¿El poder es tener impunidad? Retrato de un infame

Isabel Bohorquez describe su posicionamiento rumbo al balotaje, en una Argentina en la que quedaron en pie las dos opciones que hay: Massa o Milei.

Isabel Bohorquez

Isabel Bohorquez

Por estos días, el comentario constante sobre el próximo ballotage pone en evidencia que no estamos ante una elección de presidente sino ante una opción entre alternativas que cada una en lo suyo, avizoran un panorama difícil para los argentinos.

No me desconcierta tanto la idea de la dificultad y el esfuerzo generacional por sacar adelante nuestro país como la de que no tenemos chances, sólo malas condiciones y las peores sospechas de que todo este escenario político es parte de un gran juego corrompido y enturbiado por sus propios actores.

Pretendo habitar en un país donde mis hijos, y mis nietos a futuro, quieran arraigarse y continuar la maravillosa aventura de vivir en esta casa grande, generosa, diversa y aún con tanto por desplegar. Y asumo que ello implica necesariamente un posicionamiento que me ubica y me compromete a resguardar para toda mi nación lo que aspiro a nivel personal.

Hoy es optar. Mi papel en la historia hoy es optar. Mañana será seguramente algo más. Demasiado anestesiados venimos con nuestros gestos mínimos, limitados a protestar por las redes y a reírnos de los memes.

Cada uno en su conciencia debe decidir frente a la opción Milei/Massa, cuál de los dos será el próximo presidente. Para muchos de nosotros esa opción es una encrucijada tremenda...pero quedarnos fuera no puede ser la respuesta.

Repaso mentalmente las opiniones de mis amigos y familiares; escucho en la calle, presto atención a lo que circula en los medios y las redes...cotejo internamente las valoraciones y me digo a mí misma... ¿cuáles son los indicios más significativos para tomar una decisión de esta naturaleza?

Para mí los indicios más relevantes que tienen que advertirnos frente a quienes estamos y los riesgos que ello implica, son la honestidad/ la deshonestidad, la capacidad de ejercer el poder/ la voracidad por el poder, los valores y principios/ la codicia y el engaño. Aquí me refiero a las condiciones personales de los candidatos y no del aparato o estructura por detrás.

Sin desconocer la importancia de las estructuras político partidarias, las tramas de relaciones que afirman a un candidato o lo hunden, la historicidad de los movimientos políticos y su conformación actual, las supuestas posiciones ideológicas...entiendo que hoy, como siempre pero más que nunca, necesitamos que en la Argentina comencemos a valorar la integridad personal, la sinceridad, la recta intención. Como sociedad, hacer nuestra apuesta por personas dignas. Luego deberemos poner límites a cualquier rumbo que se quiera imponer en los temas fundamentales y de bien común. Basta ya de "democracias" abusivas y despóticas.

De ruines, malandras y sinvergüenzas ya se nos llenó la casa que ellos consideran suya aunque en realidad están allí de prestado. La casa del poder, del gobierno, de la conducción, tiene que volver a ser de la sociedad en su conjunto y ejercer nosotros el mayor control posible sobre nuestros representantes.

Nuestro último presidente ha sido un gran fiasco y un cobarde que yace en sus miserias escondido bajo alguna abultada alfombra palaciega. Fue una persona blandengue y manejable al punto de estar completamente ausente en este momento final de su recorrido. No asumió la responsabilidad de ninguno de los desafíos y problemas que hubo en Argentina durante todo su tiempo y se excusó con la pandemia, la guerra de Ucrania y el ah pero Macri hasta el hartazgo generalizado. Su comportamiento siempre fue mendaz e inconsistente como persona y eso fue lo que obtuvimos de él como conductor.

Quiero decir con esto que, en el fondo de la cuestión, siempre se trata de la persona. No hay que menospreciar el valor de lo humano y la inmensa potestad que puede portar una intención recta y atinada.

Mi brújula es esa al momento de optar.

No puedo advertir desde mi lugar lejano y minúsculo quién, de los dos candidatos, es una persona de bien en lo más profundo de su corazón, pero puedo intentar guiarme por sus acciones.

Milei, hasta donde yo puedo entender, ha sido un tremendo vociferador de propuestas que luego está revisando a la luz de los resultados de sus propias palabras. Se ha desordenado emocionalmente una y otra vez usando términos y conceptos que hoy se han morigerado. Su gente ha tenido que hacer lo mismo. De todas formas, creo que su intención de cambio es genuina. No le soltaría ni un segundo el control social a sus decisiones y creo que nos enseñará -y nos obligará- a ejercer una ciudadanía activa y responsable si nos llega a conducir. Será el presidente más impredecible de los últimos tiempos.

Hasta aquí, yo creo que Milei es arrebatado aunque es muy inteligente, es sincero y tiene claro un rumbo para cambiar el país desde la perspectiva económica. Sobre las otras dimensiones de la vida argentina hay que ponerse a trabajar muy duro para que aprenda algunas cosas. Parece alguien muy concentrado en sus ideas y que recientemente ha empezado a abrir el juego para discutir otras perspectivas. Dependerá del conjunto de la sociedad, el modo en que le permitamos a este hombre conducir nuestro país.

Massa, para mí percepción, es siniestro. Ha recorrido todo el arco político argentino incluso en contradicción consigo mismo y los aliados a los que no tuvo ningún escrúpulo en traicionar, con tal de ocupar un puesto de poder. Su intención se ha basado en la ambición personal aunque use palabras suaves y sonría. Se abraza con quienes juró barrer hace apenas unos 7-8 años cuando tenía pretensiones presidenciables y le servía amenazar con meter presa a Cristina. Hoy dice que él no es kirchnerista pero es candidato de esa plataforma política y la propia Cristina sale a militar la campaña por su candidatura. No hace falta que me explaye sobre su ininterrumpida escalera de cargos y funciones para no aportar nada al país más que quebranto.

Todos los entendidos en política nacional saben de donde surgió Massa y que caminos recorrió, quienes lo apoyan y financian y que por eso mismo, la gente pobre le conviene así, pobre, ignorante y dependiente. Es de los que se hicieron ricos volviendo a nuestro país más indigente y vulnerable, aunque repita frases hechas sobre el bienestar y el progreso.

Massa es, a mi juicio, indefendible. No representa ninguna ideología, excepto sus propios intereses y los grupos poderosos detrás de bambalinas que lo avalan. Hoy está dentro de lo que eufemísticamente llaman peronismo renovador y está tan lejos del peronismo como del kirchnerismo (los kirchneristas no son peronistas, solamente usan esas banderas). Ha sido un rotundo fracaso en todo aquello que promete mejorar. ¿Cómo es posible creerle a alguien tan mentiroso?

Sinceramente, si el único candidato que tienen -tanto el peronismo como el kirchnerismo- para conducir el país es Massa, eso significa entre otras cosas que el peronismo ha muerto y que el kirchnerismo ¿está a punto de convertirse en otra cosa? En medio de semejante promiscuo velorio, Massa es la representación del oportunismo y la famosa frase de Alfredo Yabrán: "El poder es tener impunidad".

¿Seguiremos asistiendo a un festival de impunes y desvergonzados?

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