Gane quien gane, Colombia cambiará de época: hoy, batalla final entre Petro y Hernández

Simplificando al extremo, se puede decir que Colombia será gobernada por un exguerrillero de izquierda, como Gustavo Petro, o un populista desconocido como Rodolfo Hernández.

Colombia vivió a la sombra del volantazo político y de realidad que dio el paso de Álvaro Uribe por el gobierno. Creador del concepto de "centro - centro", víctima también de sus internas y cambios de rumbo, el paso de Uribe por el poder dejó mucho debate en la sociedad, tal vez comparable al de Carlos Menem en Argentina.


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Quienes han venido ratificando su accionar frente a las guerrillas, han valorado que desde su paso por la Casa de Nariño los colombianos empezaron a volver a transitar por las ruta de Colombia con mucho menos posibilidades de resultar secuestrados y hasta asesinados por grupos antagónicos informales, además de los vinculados al narcotráfico que le han dado fama en Hollywood y en las plataformas de streaming al país.

"Uribe impuso el orden", dicen, y por eso dejaron de lado durante muchos años los abusos de las fuerzas militares en pos de esa posibilidad de transitar libremente por el mapa.

A la distancia, resulta difícil analizar para cualquiera, de una forma exitosa para el lector, la complejidad de la realidad colombiana en su integridad, con décadas de violencia que llegaron a la presunta paz y el ingreso a la política de sectores que antes eran los impulsores de la muerte.


Petro y Hernández.


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La tensión con Venezuela también dividió a Colombia, pero no parece ser más que nuevas caras de viejos planteos entre la izquierda y la derecha.

La primera vuelta electoral significó un cambio de rumbo total, ya que los tradicionales partidos quedaron atrás y aparecieron emergentes que cambiarán el rumbo sí o sí.

Simplificando al extremo, se puede decir que Colombia será gobernada por un exguerrillero de izquierda, como Gustavo Petro, o un populista desconocido como Rodolfo Hernández.

Todos se hartaron de la política que por tradicional no ofrecía respuestas, en un ejercicio similar al que han seguido Perú y Chile, y que es una ola en el subcontinente sudamericano.

Por eso al terminar este domingo nada será igual.


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Hernández es impredecible. La primera vuelta electoral nadie sabía, por ejemplo, quien lo acompañaba como aspirante a la vicepresidencia y tuvieron que salir a "venderla". Se trata de una docente universitaria que pasó una especie de "casting" para el cargo, Marelen Castillo.

El sábado, los seguidores de Pero mostraron imágenes captadas en los ensayos del escrutinio dela Registraduría Electoral de Colombia en la que se ponía a Hernández como ganador por escaso margen y armaron una bola en las redes hablando de un "presunto fraude", con cientos de miles de acciones en las redes.

Pero todo es parte de una campaña complicada por la aparición de un jugador de la antipolítica como lo es el veterano exalcalde de Bucaramaga.


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Habrá que ver cuál es el comportamiento del electorado cuando toda la política más tradicional cerró filas para respaldar a Petro, a quien el argentino Javier Milei (que, de paso, se fue a hacer campaña en favor del populismo de derecha colombiano) calificaría sin escaparle de "la casta", ya que ha catalizado el miedo a que surja un presidente inconducente, como el izquierdista indescifrable de Perú, Pedro Castillo.

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