La crisis agropecuaria y un peligroso efecto dominó

El default de algunas empresas agropecuarias muestra cómo se equivocaron algunos grupos, pero el gobierno no supo reaccionar para anticiparse a la situación.

Rodolfo Cavagnaro

La semana pasada se encendieron luces de alerta cuando tres empresas del sector agropecuario avisaron que no podrían hacer frente a los vencimientos de pagarés bursátiles que operaban a fin de mes. Los argumentos fueron situaciones de iliquidez transitorias y la promesa de retomar los pagos a partir de marzo, cuando comience la liquidación de la cosecha de soja.

Esta situación trajo nuevamente las quejas de las empresas por las retenciones y las quejas del dólar atrasado. En realidad, el problema es la caída brusca del precio internacional de la soja, sumado a las retenciones. En el medio, lo que nadie quiere reconocer son gestiones financieras equivocadas de algunas empresas que jugaron en la dirección equivocada.

El tema de las retenciones lo venimos señalando hace mucho tiempo, y el campo había respondido con inversiones y mayor productividad. Ante estos, los políticos creyeron que podían seguir apretando, total "el campo aguanta". Pero todos se equivocaron. No solo las empresas sino también el gobierno, porque todos calcularon mal.

Las empresas, sobre todo las grandes, tomaron posiciones de inversión calculando un dólar a $3000 y la soja a us$600 dólares la tonelada. Para eso, se apalancaron con préstamos, calculando que harían grandes diferencias ya que eran préstamos a tasas negativas. También se equivocaron los que les prestaron.

El problema fue que el dólar, que estaba a $1500 no solo no subió, sino que bajó a cerca de $1200 y la soja bajó terriblemente de precio para estar por debajo de los us$300 dólares la tonelada

En realidad, en ese escenario, las retenciones son totalmente imposibles de soportar. El gobierno esperaba mayores ingresos y no los tuvo y ahora enfrenta una demanda real de las empresas para sacarlas.

La evolución de los precios de la soja había sido prevista por los analistas serios con un año de anticipación, pero todos los ignoraron y prefirieron jugar a la maxidevaluación, que no se dio. Apostaron y perdieron y hoy no puede hacer frente a los vencimientos. El gobierno tiene el problema que armó un presupuesto con un precio de la soja elevado y ahora enfrenta serios problemas de desfinanciamiento.

Lo que está preocupando a buenos analistas es el efecto sobre a cadena de valor.

Porque estas empresas les deben plata a sus proveedores, no solo por comprar soja, sino porque contaron transporte, compraron insumos, tiene empleados y toda una cadena de personas y pequeñas empresas que dependen de ellos y que puede afectar a muchas localidades del interior agropecuario. El efecto dominó es peligroso.

Lo que viene es crítico. Primero, se pueden sumar nuevas empresas y esto hará que el panorama sea más grave: La Comisión Nacional de Valores, como todos los reguladores, siempre llegan tarde, y salió ahora a poner condiciones más estrictas para los pagarés bursátiles. Pero el problema lo tiene el gobierno porque, aunque no baje las retenciones, puede tener problemas para sostener el equilibrio fiscal.

Todos, funcionarios y empresarios, tendrán que hacer análisis prospectivos más serios y contemplar más variables, sobre todo en un mundo muy volátil.

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