La grieta mileísta: ser liberal no es lo mismo que ser conservador, populista o proteccionista
Hay liberales que empiezan a remarcar que no les gusta la afinidad que Javier Milei siente por Jair Bolsonaro o Donald Trump.
Hay una grieta entre quienes apoyan a Javier Milei. Se trata de una disputa por cooptarlo que se da entre conservadores y liberales. Juntos, parieron el movimiento que lo llevó al poder y en forma sinérgica, disimularon sus diferencias, en una remake de lo que ya ha ocurrido en muchas otras experiencias internacionales.
Pero la visita de Milei a Jair Bolsonaro en Brasil (una vez más, esquivando la institucionalidad de vincularse al gobierno del país anfitrión, en este caso, representado por Lula) y, a la vez, el constante apoyo a Donald Trump, despierta inquietud en la rama liberal del mileísmo. Tal vez no se perciba tanto en el ajetreo diario argentino, pero sí en su soporte trasnacional.
El primero en dar a conocer tal inquietud fue el mendocino que lo trajo junto a José Luis Espert: Luis Rosales.
El discurso de Milei en la cumbre conservadora de Brasil
En diálogo con el programa "Tenés que saberlo", el analista dijo que "como liberal, me gustaría que todo este esfuerzo se capitalice en una revolución liberal, enderezando la economía, liberar la fuerza de los argentinos y retrotraer el estado a las funciones en las que no tenía que avanzar. Me gustaría que la economía se parezca a la de los países desarrollados".
En ese punto, aquel que mediara entre Espert y Milei, que ahora se ven fuertemente enlazados, sostuvo que "la agenda de Bolsonaro, del Vox no me convencen: soy liberal, no de derecha conservadora. El tema es que Milei tiene fascinación por ambas agendas".
Rosales analizó que "es un liberal capitalista y tiene que hacer el esfuerzo por avanzar en ese camino. Hay mucha gente alrededor de Milei que le molesta más el lenguaje inclusivo que otras cosas". Pero alertó que "los derechos de las minorías tienen que ser consagrados; no podemos entregarles la defensa de las minorías a la izquierda, cuando fuimos los liberales los que las inventamos: la izquierda propuso dictaduras homofóbicas e, irónicamente, en Argentina levanta la bandera LGBT", indicó.
La otra voz que alerta que "ni Bolsonaro ni Trump son liberales" es nada menos que Ian Vásquez, vicepresidente del influyente Instituto Cato y que recientemente liderara la cumbre liberal en Buenos Aires, con la presencia de representantes de lo que llamó "liberalismo clásico" y, por lo tanto, opuesto a la agenda de ambos exmandatarios.
David Rieff, analista estadounidense: "El problema de Milei es que no tiene partido que lo respalde"
Entrevistado también por el programa "Tenés que saberlo", el liberal alejó a Milei de las figuras de Trump y Bolsonaro, marcando que estos tienen políticas e ideas en muchos casos opuestas al liberalismo: "Eso hace de Milei una persona con ideas diferentes a esa tendencia que sí hemos visto en otras partes del mundo como lo que está ocurriendo en la derecha, que sí coinciden en algunas cosas, como el rechazo a la izquierda. Pero Milei es un liberal clásico en el sentido que promueve políticas e ideas que son liberales y que no comparte otros como el libre comercio. Sobre todo, Trump y sus aliados han criticado fuertemente esto, quieren proteccionismo y no tienen confianza en las empresas privadas. Lo que ocurre en Argentina es un regreso a las bases y es un inicio de una ola liberal de verdad que puede empezar para el resto del mundo", analizó.
Vásquez marcó que no todos los votantes de Milei lo hicieron por las ideas claramente liberales, habiendo una buena porción que rechazó al populismo, aunque había otras alternativas dentro de la elección: "En el fondo, lo que el presidente Milei está tratando de hacer es iniciar no solamente un cambio de políticas e instituciones para regresar al país a su grandeza, sino también un cambio cultural en el mejor sentido de la palabra. Un cambio en el que la gente ya no se considere víctima para ser rescatada por el Estado y retomar la responsabilidad propia a través de mayores libertades, que es la receta de cualquier país exitoso".
De tal modo que la grieta existe, como también hay otras, más pragmáticas, como la que se verifica entre los pioneros en apoyar al actual mandatario y "paracaidistas", que ven que poniéndose bajo su capa de "superhéroe" puede recibir algún superpoder en el Estado al que llegan con la excusa de combatirlo, pero que sigue más o menos intacto, por ahora, todavía con mucho funcionario heredado silbando bajito y disimulando su pertenencia a algunas de las corrientes camaleónicas del peronismo.
Milei niega ser populista, pero se les pega a los que sí lo son. Restará ver hasta dónde llega la irritación entre los cultores de un liberalismo clásico, que nada tiene que ver con el proteccionismo y el estatismo trumpista. Tal vez lo que una a Milei con muchos de estos emergentes son sus performances expresivas, y poco más. ¿Lo sabrá? ¿O simplemente seguirá adelante sin profundizar en torno a qué quiere ser y representar?