La bolsa de Tokio superó su récord histórico de los años ochenta

La bolsa japonesa cerró hoy con una suba de 2,19% y una cotización de 39.098,68 puntos, superando el récord previo de 38.915,87 registrado el 29 de diciembre de 1989, según indicó la agencia Bloomberg.

El índice de Tokio, el Nikkei, batió hoy su máximo histórico logrado a fines de los años ochenta, impulsado por la debilidad del yen y la expectativa de que el Banco de Japón continuará con su política monetaria laxa.

La bolsa japonesa cerró hoy con una suba de 2,19% y una cotización de 39.098,68 puntos, superando el récord previo de 38.915,87 registrado el 29 de diciembre de 1989, según indicó la agencia Bloomberg.

En 2023 ya había crecido un 28%, su mejor rendimiento anual en diez años, y acumula una subida de casi el 17% en lo que va de 2024.

Distintos factores explican este buen rendimiento, pero sobresale la debilidad del yen, que hace más atractivos los títulos japoneses para los inversores extranjeros e inflan artificialmente los resultados de sus empresas orientadas a la exportación.

El bajo valor del yen está conectado con la política monetaria ultraflexible del Banco de Japón con bajas tasas de interés como parte de una estrategia gubernamental para estimular la economía, a grandes rasgos estancada desde hace más de dos décadas.

Esto contrasta con los demás bancos centrales, como la Reserva Federal estadounidense (FED) y el Banco Central Europeo (BCE) que, por el contrario, aumentaron significativamente sus tasas desde 2022 para frenar la inflación.

"La suba de la bolsa se sustenta en la esperanza que el yen seguirá barato, teniendo en cuenta las políticas monetarias flexibles del Banco de Japón, lo que implicará un aumento de precios y de salarios", comentó recientemente Takahide Kiuchi, economista de Nomura Research Institute a la agencia AFP.

Pero también hay motivos geopolíticos en este salto del Nikkei.

Los inversores extranjeros, preocupados por el riesgo geopolítico de mantener sus activos en China, encuentran una alternativa en Tokio.

A eso se suma que China se encuentra lastrada por una crisis inmobiliaria y una lenta recuperación tras la pandemia.

El reconocido inversor estadounidense Warren Buffet, desde 2020 decidió rearmar su cartera e invertir en varias empresas japonesas.

Estas firmas, además, entregan dividendos más elevados y readquisiciones de títulos más frecuentes respecto al pasado.

El Nikkei había alcanzado su récord por última vez en los años ochenta frente a una burbuja especulativa que, entre otras cosas, provocó que el precio del metro cuadrado en algunos barrios de Tokio fuera 350 veces más elevado que en la isla neoyorquina de Manhattan.

En ese entonces, Japón amenazaba con desbancar a Estados Unidos como la principal economía mundial.

Una vez estallada la burbuja, hubo una caída brutal en la economía japonesa que la llevó a décadas de estancamiento y deflación.

No bastante, para los analistas, la situación actual difiere a la de esos tiempos.

"Los precios de las acciones no son tan caros comparados a los años de la burbuja", afirmó Asuka Sakamoto, economista en jefe en la firma Mizuho Research & Technologies.

De hecho, la economía japonesa es todavía frágil, con una pequeña recesión a finales de 2023, vinculada a la debilidad del yen y la inflación, lo cual precisamente impulsó la apuesta a que las tasas de interés ultra bajas continuarán por más tiempo.

Además, mientras que en 1989 los bancos japoneses lideraban el mercado bursátil, ahora existe una mayor diversificación con automotrices como Toyota, gigantes tecnológicos como Sony, o firmas de indumentaria como Fast Retailing, propietaria de Uniqlo.

"Es bastante simbólico haber alcanzado este récord. Esto es prueba de que Japón está cambiando", señaló, por su parte, Seiji Nakata, ejecutivo de la firma Daiwa Securities Group.

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