El desafío entre el juicio Fotocopias II vs. la épica de la verdad

La opinión del abogado Carlos Varela Álvarez, defensor de Asunción Martínez y Kumiko Kosaka en el juicio por la causa Próvolo.

Carlos Varela Álvarez

Miro al espejo por última vez, me acomodo la corbata, suspiro profundo, el corazón late más fuerte, son las 7.30 de la mañana, tengo listo mis cosas; apuntes, libros, cuadernos, lápices y la computadora con espacio. Me despido de mí mismo, me deseo suerte y enfrento el aire fresco de los amaneceres únicos de los otoños en Mendoza. No todos los lunes son como éste.

Hoy comienza el juicio contra las 9 mujeres acusadas de graves hechos en el Instituto Próvolo en Mendoza, Argentina.

Entre ellas dos son mis defendidas: Asunción Martínez y Kumiko Kosaka, ambas religiosas, y ahí estaré como su abogado junto a mis colegas Enoc, Lucas, Ramiro y Valeria, durante meses para intentar saber la verdad.

Sobre ellas y en especial sobre Kumiko Kosaka, que lleva cuatro años detenida sin sentencia, se ha dicho de todo; a la prensa se le han filtrado todas las versiones de los denunciantes; como el uso pañales en abusos sexuales, malos tratos, corrupción, etc.

El Instituto ha sido llamado la casa del horror y la foto con las manos esposadas de Kosaka vestida con su hábito se pagó bien, a pesar que ella se presentó libre y voluntariamente para declarar horas y horas, como lo hizo luego muchas veces en el expediente desmintiendo una y otra vez cada una de las acusaciones.

Pero lo escabroso vende más que la verdad o las buenas noticias. La acusación dice que Kosaka es perversa y así ha sido replicado una y otra vez en la prensa y redes.

Nuestro desafío como abogados es buscar la verdad y su defensa ante la tentación judicial de hacer sólo una fotocopia del primer juicio llevado a cabo contra los sacerdotes condenados; así sólo sería una vuelta la página.

La Suprema Corte de Justicia en su Sala Penal hace más de 8 meses no resuelve sobre la privación de libertad de Kosaka, especulando el resultado del juicio oral. Allí, entre ellos, no hay grieta, sólo codazos para ver quién es más duro y sonríe mejor a la "opinión pública".

Es la misma Suprema Corte que eligió para este juicio sin hacer el sorteo obligatorio a un conjuez, Horacio Cadile, a quien luego con la varita mágica del Senado, el Gobierno Provincial lo transformó en Juez, y será éste quien presida el Tribunal.

Fiel a su designación, no espero de éste otra cosa que su vocación para condenar.

Por su lado, la Procuración ha preferido desde el 2017 no investigar las denuncias penales en las que se denunciaron a psiquiatras, psicólogos e intérpretes que permitieron con sus falsas pericias, entre otras cosas, a la Fiscalía de Gustavo Stroppiana hacer creer que uno de los acusados en el primer juicio entendía todo lo que le decían desde su analfabetismo, ceguera y discapacidad mental.

Lo metieron preso más de un año para ser hallado luego inimputable. La zoofilia, una de las tantas acusaciones falsas que se hicieron sobre este incapaz, se quedó sin un cliente y el amarillismo mediático también.

Todos los dictámenes también desde el 2017 que se obtuvieron en dependencias oficiales nacionales, como la de peritos particulares, dan cuenta de la pésima labor los intérpretes de lengua de señas de la fiscalía. En este juicio podrán por primera vez venir a hablar de ellos porque nunca antes permitieron que declararan.

Pero sin dudas existe una sentencia condenatoria mediática y social adelantada en este proceso.

La suerte parece echada o al menos el frontón jurídico sigue siendo inexpugnable.

Hay sin embargo una impronta de falsedades, intereses cruzados, tergiversaciones y manipulaciones importantes como desafío para ser descubiertas y denunciadas.

La verdad espera su momento.

La cofradía del juicio fotocopias II explota en su relato las discapacidades, la pobreza, la exclusión, frente al desafío de lo épico que sigue siendo el principio de inocencia y la verdad a pesar de todo.

Al enfrentar la mañana que poco a poco aclara miro hacia la montaña azul de la cordillera de los Andes, esa pared que nos acompañara toda la vida y recuerdo lo que decía el actor Antonio Banderas en aquella propaganda de cigarrillos mientras navegaba: "Hoy es día de estrenos, recoge tus miedos y vamos al ruedo".

Ingreso a la sala de juicio, abrazo a la manera de hoy a mis defendidas y colegas y pienso: es tiempo de justicia, es tiempo de verdad, la que sea, a la que nos dejen llegar a pesar de las trampas y de los truchos, de lo que escriban los autómatas del relato oficial, de lo quiera el cuarto piso de Tribunales y lo que digan las redacciones de los medios en ese altar donde la objetividad perdió su virginidad a cambio de una nota de horror.

El juicio está por empezar. La cofradía del juicio fotocopias II espera su reimpresión en las hamacas de las catacumbas de los tribunales, allí donde se alojan los hombres sin fe, convicciones o pasiones.

Ingresa el Tribunal a la Sala, todos de pie, la épica también.

Carlos Varela Alvarez

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