Las altas esferas tienen que poner paños fríos o chocamos el barco

La última semana se intensificaron algunas divisiones en distintos sectores políticos y productivos que necesitamos que, aunque no se soporten, se escuchen para no chocar el barco en el que todos estamos viajando.

Avanza la cuarentena y pone a prueba la paciencia de todo el mundo, es una cuestión lógica que las restricciones -aunque no sean tan extremas como en otros lados- generen tensión en el ser humano, pero hay casos en los que se debe bajar un cambio porque de eso puede depender el futuro de la provincia.

Sin duda la grieta es todo un problema para la Argentina y Mendoza no está exenta de ello, pero es necesario que -por lo menos- los actores políticos comiencen a bajar muchos cambios porque es agotador ver en redes sociales como legisladores de uno y otro color se acusan a diario por todos los temas de contingencia. Ver qué exfuncionarios que poco o nada hicieron en su gestión ahora sean los expertos en todo, cuando en su período ni siquiera se pagaban los salarios.

Es imperioso que suelten los celulares y las cuentas de Twitter y se enfoquen en el territorio para estudiar las necesidades de la gente y comience a dar un panorama certero de lo que nos encontraremos en la pospandemia. Para eso están, para eso se les paga y no para estar todo el día con las chicanas de uno y otro lado. Más contacto con sus votantes y menos contacto con las redes sociales.

Es inoportuna la reforma judicial, claro que lo es, pero lo es más cuando ves al político de tu zona dedicado 100% a una cuestión de la que seguro que se tiene que ocupar, pero que no puede ser su exclusiva labor considerando el contexto en que estamos y el futuro complicado al que nos enfrentamos.

Y la cuestión va más allá de las redes, porque las "grietas" que se generaron a partir de la cuarentena y su efecto económico está alejando al sector público y al privado, tanto así que esta semana por abajo de la mesa se dieron con todo.

"No, es que las hacen todas sentados en sus oficinas", me dijo uno al teléfono. El otro por su parte alegó que a ellos los subestiman  y "no están tomando real dimensión de la gravedad del problema". Uno es del sector privado y otro del público, elija usted cuál es cuál.

Las diferencias entre uno y otro son notables, por lo que en lugar de acercarse en busca de soluciones, hoy están distantes y se miran con desconfianza. El problema es que mientras eso sucede la gente está en la calle preocupada por lo que pasará con sus empleos, con el precio de los productos y pensando cada vez menos en la situación sanitaria, porque ya no puede darse el lujo de hacerlo. Si cada uno toma su rumbo, sin buscar posiciones consensuadas, lo más probable es que choquemos el barco.

El ambiente está pesado y es el peor momento para que eso suceda, por eso todo el mundo tiene que comenzar a bajar un cambio. Los actores políticos que dejen la joda y las chicanas y apunten a alcanzar los consensos que se necesitan en beneficio de la población.

Lo peor de todo, es que se comenzó a ver también una animosidad de la Nación hacia algunas provincia. No sólo fue la filmina que usó el presidente con datos que -según el Gobierno- no son exactos, sino también la presión para que se tomen medidas más restrictivas.

Si vamos a volver atrás intentemos volver a la unidad que se vio al principio de la pandemia. No se caen bien, no se soportan algunos, pero es necesario poner paños fríos y comenzar a escuchar al otro actor de esta película, sea cual sea, para comenzar a encontrar soluciones reales.

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