Pensar fuera de lo tradicional para estabilizar el dólar

"Argentina sin reglas no puede funcionar, no nos creen. Nuestra historia es la de un mentiroso e incumplidor serial", afirma en esta nota el economista Sebastián Laza.

Sebastián Laza

Las grandes ideas vienen de personas con visión de futuro que desafían la norma, piensan fuera de la caja e inventan el mundo que ven dentro, en lugar de someterse a las limitaciones de los dilemas actuales. T. D. Jakes.

Pensar fuera de la caja de herramientas equivale a decir pensar fuera de nuestra zona de confort. El cerebro siempre toma las mismas vías neuronales para resolver cualquier tipo de problema y no siempre consigue la solución adecuada hasta que aprende a pensar fuera de la caja. A nivel país pasa lo mismo, seguimos siempre los mismos caminos fáciles, con los mismos resultados mediocres.

Desde el retorno de la democracia (1983) la clase política argentina no logra estabilizar la economía de forma sustentable. Los desequilibrios macro son una herencia de la conflictiva década del '70, pero con el correr de los años se fueron haciendo cada vez más intensos y profundos. El problema de fondo argentino es político, lo económico y social son consecuencias, no causas. La pandemia tan solo expuso un poco más el problema.

Durante los últimos 37 años (1983-2020), el país casi nunca pudo alcanzar un adecuado equilibrio entre lo fiscal, lo monetario, lo cambiario y los vencimientos de deuda pública, entre otros. En mayor o menor medida, todos los modelos o planes implementados fallaron en alguna/as de dichas variables, que llevaron a su ulterior fracaso sistémico.

A grandes rasgos, han habido 3 procesos bien definidos desde el retorno democrático: a) Pre-convertibilidad: Alfonsín; b) Convertibilidad: Menem-De la Rúa; c) Post-convertibilidad: Duhalde-Néstor K-Cristina K-Macri-Fernández. Ninguno logró hacer crecer el país de forma sostenida y consistente, con baja inflación, aumento de salarios reales y disminución sostenida de pobreza e indigencia. Ni siquiera Néstor y Cristina, que tuvieron varios años de crecimiento del pbi real, pero que nunca pudieron dominar la inflación, llegando al extremo de adulterar los cálculos del INDEC para que diera más bajo. Un bochorno.

¿Cuánto aguanta la economía?

Es hora de reconocer que los que han tenido la responsabilidad de gobernar no han entendido bien la psicología de los mercados, terminando los ciclos siempre igual, con explosiones cambiarias y de riesgo país, por desconfianza extrema de los mercados.

Pensar diferente

Un país sin credibilidad como el nuestro, pero que a su vez pretende jugar en ligas financieras y comerciales donde juegan los países "racionales", tiene que encontrar, una estrategia "creíble", sino va a fracasar siempre. Por qué no pensar entonces en un esquema de consensos, sobre metas fiscales y monetarias, bajo ley del Congreso, votada por los principales partidos, y mantenida a través de los sucesivos gobiernos.

Argentina sin reglas no puede funcionar, no nos creen. Nuestra historia es la de un mentiroso e incumplidor serial. La convertibilidad de Menem-Cavallo, quizás fue la única regla que funcionó desde el retorno de la democracia, al menos para bajar la inflación, pero no sirvió para los demás objetivos. Hay que buscar reglas menos rígidas, pero igual de efectivas en términos de credibilidad percibida, y los consensos por ley del Congreso pueden ser una alternativa. Llevamos 18 años de post-convertibilidad sin reglas monetario-fiscales, lo que para un país como el nuestro, sin credibilidad alguna, es demasiado.

Mariana Luzzi, autora de "El dólar, historia de una moneda argentina"

Un problema es que este esquema exige un amplio acuerdo entre PJ, UCR y PRO. Pero hay un gran obstáculo: el Peronismo K, que entiende la economía de otra manera (a contramano), llegando al extremo de creer que se pueden emitir grandes cantidades de dinero sin generar inflación (Marco del Pont lo ha dicho públicamente, entre otros).

El país necesita aprobar en el Congreso un plan económico integral y creíble, con metas avaladas por todos los partidos importantes, y cumplirlas a rajatabla durante varios años. Por supuesto que las metas deben ser graduales, para ir saliendo de a poco del atolladero que nos metió la pandemia, pero respaldado por todos los partidos con representación importante en el Congreso. Si el FMI, como principal acreedor del país, pudiera avalar dichos consensos, mejor todavía en términos de credibilidad.

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De lo contrario, corremos el riesgo de que el actual cepo duro de Alberto y Cristina, criticado por casi todo el arco opositor, no alcance a frenar la crisis cambiaria, lo que llevaría al gobierno, por ejemplo, a intentar forzar la liquidación de dólares, para equilibrar oferta con demanda. Esto llevaría probablemente a una explosión social y política, con una inflación desbordada. Aún estamos a tiempo de evitar el colapso.

Probablemente en los consensos por ley del Congreso, haya que incluir también algunas metas estructurales: como reformular gradualmente el sistema previsional y limpiar de distorsiones el sistema impositivo.

En síntesis, una alternativa viable para Argentina pasa por plantear metas fiscales-monetarias por Ley del Congreso, cumplirlas y empezar el largo camino de generar credibilidad al mercado. De lo contrario, de seguir fracasando con medidas tibias, cambiantes y sin consenso, corremos el riesgo de que los ciudadanos empiecen a votar los extremos, ya sea de izquierda o de derecha. ¡Quizás haya llegado la hora de dejar de equivocarnos!


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