Muchas puertas y Alberto tiene una sola llave

Las crisis que debe afrontar el Presidente, en el análisis y la opinión de Daniel Urquiza, dirigente justicialista, que pone en foco no una pandemia, sino una anterior: lo que dejó Mauricio Macri.

Daniel Urquiza

Traer a la memoria el país que recibió el presidente Alberto Fernández hace apenas ocho meses atrás, puede resultar una reiteración innecesaria, pero, a la luz de la corta memoria resulta importante frente a los nuevos escenarios que propone la pospandemia de la que todos quieren ocuparse. 

Un país que transitó cuatro años de sacrificios esperando un ansiado crecimiento seducido por promesas basadas en un sistemático plan de distorsión de la realidad, que, concluyó con el aparato productivo desmantelado, con cerca del 60% de la capacidad instalada en desuso, una desindustrialización que trajo como consecuencia la destrucción del empleo, dos dígitos de desocupación, una inflación superior al 50% anual, una pobreza por encima del 40%, muy lejos de aquella "pobreza 0" y, un endeudamiento que dejó al país en un real default, entre otros indicadores que dejaron fuera del Gobierno al expresidente Mauricio Macri.

La otra pandemia, la de la covid-19, también hizo lo suyo: ha dejado un mundo "patas para arriba" tal como lo expresa el Presidente, poniendo en jaque incluso a las potencias mundiales, abriendo intensos debates respecto de un modelo global que a todas luces ha sufrido un gran apagón, obligando a los Estados nacionales a tomar medidas juzgadas como "populistas" por algunos. Claramente Argentina no quedó exenta de esta inédita situación mundial.

En estos días, Alberto Fernández, presentará a los Argentinos más de 60 medidas que darán inicio a un proceso de salida de la crisis, para ello deberá abrir las diferentes puertas que nos lleven a superar no solamente la coyuntura, sino históricas postergaciones que como sociedad hemos sufrido. Las puertas son muchas.

El establishment argentino, representado por el ya conocido G-6, al que Alberto sentó en una vidriera que vimos los argentinos el pasado 9 de julio, y que han sido actores principales de una Argentina sumergida en reiteradas crisis que son aprovechadas por esas minorías dominantes en detrimento de mayorías sistemáticamente postergadas, intentan colocarse en el escenario nacional con la misma fuerza de siempre pero, cuelga sobre sus espaldas el fracaso de un modelo agotado que requiere de una revisión global de su proceder, no solamente desde la perspectiva económica, sino, también de los disvalores que lo sustentan. Es estrecho y sinuoso el pasaje que conduce a esta puerta.

"El otro empresariado", el pequeño y mediano, ese que se emparenta con el entramado productivo y tanto le cuesta sortear los desafíos que presenta la economía, el que genera empleo, al que las dos pandemias han azotado fuertemente -la de la covid-19 y la que dejó 20.000 pymes cerradas en cuatro años- se sienta en esta mesa en otro orden de términos, pero demanda una igualdad de oportunidades, agilidad en el acceso a los beneficios que propone el Estado y la tan anhelada, por estos sectores, reforma impositiva, entre otras demandas. El camino a esta puerta es amplio, pero requiere de claros y firmes pasos.

Quizás haya que agradecerle, al corona virus, la visibilidad que le dio a 9 millones de argentinas y argentinos que se encontraban excluidos e ignorados por el Estado, muchos de ellos representados por los movimientos populares de fuerte presencia territorial a lo largo y ancho del país, quienes también se sientan en la mesa de las decisiones y aportan una mirada necesaria. El "Manifiesto nacional " -algo que desarrollaremos en otra oportunidad- avalado por más de 100 organizaciones, viene a poner el acento, lejos de una mirada asistencialista, en el trabajo, la producción y la soberanía. Se puede entender que hay un camino iniciado hacia esta puerta.

En fin, hay algunas otras puertas, pero sigue habiendo una sola llave que sea capaz de descomprimir tensiones, internas y externas, conjugar intereses y activar mecanismos de escucha y amplitud que le den fuerza y legitimidad en el escenario pospandemia, permitiendo de esta manera sobrepasar esta adversidad y comenzar un camino de construcción de una Argentina justa socialmente, que sea capaz de dejar a todos adentro, ahí está puesto el desafío. La llave de salida es la política, debe ser la política.

EL AUTOR. Daniel Urquiza es dirigente justicialista de Las Heras.


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