¿Debemos apoyar o no la designación de Teresa Day en la Corte?

A pocos días de que deba definir en torno a la vacancia dejada en el máximo tribunal por la renuncia de Jorge Nanclares, hay un debate en torno a la propuesta como sucesora.

Emiliana Lilloy

A partir de la proposición de la Doctora Teresa Day para formar parte de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia, los distintos sectores feministas locales han manifestado tanto su apoyo como su repudio.

Quienes repudian argumentan fundamentalmente que la candidata no tiene formación específica en perspectiva de género y que esto sería exigible por estar contenido en la CEDAW (Convención sobre la Eliminación de Todas las formas de Discriminación contra la Mujer ratificada por Argentina). Quienes la apoyan, manifiestan que resulta excesivo y sospechoso exigir este requisito a una mujer que intenta acceder a la Suprema Corte, cuando a ninguno de sus miembros varones se les exige o cumple con él.

Lo cierto es que ni la CEDAW ni ningún otro documento internacional exige que para que una persona (sea varón o mujer) ingrese a los altos cargos de cualquiera de los poderes del estado tenga formación en Perspectiva de género. Aseverar lo contrario sería forzar de tal manera la letra de estos tratados que haría imposible el gobierno de un país firmante. Más aún, se ha dicho que esta interpretación laxa, tratándose de la postulación de una mujer al cargo, parece rozar más la misogínia que la búsqueda de la legalidad.

Es que sabemos que existen otros intereses y en la disputa de un espacio tan importante como el que se propone, estos empiezan a mover la balanza y se busca y se toma desde donde se puede. Ya nos lo advirtió Silvia Federici "el feminismo no debe institucionalizarse y mucho menos sus consignas servir a intereses partidarios", y quizás porque tenía claro aquella frase de Perón "las ideologías sólo sirven para justificar los hechos"

Quienes defienden la postulación de Teresa Day poniendo el valor en su trayectoria profesional y conocimiento del derecho, sostienen además que los sectores que la han repudiado repiten los mecanismos de exigir a las mujeres el doble de requisitos para llegar a los mismos espacios de poder que los varones y se las observa y juzga con una lupa milimétrica para encontrarles cualquier tipo de defecto y así privarlas del acceso al poder.

Al fuerte argumento de que necesitamos una persona con perspectiva de género, se le rebate con el de que nadie tiene un feministómetro para medir cuál es el grado de perspectiva que tiene la Dra. Teresa Day, a la vez que de las declaraciones de funcionarias que han dado públicamente su apoyo y que han trabajado diariamente con ella en aspectos vinculados a las mujeres, surge que lo ha hecho con profesionalidad, conocimiento y perspectiva.

Entonces, ¿qué es lo que estamos discutiendo u objetando?

Es importante aclarar que el hecho de no estar de acuerdo con la designación de la Dra. Teresa Day no constituye un acto de poca sororidad ni nada por el estilo. La sororidad como pacto político entre mujeres no puede implicar nunca la imposibilidad de expresarnos en contra de una designación tan importante como esta, sea la persona varón o mujer. Más bien lo contrario, si entendemos que como dijo Alfonsina Storni "el feminismo es el ejercicio del pensamiento por parte de la mujer", nos compete debatir sobre estos intereses y espacios.

Otra aclaración válida es la de que no todo el feminismo o "las feministas" pensamos igual o en el mismo sentido. Este es un buen ejemplo de que hay tantos feminismos como mujeres actuando y cada una de nosotras desarrolla un criterio para juzgar las diferentes situaciones que se plantean. Incluso, no hablaría de grietas (como algunos medios han expresado) sino de debate, opiniones y eventualmente construcción de consenso.

En este sentido, podemos decir que hay dos cuestiones que tenemos claras en el feminismo local y en las que si hay consenso.

Preferimos y consensuamos en que en nuestra justicia debe haber perspectiva de género. Esta perspectiva surge de la experiencia, del estudio, de la reflexión constante sobre el derecho y nuestra propia existencia. Nadie nació con ella, nadie tiene más que otra. Es un nuevo consenso y visión que se construye y que todos/as podemos tener con la voluntad y el tiempo. No existen personas con o sin perspectiva como una cualidad biológica.

Preferimos y consensuamos que necesitamos más mujeres ocupando cargos de poder. Esto sí lo establece expresamente la CEDAW a través de la implementación de acciones positivas (art 4) y la eliminación de toda normativa discriminatoria. El consenso y argumento no es nuevo, sólo que hoy parece oportuno para quienes ostentan el poder de llevarlo a cabo. A modo de ejemplo podemos leer en los cuadernos de quejas y recomendaciones de la anónima Madam B.B. del Pais de Caux (documento redactado en plena Revolución francesa 1789): "Se podría responder que estando demostrado, y con razón, que un noble no puede representar a un plebeyo ni este a un noble, del mismo modo un hombre no podría, con mayor equidad, representar a una mujer, puesto que los representantes deben tener exactamente los mismos intereses que los representados: las mujeres no podrían pues, estar representadas más que por mujeres"

Sin embargo incluso hoy hay quienes no están de acuerdo con esta proposición y argumentan que no es verdad que los intereses de las mujeres no puedan ser y han sido perfectamente representado por varones. Basta aquí, el recorrido de la situación de las mujeres en nuestra legislación tratándonos como incapaces y privándonos de derechos que fue redactada por varones. Pero si aún no es clara la importancia de la participación de las mujeres en los espacios de poder, para rebatir el argumento de que con sólo varones estamos bien, se invita a imaginar una Corte integrada solo por mujeres y se pregunta: ¿Se siente protegido y representado en sus intereses?

Si la respuesta es sí, no dude en proponerlo. En tanto, para ir por partes, apoyemos la designación de la segunda mujer en la historia de nuestra Suprema Corte.

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