Conveniencia y especulación, siempre mata ideas.

Gé Ge Gé, como se conoce a Ginés por sus iniciales, batió todos los records de metidas de pata y bloopers durante esta cuarentena extra large. Habló hasta por los codos y dijo barbaridades. Dicen que Alberto ya se está cansando. ¿Le pedirá la renuncia? Siempre buscan culpables en lugar de encontrar soluciones. Para empezar, Ginés no pegó una en diez definiciones que tuvo ante los medios. Desde aquel histórico día 23 de enero, cuando dijo que no había ninguna posibilidad de que el coronavirus llegara a la Argentina. El médico de este gobierno de científicos hizo diagnósticos absolutamente equivocados. Insisto: no pegó una. "Me preocupa más el dengue que el coronavirus", planteó sin que se le moviera un músculo, ni pidiera disculpas por semejante pifia. El 3 de marzo dijo, "uy, me sorprendió el virus, yo no creía que iba a llegar tan rápido". Hay que recordar que vaticinó que en julio iba a bajar la curva y que la gripe era mucho peor que el covid 19. Están todos los audios y los videos. Tardó en usar barbijo y al principio no fue contundente para recomendarlo. Dudaba en público sobre si era efectivo ese tapabocas que es fundamental.

GGG dudaba del barbijo. Pero no dudó en llevar a todos sus socios comerciales al Ministerio. Muchos no tienen nada que ver con la salud. Pero cobran un sueldo y tienen un cargo en el ministerio. El ministro cumplió. Ayer nos vacunó a todos y todas. Ahora, el ministro se ríe: GGG. ¿De qué se ríe ministro?

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