Massa corre detrás de la inflación y acelera minidevaluaciones para evitar la maxidevaluación

Mientras el ministro busca formas de conseguir que el FMI le gire los dólares prometidos, el IPC de abril le pegó un cachetazo muy fuerte. El análisis económico político de los domingos de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

Todo está atado con piolines. La situación es muy delicada. El ministro Sergio Massa, que necesita muchos dólares y no los consigue, decidió acelerar las minidevaluaciones diarias de la moneda. De venir a un ritmo de 5,5% en enero y febrero, del 6% en marzo y del 6,5% en abril, aceleró la tasa de devaluación y ya está subiendo el valor del dólar mayorista a un ritmo del 8,3% mensual. Si anualizamos esta tasa nos da un 160%, que estaría un poco por encima de la tasa de inflación anualizada y por encima de la tasa de interés.

Pero donde se están reflejando las expectativas es en el mercado del dólar futuro, que donde los operadores dejan apreciar sus previsiones. Así, el valor del dólar oficial negociado para fines de mayo es $240,45, para junio de $263,3, para julio $290, y para fin de agosto $342,5. Y si proyecta mirando a un año, el precio para abril de 2024 es $747. La tasa efectiva anual (TEA) implícita entre las PASO y las elecciones generales, registran un aumento del 300%. El valor de abril 2024 implica un incremento del 238%. Es decir, nadie cree que sea sostenible un proceso de devaluación suave.

"Estamos tratando de equilibrar la economía y no nos cabe un quilombo más de la política", dijo el jueves con mucha claridad el ministro. Pero la advertencia no sólo era para la interna del oficialismo. También iba para la interna de la oposición, porque las señales de separación, como si fueran enemigos acérrimos, se comienza a dar en ambos bandos. En lo económico, esto hace que la mayoría de los operadores quieran irse de la Argentina porque no confían en ninguno. En la política, favorecen el crecimiento de Javier Milei, no por sus virtudes sino por los defectos de los políticos tradicionales.  

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A medida que transcurre el tiempo y no aparecen los dólares, los riesgos de tener que recurrir a una maxidevaluación son mayores, pero con el agravante que, ante la situación política, esta devaluación generaría una corrida terrible que terminaría con hiperinflación. Lo que Massa les está diciendo es que no hay espacio para seguir con estupideces en todos los bandos, porque son los sectores de la política los que tienen que transmitir confianza, algo que hoy no hacen.

Por otra parte, el ministro espera la respuesta del Fondo Monetario Internacional (FMI) por los desembolsos esperados y mientras tanto hace los deberes para merecer dichos aportes. No solo aceleró la tasa de devaluación mayorista, sino que la quita de subsidios supondrá un fuerte aumento de las tarifas de luz y gas, que caerán en medio del proceso electoral. También se vio obligado a volver bajar el gasto público un 16% ante la caída de la recaudación, sobre todo los derechos de exportación. Todo esto impactará en la inflación de mayo y junio, que no serán más bajas que la de abril.

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El índice de precios de abril reflejó un 8,4% de crecimiento y mostró, una vez más, que el gobierno sigue fracasando en sus estrategias y que ya no alcanza con amenazar empresas y hay que empezar a bajar seriamente el gasto y lo que habrá que recortar será muy grande y las consecuencias mucho peores que si se hubieran hecho en tiempo y forma.

Otra vez el rubro de mayor aumento fue el rubro más protegido, que es el de indumentaria y calzado, que creció 10,8%, y es una demostración que la protección es solo para los empresarios en perjuicio del resto de los argentinos. Es inaudito que después de años de generar daños a los argentinos estos empresarios sigan llorando protección y acumulando riquezas a costa de los ciudadanos, con la anuencia de una inepta dirigencia política que no se hace cargo del daño que han generado y siguen produciendo al bolsillo de la mayoría de los compradores.  

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El segundo rubro que más aumentó fue alimentos y bebidas, que creció 10,1%, donde el pollo, los huevos tuvieron un rol central en el incremento del índice, aunque el rubro verduras, tubérculos y legumbres fue el que más creció, mientras el de lácteos y huevos fue el que siguió mientras pan y cereales fue el tercero más importante. Dada la forma en que se calcula la pobreza y la indigencia, este rubro será muy importante en el nuevo cálculo que dará el INDEC la semana próxima.

El tercer rubro fue Restaurantes y hoteles, y aquí juegan varios factores. Por una parte, los costos que impactan sobre la explotación, y son justamente alimentos y textiles los proveedores más importantes. Además, el reconocimiento a los turistas del valor del dólar paralelo estimuló la llegada de turistas extranjeros que vinieron a pasar y también a comprar. Además, los argentinos que, en el medio de la crisis, no encontraban instrumentos de ahorro, decidieron consumir y eso pobló los restaurantes y también estimuló el turismo interno.

Pero esencialmente, más que analizar las consecuencias hay que recordar cuáles son las causas y estas son, básicamente, el déficit fiscal producido por el elevado gasto público. Y aclaramos que el problema básico es el volumen del gasto, sin importar cómo se financia. En algún momento, en el gobierno de Néstor Kirchner había superávit con un elevado gasto público, pero habían aumentado impuestos como las retenciones. Aunque no se notara, los impuestos son inflacionarios y la inflación es un impuesto que el estado te cobra para hacerte creer que la cosas que te regala son gratis.  

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Así, con el exceso de gasto, el gobierno recurre a aumentar impuestos, pedir préstamos o a emitir moneda y así comienza la carrera loca de la inflación, porque la mayor cantidad de pesos presiona a la demanda de riquezas que no se han producido y eso genera aumentos de precios. Cuando el déficit se vuelve crónico, el problema es grave porque el mercado lo percibe y ya comienza a esperar aumentos de precios y es donde las expectativas juegan un rol acelerador adicional.

Durante muchos años hemos escuchado discursos livianos diciendo que el gasto público y la expansión monetaria para financiar el gasto público no era generadores de inflación, sino que el proceso venía de la puja distributiva, y es justamente al revés, es la inflación generada por el gasto y la expansión monetaria lo que genera la puja distributiva más salvaje.

Lo cierto es que el Gobierno está en un grave problema y el ministro Massa tratando de conseguir los dólares del Fondo está acelerando medidas que tendrán efectos sobre la inflación. El problema es si los dólares se demoran demasiado o no llegan hasta las PASO. Ahí el mercado habrá acertado con sus previsiones

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