La marcha: una nueva es una embestida del kirchnerismo contra el Poder Judicial

La acción que está tomando el kirchnerismo contra el Poder Judicial, con la marcha llamada "demanda popular" es ilegítima porque la hipótesis contrafáctica que satisfacería su demanda consistiría únicamente en el sometimiento de la justicia al interés propio del soberano.

Mercedes Rus

La marcha citada por el kirchnerismo para el primero de febrero, a cargo de funcionarios nacionales y del mismo presidente, no se trata de una demanda popular y de la comunidad para con la "justicia". Se trata de la abusiva utilización de una apelación humana tan básica, como la relacionada con el servicio de justicia, para con los intereses particulares de dicho sector político.

Como impone el manual de la gesta kirchnerista, el mismo Fernández en una entrevista con Nora Veiras, para Pagina 12, atribuyó la marcha a la espontánea voluntad popular: "percepción ciudadana de que la Corte Suprema y la justicia no están funcionando..."

No es más que un fraude, desde que la hipótesis contrafáctica que satisfacería la "popular"demanda de mal funcionamiento de justicia, sería una justicia parcial a las necesidades del poder ejecutivo de turno, aggiornada de más jueces para la Corte en número y en funcionalidad para con las expectativas de absolución, para ellos mismos, los propios y los amigos del poder.

Así como antes hubo prioridad de vacunas y excepciones a la cuarentena para algunos, así también pretenden la justicia.

Ello porque en el entendimiento del ejecutivo nacional y sus militantes, que la justicia funcione "bien" no sería que actúe a tiempo, resolviendo con o sin ley, asumiendo valientemente las consecuencias de sus decisiones, responsabilizándose de sus acciones, haciendo resoluciones que contengan "soluciones" y no simples formulas correctas para la academia, tibias para el antecedente jurisprudencial y lo suficientemente resguardadas en el caso particular como para no cumplir exactamente con lo que la ley manda, puesto que eso sí sería un escándalo.

Que la justicia funcione "bien" para los organizadores de la marcha sería que los opositores políticos presos estén, mientras que Milagros Salas libre este. Ahora bien, en este sentido ¿eso implicaría acaso que los amigos y socios mayores del poder que libre quedaron en tanto a ella entregaron, presos queden? ¿Esto sería buen o mal funcionamiento?

Esta verdad rompe cualquier ideal altruista con que quiera disfrazarse y elevar a representativa de la universalidad del pueblo, la queja judicial.

El gobierno fomenta una marcha para poder decir aquello que dice poniéndolo en el escenario purgante de "demanda popular".

El titular apela a dicho sentimiento de justicia consustancial al ser humano mientras que la partitura habla de "remoción de persones físicas" ocupando el máximo lugar del poder judicial de la nación.

En palabras del Sr. Presidente: "En la Corte Suprema hay un problema de funcionamiento muy serio", "El servicio de justicia está funcionando muy mal, por lo menos en lo que concierne a los temas federales. Muy mal".

Deconstruyamos un poco esto último. Los temas federales son entre otros, los que atañen a actos de corrupción, y si es por esto, tenemos un historial de disfuncionalidad en los tribunales, con muchos menos procesamientos y condenas de las que debería.

Si de corrupción o delitos que afectan las arcas públicas federales hablamos, los datos dan cuenta de lo pendiente. En veinte años, sólo cinco condenas firmes, lo que da por resultado un promedio de demora para causas de corrupción de 14 años, que menos del 1% de los casos investigados llegue a condena y que menos del 2% siquiera llega a juicio oral. La mayoría prescribe antes (datos de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia).

Paradigmáticamente no es a ello a lo que se refiere ni la marcha ni el preludio presidencial. Para el presidente la justicia funciona mal porque a Milagros Salas la han imputado por Asociación ilícita, figura de difícil tipificación por cierto, pero que no esta ni cerca de configurar los problemas reales de la justicia federal.

Todo lo contrario, para él que funcione bien sería acaso que no hubiera una investigación en la causa de Milagros Salas.

Por otra parte, la justicia que le impacta en el día a día a la ciudadanía es la ordinaria y principalmente la de primera instancia, la primera trinchera donde las personas confrontan con el servicio de justicia y la que la gran mayoría no puede trascender por falta de recursos y tiempo, entre otras cosas. Los fueros de familia y penal son los que mas devenires les causan al "pueblo", rara vez tiene que ver con los fallos que llegan a la Corte Suprema de Justicia de la Nación -para lo que hay que estar en otro nivel- y menos que ver con cuantos representantes políticos o abogados debe tener el Consejo de la Magistratura.

¿Luego, es esta la justicia cuyo funcionamiento afecta a la ciudadanía?

¿Es la liberación de Milagros Salas, la ampliación de la CSJN, la remoción de sus miembros, lo que le hará a la gente sentirse satisfecho en sus demandas de justicia?

Tengamos por seguro, que, como todo acto de populismo, esto no es más que sembrar un enemigo y elevarlo a la categoría de tal frente al "pueblo", a quien nadie le ha preguntado qué piensa de la justicia o dónde esta le está fallando.

Intertanto el máximo representante de un poder del estado apoya la embestida contra otro poder sin mayor reparo en la institucionalidad, funcionarios del poder ejecutivo se muestran entusiastas, no solo en la lógica de su propia ideología donde solo hay un poder al que deben someterse el resto, sino porque en definitiva de ellos es la lucha y la afrenta y no de la sociedad a quien insisten en endosársela.

Cuenta la leyenda nórdica que el Dios de la justicia, Tyr, se convirtió en tal luego de sacrificarse perdiendo su mano derecha a favor de la voracidad de la bestia Fenrir.

¿Debe la justicia sacrificarse ante la voracidad del lobo soberano o ante los reales problemas de la gente?

Sin duda, todo dependerá de lo permeable que el contexto institucional sea y este como para permitirlo. Y el contexto somos todos.

María Mercedes Rus

Senadora Provincial UCR

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