Estados Unidos: A 16 semanas de la elección más importante del mundo

Los republicanos detrás de Donald Trump y los demócratas de Joe Biden enfrentan un final de campaña a toda orquesta. Los estados en disputa, las diferencias y las estrategias para resolver quién será el nuevo mandatario. Accedé al informe completo de Gaceta Mercantil.

Miguel Marín

Monedas más, monedas menos, gran parte del año pasó como en cámara lenta a resultas de la pandemia generada por el Covid-19 y ya estamos casi a las puertas de la elección más importante del planeta.

El martes 3 de noviembre, en poco más de quince semanas, el pueblo de Estados Unidos tendrá su cita en las urnas para elegir al Presidente del país económica y militarmente más poderoso del mundo en unos comicios que no son obligatorios y se desarrollan en un día laborable, y en los participa en general un tercio de los ciudadanos aptos para hacerlo.

¿Cómo se elige el Presidente en EEUU?

Como en nuestra vieja Constitución (antes de la reforma de 1994), el sistema electoral de EEUU es indirecto: los votantes eligen electores por cada estado, los que luego eligen al Presidente a través del Colegio Electoral.

Sin embargo, y como una gran diferencia que hace tan peculiar al sistema electoral estadounidense, mientras que en nuestra antigua Carta Magna los electores se elegían proporcionalmente según los votos recibidos por cada partido intra-estados, en EEUU quien gane en un estado -aunque sea por un voto-, obtiene todos los electores que corresponden a ese estado. Esto es así en los 50 de los 52 estados y las excepciones son Maine y Nebraska, que envían muy pocos electores y los dividen conforme el resultado de elecciones distritales directas.

Es decir, la regla general es que el ganador se lleva todo ("winner takes all"), lo que convierte cada elección en una singular batalla cuerpo a cuerpo dentro de cada estado para llegar al total de los 270 electores necesarios para elegir al Presidente dentro de un Colegio Electoral que, desde 1964, tiene 538 miembros.

Estados sólidos-estados oscilantes

Por ende, cada elección estatal es una batalla distinta dentro de la "gran" guerra que se desarrolla nacionalmente. Y como la inmensa mayoría de los estados tienen históricas predilecciones "azules" (demócratas) o "rojas" (republicanos), los estrategas de campaña de los candidatos tienden a concentrar sus esfuerzos y recursos en aquellos estados que suelen oscilar históricamente entre ambos grandes partidos.

Estos se conocen como "swing states" (estados pendulares) y en la jerga común de los analistas de campaña. Suelen denominarse "battlegrounds" (campos de batalla) ya que son los que habitualmente inclinan la balanza en el Colegio Electoral hacia uno u otro partido.

No siempre los "swing states" o "battlegrounds" son exactamente los mismos que en la elección precedente, pero casi siempre hay un puñado de Estados que suelen estar entre ellos con seguridad y representan una gran cantidad de votos en el Colegio Electoral, por lo que resultan definitorios para decidir el resultado final de la elección.

Así, el prestigioso website FiveThirtyEight, dirigido por el especialista en estadísticas y periodista Nate Silver, suele anotar entre los históricos "swing states" a algunos importantes estados cuyos votos electorales figuran entre paréntesis: Pensilvania (20), Florida (29), Michigan (16), Wisconsin (10) , Colorado (9), Iowa (6), Minnesota (10), Nevada (6), New Hampshire (4), Ohio (18), North Carolina (15) y Virginia (13). Parte del hecho de que son aquellos en que en las últimos comicios los resultados resultaron usualmente muy apretados ("too close to call") y, además, cambiantes entre "azules" y "rojos".

Como vemos, los estados pendulares representan 156 votos electorales siempre absolutamente decisivos para ungir al siguiente inquilino de la Casa Blanca. Los restantes 382 votos electorales se reparten con regularidad histórica entre estados demócratas y republicanos.

Los demócratas tienen sus principales bastiones en las costas Este y Oeste (con California (55) y Nueva York (29) a la cabeza, respectivamente, y los republicanos tienen amplio dominio en los estados del Centro del país con Texas (38) como bastión y a excepción de la sólidamente demócrata Illinois (20), en el centro-norte.

¿Cómo están las cosas hoy?

La casi totalidad de las encuestas nacionales de intención de voto marcan una tendencia que comenzó con 5-6 puntos favorables al demócrata Joe Biden hace un par de meses y se ha ido consolidando y ampliando paulatinamente a su favor hasta reflejar una sólida ventaja que promedia los 9-10 puntos porcentuales nacionales al día de hoy.

Los datos son consistentes y muestran un agotamiento de ciertos sectores del electorado conservador moderado que acompañaron mayoritariamente a Donald Trump en 2016, especialmente en los mayores de 65 años, que están cansados de la tensión permanente que genera el Presidente y pretenden una América más "tranquila", y a los cuales Biden no les genera el rechazo que les generaban Barack Obama y Hillary Clinton.

Es difícil encontrar ángulos donde golpear a Biden y -generalmente- los golpes sobre "el bueno de Joe" generan más rechazo que aceptación dada su sólida trayectoria como demócrata moderado y educado.

Tampoco en líneas generales están conformes con el manejo de la pandemia generada por el Covid-19, en la que Trump no sólo tuvo muchas idas y vueltas sino también contradicciones con muy respetados expertos como el titular desde 1984 del National Institute of Allergy and Infectious Diseases (NIAID), Anthony Fauci, desde enero integrante de la White House Coronavirus Task Force. Particularmente, los medios -casi de manera monolítica en contra del magnate inmobiliario neoyorquino- han destacado esta semana que Trump se decidió por desplazar a Fauci de su círculo por la notable -y a veces hasta grotesca- distancia que mantiene de sus posiciones sobre la crisis sanitaria.

También han contribuido los ataques de Trump contra el movimiento "Black Lives Matter", nacido a consecuencia del asesinato del afroamericano George Floyd a manos de la Policía de Mineápolis, Minnesota. El mandatario no ha sido lo suficientemente claro para condenar a los grupos supremacistas blancos y ha generado impactos profundos en muchos estados, además de apoyos de vastos sectores blancos moderados. Seguí leyendo los datos de este importante informe haciendo clic aquí.

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