Máximo Thomsen pidió disculpas y dijo que nunca quiso matar

El más complicado de los ocho acusados de matar a Báez Sosa pidió declarar de manera sorpresiva. No nombró a Fernando ni a ninguno de sus compañeros y se negó a responder preguntas de Burlando.

Máximo Thomsen, el más complicado de los ocho jóvenes imputados por el homicidio de Fernando Báez Sosa, pidió declarar hoy de forma espontánea, luego de escuchar las declaraciones de la madre de Blas Cinalli y de la suya, que dijo que estaba bajo tratamiento oncológico. 

Mientras hablaba la madre de Cinalli, Thomsen comenzó a llorar y siguió llorando cuando su madre, Rosalía Zárate, declaró. Dijo que perdió su trabajo y obra social y que hace dos años está transitando un tratamiento contra el cáncer. 

Thomsen reconoció que la zapatilla era suya

Cuando terminó la declaración de Zárate, Thomsen pidió hablar y se sentó frente al tribunal. Pidió disculpas y dijo que nunca tuvo intenciones de matar, que entró "en una ronda donde estaban pegando", dijo que tiró "una o dos patadas" y que no vio a quién. No quiso responder ninguna pregunta relacionada con algún otro de sus compañeros y dijo que sólo respondería preguntas relacionadas con otros. Reconoció ser dueño de la zapatilla cuya marca quedó impresa en la cara de Fernando Báez Sosa. Nunca lo nombró, se dirigió a él como "la víctima" y dijo que nunca lo vio porque "miraba hacia los locales". 

Declaró el rugbier "número 11", que era menor de edad cuando mataron a Fernando

Cuando el abogado de la querella, Fernando Burlando, quiso hacerle preguntas, Thomsen se negó: "No me siento cómodo respondiendo a una persona que me insultó a mí y a mi mamá". Aunque la jueza le marcó que no se trataba de "sentirse cómodo", le aclaró que tenía derecho a no responder y entonces dio por finalizada la audiencia. 

Lo que dijo Thomsen: 

"Quiero pedir disculpas, es algo que nunca hubiera buscado".

"Aprovechamos la playa desde temprano. Pude comprar las diez entradas para Le Brique. Llegué, seguíamos tomando, comimos y nos pusimos a preparar para ir a la previa. Llevamos una botella y hielo, había mucha gente de Zárate. Como a las 3.30 y fuimos para poder entrar en el boliche. Yo fui el primero que entré con uno de los chicos y fuimos a la barra a cambiar la consumición".

"En un momento digo ´Basta de empujar´ y alguien me responde ´estamos todos en la misma´. Cuando termino de escuchar eso, alguien me empuja. Era un amigo que tenía un chichón. Uno lo agarró del cuello, era de seguridad, y le pedí que lo soltara. Entonces [el de seguridad] dice ´sacalo a él también´".

"Un amigo me dijo que me quedara quieto porque estaba bordó. Me quedé insultando al boliche porque me sacaron. En la calle voy con los chicos. Uno de los chicos estaba sentado del otro lado y voy para ese lado. Miro para la derecha y veo que uno de mis amigos se estaba por meter en una ronda de gente desconocida, salgo detrás de él. Me pegan una piña en la cara. Reacciono tirando patadas. No sé a quién, no sé a dónde. Pero nunca con intención de matar nadie. Lo único, me metí a pelear porque era una persona contra muchos. Vi una ronda con mucha gente".

"Siento que alguien me pone la mano en el pecho, es un amigo y me dice ´basta´. Me di vuelta y me fui. Uno de los chicos dice que terminó mal [la persona a quien golpeaban]. Yo digo: ´¿Cómo? si fueron segundos´".

"Mi idea principal siempre es comer después del boliche. Después del boliche me fui a dormir porque para mí fue una pelea, un abrir y cerrar de ojos. Me levantan diciendo que estaba la policía afuera".

"Salí tercero y se escucha ´son ellos, tírense al piso´. Nos preguntaron si salimos, si nos habíamos peleado. ´Sí´, dijimos. A nosotros, en un principio, a las 15, nos dicen: ´¿saben por qué están acá?´ ustedes mataron a un pibe´. Empecé a vomitar. No lo podía procesar, mi cabeza no lo entendía".

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