Trump, Milei y la salida de "Wokenistán"
¿Cambio de época o restauración conservadora?
Cuando el Foro de Davos pensaba que Milei iba a hablar del milagro argentino y a exhibir los logros parciales de su gestión económica, el mandatario recogió el guante de lo dicho por Trump en su discurso inaugural para su segundo mandato en EE.UU y apuntó contra los progresistas de izquierda.
Lo cierto, es que la "batalla cultural" entre progresistas de izquierda y conservadores de derecha, parece haberse exacerbado un poco más hacia los extremos y a la vez, aparece más equilibrada por las excentricidades y la efusividad de los discursos de derecha, sin corrección política y a pesar del veto o cancelación de las redes sociales.
El Foro de Davos pasó entre 2019 y 2025, de los gritos de la nórdica Greta Thunberg, advirtiendo sobre los efectos del cambio climático, a la negación rotunda de Javier Milei de la existencia de tal fenómeno. En los extremos, los dos aparecen como las rarezas necesarias para mostrar "apertura" y "diversidad" de opiniones, dentro de la élite política internacional y de negocios, que organiza y dirige el foro.
"People are suffering, people are dying, entire ecosystems are collapsing. We are in the beginning of a mass extinction and all you can talk about is money and fairytales of eternal economic growth." Watch Greta Thunberg speak at the UN Monday morning. https://t.co/Akkxm9sXdr pic.twitter.com/ahHKlhbYaE
— WIRED (@WIRED) September 23, 2019
No obstante, cómo bien sostiene el economista español Daniel Lacalle, la batalla cultural se define por lo económico.
El progre-wokismo buscó la igualdad a partir del pobrismo y divulgó hasta el cansancio ideas sobre supuestas conquistas sociales, que no redundan en un claro bienestar económico.
Sin embargo, como les tocó perder algunas elecciones o que sus regímenes autoritarios y poco apegados por los derechos humanos que ellos mismos dicen defender comenzaron a ser abiertamente cuestionados, o fracasaron en penurias económicas, prefirieron el camino de la victimización.
Esto no es más que la respuesta a la frustración de no haber aprovechado la "hegemonía" para instaurar el wokismo para siempre. Más allá de lo discursivo, al progresismo lo hiere no haber podido llevar a cabo la transformación de la sociedad en la práctica y ese fracaso, pone en riesgo los privilegios adquiridos de la casta que supieron construir.
La ideología de izquierda, protagonizada por las ruidosas minorías aparentemente oprimidas, dejó ya de importar para el votante-consumidor promedio, cuando el resultado de sus experimentos en gestión pública y económica, terminaron con un 300% de inflación, o un 60% de la población por debajo de la línea de la pobreza.
Por el contrario, los conservadores de derecha, apuntaron al sentido común y a la vuelta del orden público como base para el ejercicio del poder, ya sea político o económico. Menos ideología y relato, más pragmatismo.
En este pasaje de Milei en Davos contra el aborto y el combate contra el cambio climático no nos puede dejar más afuera del mundo occidental.
— Santi Battista (@santiibattista) January 17, 2024
Hoy se discuten intervenciones para mitigar el cambio climático, regular la IA, criptos y nuevas discusiones globales, todo lo contrario. pic.twitter.com/2cU5sjIPNJ
Estos últimos, entienden el progreso a partir de la meritocracia y el trabajo. También de la subsistencia de los más aptos, sin injerencia o intervención del Estado. Lo que supone también dejar en el olvido o a su suerte a los que de por sí, ya fueron olvidados: pobres, jubilados y pensionados, sólo por mencionar ejemplos locales.
En Argentina, sólo en 2027 se podrá medir, si el modelo económico de la subsistencia individual a partir del mérito que propone Milei, termina de funcionar en un país con raigambre de paternalismo estatista peronista o socialdemócrata cuando gobierna un radical.
Milei, que no es tonto, ni loco, sabe que rompe el viejo esquema de izquierda o raja. El contexto le marca que no hay grises y bien se lo puede consultar al "agotado" presunto aliado, Mauricio Macri.
Mientras tanto, la derecha conservadora a nivel internacional parece haber encontrado referentes políticos que le plantan cara de igual a igual a la progresía de izquierda, tras años de hegemonía y con referentes de la talla de Barack Obama en Estados Unidos, Andrés Manuel López Obrador en México, Pedro Sánchez en España y Cristina Fernández en Argentina.
Aún con octógonos por "exceso de racismo", "falta de tolerancia a las corrientes migratorias", "presencia de fascismo en sangre" y "presencia de discursos de odio", los votantes de occidente prefieren asumir esos riesgos y votar por dirigentes de la derecha conservadora, que no sólo ganan popularidad y elecciones, sino que resuelven (a priori) angustias económicas.
Tal vez sólo se trate de impulsar el uso de la Inteligencia Artificial y la creación de más y mejores empresas tecnológicas (la revolución industrial moderna) en pos del progreso económico y social, en vez de debatir en loop por "aborto si o no" o "si los planes de estudio deben incluir la ESI o ideología de género" o "¿cuáles son los límites del adoctrinamiento en las aulas?".
%uD83D%uDEA8I %uD83C%uDDFA%uD83C%uDDF8 #ÚLTIMAHORA | Donald Trump declara fuerte y claro en Washington DC: "Dios creó dos géneros: femenino y masculino". %uD83D%uDD25
— %uD83D%uDD30Guardianes Patrióticos (@Patrioticos_RD) June 23, 2024
¿Apoyas al próximo presidente de Estados Unidos? %uD83D%uDCAF pic.twitter.com/W6j8kMqfOC
Con todo y con el progresismo woke derrotado pero no en retirada, si usted leyó hasta aquí sepa también que esta opinión, aún corre riesgos de ser cancelada. La salida de Wokenistán, recién comienza.