"No es normal que mi papá esté preso": el policía, tras las rejas y el delincuente, ni siquiera investigado
El caso de Santiago Ochoa, el policía que termino preso allí en donde él llevó a tantos delincuentes, y el clamos de que, con su caso, "la Justicia fue injusta". Presentó su libro desde la cárcel y una multitud lo acompañó, llenando la sala El Plumerillo del Centro de Congresos y Exposiciones.
Este viernes se produjo un hecho inédito: un preso presento un libro ventilando el expediente por el cual fue condenado, en forma remota desde la Cárcel de San Felipe, con la sala El Plumerillo completamente llena y su familia y excompañeros de trabajo, contando su verdad, oprimida y encerrada en el peor lugar en donde se puede estar.
Se trata del caso de Santiago Ochoa, un policía que tras regresar de su trabajo a su casa halló a dos delincuentes en flagrancia. Disparó contra uno de ellos. Herido, terminó muriendo. Quien está en la cárcel desde hace 6 años (que se cumplieron justamente el pasado viernes 27 de junio, en coincidencia con la presentación del libro en el Centro de Congresos y Exposiciones de Mendoza) es el policía. La familia, sus allegados y excamaradas denuncian: "Al otro delincuente ni siquiera se lo investigó".
El libro se llama "Justicia injusta" y Ochoa lo escribió -con ayuda de quienes se dedican a ello, ya que no es su especialidad- como parte de la búsqueda de lo que se considero en ese encuentro como "la autentica verdad, más allá del fallo judicial que lo condenó".
Es considerado "el Chocobar mendocino" y así lo rescato, inclusive, en su momento, la actual ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich, tal como lo recordó el propio Ocho al hablar sobre su libro en forma remota desde prisión, en donde lo autorizaron a hacerlo vía Zoom, pero no a concurrir al lugar.
"La Justicia me subestimó"
Arriba, solo un fragmento de la palabra de Santiago Ochoa desde la cárcel, al contar por qué decidió escribir un libro.
Pronunció un verdadero clamor: es que su lugar en la historia estaba en llevar gente hasta ese lugar en donde se encuentra, pero no quedarse él mismo allí.
Lo rodearon en el acto de presentación, emotivo hasta las lágrimas, triste al máximo por las circunstancias, hasta sus amigos de la infancia de la localidad sanmartiniana de Tres Porteñas. Su vida antes de ser policía ocupa un espacio, también, en el volumen que -también hay que decirlo- se vendió como pan caliente en la fría jornada por parte de sus hijas.
El libro del expolicía preso en Mendoza: "Lo que el Estado ofrece es tu vida o la cárcel"
Sus pequeños nietos tomaron la palabra y lo hicieron quebrarse. Sus hijas, que lo visitan desde hace seis años lunes tras lunes y pierden/ganan todo un día en tal menester, llevaron la batuta. Y Elena Alcaraz, su esposa, dio un gran testimonio de integridad, a pesar de todo.
Lo que quedó latiendo en el aire, sin embargo, es que no solo puede considerarse a la " Justicia injusta" que da título al libro, sino a la sociedad, también, que si conociera su caso lo respaldaría muy probablemente.
Y fue Mayra, una de sus hijas, la que dio un testimonio que pone las cosas en su lugar:
Ella contó la ironía que representa verificar que hay gente que normaliza el hecho de que sus familiares entren y salgan de la cárcel tras cometer delitos, y que su padre siga allí, con una condena a 17 años de prisión, tratándose de personas con actitudes ante la sociedad tan distintas y contradictorias.
Contó el caso de uno de esos lunes, en que esperaba para ver a su padre, en que una mujer, buscando charla en medio de la abulia, le contó que a su hijo le darían la libertad. Lo hizo molesta por la larga espera burocrática. Pero, al final, llevaría a su hijo de 18 años, habitual delincuente confeso por su madre, consigo. Llevaba 15 días "adentro", esta vez. Pero además de la tardanza, se quejó porque no sabría qué hacer con él, hasta prefiriendo que se quedara encerrado, porque seguramente volvería a delinquir.
Mayra no lo pudo creer.
Su padre tenía que purgar 17 años, habiendo sido policía y habiendo actuado como tal, contra un chico como ese.
"No es normal que mi papá esté preso", reflexionó. Y lo deja como materia de discusión para quien quiera oír, lo oiga.