Chile elige entre un Kast menos pinochetista y un Boric menos comunista

El vecino país define qué extremo será el que conduzca el futuro en medio de un proceso de muchos cambios, aunque en el último mes las posiciones de los candidatos se fueron acercando al centro y se alejaron de los polos opuestos para, incluso, encontrarse en algunas ideas.

Chile elige hoy al nuevo presidente y lo que quedó aún más claro después de un mes de campaña tras la primera vuelta, es que ninguno de los candidatos resultará tan extremo como se preveía. Son varios los factores que harán que el ganador esté más condicionado de lo que se preveía, cuestión que los mismos candidatos entendieron, bajando el nivel de revoluciones con el que llegaron a la primera vuelta.

Tanto José Antonio Kast (derecha) como Gabriel Boric (izquierda) moderaron sus discursos, se distanciaron de los extremos y acercaron al centro en busca de los votos que le permitan ganar este domingo.

Aunque mantiene ciertas posiciones polarizadas, el futuro presidente se enfrentará como primera cuestión, a un Congreso sin mayoría, por lo que necesariamente deberá recurrir a los consensos para poder avanzar con los proyectos que impulsaron en sus campañas. Igualmente, no se trata de una cuestión utópica, porque al contrario de la Argentina, en Chile se han alcanzado acuerdo transversales entre todas las fuerzas cuando se trata de políticas de Estado.

Pero más allá de la cuestión política, desde el punto de vista económico el Banco Central ya delineó lo que serán los próximos años para el vecino país y prevé un 2022 con menos crecimiento y un 2023 con una actividad económica reducida casi al 1% o al 0%. Con ese panorama, cualquier medida tendrá que ser estudiada con mucho cuidado, porque no serán años fáciles en materia económica para el futuro mandatario. Es decir, el próximo presidente no se encontrará con el mejor momento económico, faltando aún por conocer la reacción de los mercados al resultado electoral.

Por si esos dos factores no fueran lo suficientemente condicionantes para el próximo presidente chileno, además debe enfrentar el final del proceso de la Asamblea Constituyente, la cual entregará el texto de la nueva Constitución en la segunda mitad del próximo año.

El que gane este domingo deberá llevar el texto a votación de todos los chilenos, porque a diferencia de las elecciones como la de hoy, el voto sobre la nueva Constitución tiene carácter obligatorio, por lo que el resultado de ese plebiscito es totalmente incierto y podría, incluso, rechazarse la nueva Constitución. Con voto voluntario en la primera vuelta presidencial participó el 50% del padrón y para la elección de la Asamblea Constituyente votó sólo el 20% del padrón, por lo que más allá de ser legítima, puede resultar poco representativa.

Aunque se da por descontado que Chile enfrentará muchos cambios en el futuro, con el paso de los días se fue atenuando la idea de giros muy radicales de la manos de las posiciones polarizadas. Además, sea quien sea el presidente, tendrá que avanzar cambios que son exigidos de manera transversal por la población (como la modificación al sistema de pensiones), lo que puede llevar a que proyectos más extremos (a los que les temen muchos de los partidarios de uno y otro candidato), deban postergarse en un contexto de nueva carta magna, baja en la actividad económica y ante la necesidad de consensos legislativos.

El detalle fino de lo que será el futuro de Chile se puede comenzar a analizar después de las 18 horas, ya que con el sistema electoral chileno los resultados comenzarán a conocerse a pocos minutos de los primeros cierres de mesa y a las 20 ya podría estar definido quién es el nuevo presidente. Eso siempre y cuando la elección no sea tan estrecha como para necesitar que se cuente hasta el último voto de la última mesa.

Con final incierto, el vecino país cierra el 2021 definiendo el nombre que tendrá cuatro años intensos y muchos pedidos y responsabilidades sobre la espalda, pero está lejos de cerrar un ciclo y se prepara para un 2022 en el que se seguirá diseñando el nuevo Chile.

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