Consuelo Herrera, el cupo trans y una historia de superación tras sus 10 años en la prostitución

Se llama Consuelo Herrera y es travesti. En una entrevista con Memo revindicó la felicidad que para el colectivo significa la sanción de la ley Diana Sacayán-Lohana Berkins, por la que podrán acceder a puestos de trabajo. "Antes, las travas que no nos prostituíamos no comíamos. Era la única salida", recuerda con pesar y lucha.

Esta semana el Senado de la Nación sancionó la Ley Diana Sacayán-Lohana Berkins, que establece un cupo del 1% dentro del Estado Nacional para que personas travestis, transexuales y transgénero puedan acceder a un empleo. El objetivo, según su articulado, es "promover la igualdad real de oportunidades en todo el territorio de la República Argentina".

Pero, ¿Cuánto sabemos los mendocinos de la realidad que vive ese colectivo de personas? Nos atrevemos a responder que muy poco, por no decir nada. Por eso, en este contexto, Memo entrevistó a la titular que el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo tiene en Mendoza, Consuelo Marianela Herrera.

Consuelo es travesti, así se define ella y explica cuáles son las dos categorías dentro del colectivo. Pero también, y sin dudas la parte más impactante de la charla, cuenta cómo fueron los 10 años en los que se tuvo que dedicar a la prostitución porque "no le quedaba otra salida y si no trabajaba de eso no comía".

Tras la sanción del cupo trans, CFK marcó que ella impulsa la ley desde 2017

Justamente por eso, por la cruda y violenta realidad que viven ellas, es que Consuelo y "las travas" -tal cual las menciona la delegada del Inadi local- están tan felices con el logro obtenido el pasado jueves a través de la sanción de la ley. Una normativa que sí las contempla y que significa al menos una ventana para poder salir de la prostitución.

"Estamos muy contentas por la sanción de la ley. Antes cuando te hacías trava y hasta el día de hoy (porque falta que la ley entre en vigencia) sigue siendo así; dedicarte a la prostitución es la única salida. Pero estamos felices, estuve con un montón de compañeras de una cooperativa, nos abrazamos, explotamos de emoción porque hay muchas que tienen esa necesidad de entrar a trabajar. Pero, si no hay un Estado que acompañe esa iniciativa, no es posible", explica marcando una postura política.

Consuelo Herrera, titular de Inadi Mendoza.

Y sí, así es como ella se define. "Yo soy travesti, concepto que responde a una identidad con un posicionamiento político frente a las cuestiones heteronormativas. Por ejemplo, el concepto travesti utilizado por el diccionario de la RAE representa una categoría con un significado que se aleja muchísimo de lo que nosotras somos porque lo define alguien desde una perspectiva hetero cis. Encima de invisivilizarnos, escriben teorías sobre nosotras sin nosotras", dice.

Por otro lado está el concepto de mujer trans, prosigue describiendo, que es más europeo, más colonial. Y que si bien a ella no la identifica, también lo incorporan porque hay chicas del colectivo que sí lo usan para autodefinirse. Lohana Berkins, una de las dos activistas travestis que le da nombre a la ley, habla de esos conceptos.

Yendo al tema específico de la búsqueda laboral, la reflexión de Consuelo, tupungatina de nacimiento, nos deja pensando mucho. En la letra, la nueva ley establece que "el Estado Nacional, comprendiendo los tres poderes que lo integran, los Ministerios Públicos, los organismos descentralizados o autárquicos, los entes públicos no estatales, las empresas y sociedades del Estado, deben ocupar en una proporción no inferior al 1% de la totalidad de su personal con personas travestis, transexuales y transgénero, en todas las modalidades de contratación regular vigentes".

"Mucha gente dice: ¿por qué no van a buscar trabajo? Es lo que hemos hecho y la respuesta es que no te contratan si sos trava. Si fuese tan simple como la gente cree, habría un montón de travas por todos lados trabajando y eso no sucede hasta ahora", asegura quien también es militante de la Corriente por la Liberación la Igualdad y el Kambio (CLIK).

- Pero cómo es, ¿no te dan ni la posibilidad de acceder a una entrevista laboral?

- Cuando vas a buscar trabajo hay toda una sociedad con una estructura que se maneja de forma binaria. Es decir, un patrón hetero cis normativo, varón o mujer. Si no sos ni varón ni mujer no servís para el eslabón productivo económico. Además, todo el tiempo esta sociedad ha tenido un posicionamiento político de dejarnos afuera de todo. Siempre, en principio nos excluyeron de la educación. Si hacés un paneo de las travas, ves que la mayoría no tiene el secundario completo.

Pero eso no es porque las travas no hayan querido estudiar, todo lo contrario. Si hacés un recorrido histórico podés observar que a las travas que hoy tienen 40 años, las sacaban del colegio, les decían ‘no podés venir así vestido, sos una burla, un chiste'. Eran las mismas docentes, los mismos directivos quienes discriminaban de esa manera. Así es que cuando te sacan del sistema educativo, después se hace muy difícil.

- Entiendo que es justamente en la adolescencia, cuando estás en el secundario, que empezás a descubrirte...

- Exacto. En realidad, nosotras empezamos a tener noción de esto cuando somos niñas pero en la adolescencia aparecen las herramientas, es el momento en el que estás en desacuerdo con todo y querés ser vos misma. Esa es la etapa para reivindicar que somos travas. Y lamentablemente eso nos costó mucho: que te echen de la escuela, de tu casa, de todos lados y por ende tener que migrar a otros lugares.

- ¿Cuál es tu historia personal, tuviste que irte de tu casa?

-A mí no me echó mi familia pero sí me tenía que ir de Tupungato porque si no no iba a poder vivir, sabía lo que se venía así que me vine a Mendoza. Te pasa que migrás hacia las grandes ciudades en búsqueda de oportunidades y terminás dándote cuenta de que la única oportunidad es la prostitución. De hecho, yo a todas las travas que conocí fue en esos lugares.

En lo personal, estuve 10 años inmersa en un sistema de prostitución y todo el tiempo renegando porque a mí no me gustaba. No estaba ni ahí con prostituirme pero si no tenía plata cómo me iba a sostener, cómo iba a comer. Además, cuando existe la oportunidad de ingresar a un empleo y se dan cuenta de que sos trava, no entrás. Directamente se cierra la chance.

Siempre está la barrera. Si no fuese real lo que nosotras planteamos habría travas en todos lados trabajando y no es así. Hoy en día en la función pública de Mendoza somos sólo dos; Teté (por Fernanda Urquiza, que es la Coordinadora de Diversidad Sexual del Gobierno de Mendoza) y yo. Es decir, hablamos de una desigualdad estructural porque las travas no ocupamos esos espacios porque no se nos permitía.

Y vuelve a retomar la alegría que les da esta ley: "Estamos muy felices porque ahora sí van a entrar a trabajar a lugares dignos. Tampoco somos muchas, así que con un 1% estamos bien. Incluso, para las travitas más pequeñas, que están haciéndose, que hoy en día tienen seis años, las familias las pueden ayudar y acompañar para que no tengan que pasar lo mismo que nosotras".

"Ahora sí, pueden terminar sus estudios, acceder a una fuente laboral digna de manera inmediata, no tener que esperar 40 años y en el medio prostituirse. Porque además la prostitución es muy violenta y muy fea", cierra recordando Consuelo Herrera, con una entereza admirable y una lucha que sólo está en la sangre de los marginados sociales que, ahora, tienen una esperanza que engrandece. 

Esta nota habla de:
¿Estás de acuerdo con la prohibición de la Ciudad de fumar en determinados espacios abiertos?