No sólo les suelta la mano, el Gobierno también menosprecia a los deudores UVA

Aunque lo prometió en campaña, el presidente de la Nación descartó cambios en el método de actualización de las cuotas de los créditos hipotecarios UVA. Seguirán indexadas a la inflación.

Este lunes el presidente Alberto Fernández anunció que no habrá más anuncios y cambios referidos al sistema de créditos hipotecarios UVA, lo que termina con las esperanzas de los deudores respecto a un cambio en la forma de cálculo de las cuotas, las cuales se seguirán ajustando al ritmo del índice de inflación mensual.

El mandatario justificó sus palabras señalando que es un trato entre particulares, refiriéndose al banco y los tomadores de los créditos. Además, destacó como si hiciera un favor, que "se hizo cargo" de alivianar el golpe del aumento tras el congelamiento. Sin embargo, algo que olvida el mandatario es que ese tipo de créditos fueron promovidos por el gobierno de Mauricio Macri como una política de estado en materia de vivienda ante la imposibilidad que existía en la Argentina para acceder a un crédito hipotecario.

Macri avanzó con la idea del ajuste de la Unidad de Valor Adquisitivo (UVA) de la mano de la inflación, como se hace en Chile con las denominada Unidades de Fomento (UF). Sin embargo, el problema del sistema fue que el exmandatario no cumplió su promesa de bajar el IPC. Peor aún, lo llevó hasta los niveles más altos desde los 90.

Entonces, cuando el mandatario actual intenta desentenderse de lo que sucede con los deudores -señalando que se trata de una cuestión de particulares y apuntando a que la cantidad de afectados no es tan importante- está desconociendo una acción que promovió el Estado, más allá de la persona que esté al frente de su conducción eventual.

Con un trato que incluso rozó el menosprecio, confirmamos que en la Argentina no se puede planificar a largo o mediano plazo, porque con los cambios de Gobierno definitivamente no hay seguridad de ningún tipo. A todas las personas que tienen un crédito en UVA fue el Estado el que los motivó a tomar este tipo de financiamiento, asegurando la Argentina iba a ser un país con cifras de inflación normales. Incluso, y en muchos casos, se los motivó aún más ofreciendo un subsidio Procrear para que pudieran acceder a la casa propia. Una cuestión que era imposible durante la administración K.

Los deudores reclaman tan "agriamente", como calificó el presidente, porque saben que lo peor está por venir. Aunque se haya prorrateado el aumento del 26% por el congelamiento, ese porcentaje a fin de año se sumará a la cuota junto con toda la inflación acumulada durante el período en curso y que, en el mejor de los casos, los analistas estiman que será del 40%.

Si consideramos que las 90 mil familias de las que habla Fernández son de clases media, la más golpeada con los ajustes y la crisis, y que el índice salarial fue mucho menor que la inflación desde 2017 a la fecha, nos encontramos que están condenados a ajustarse el cinturón de manera importante para no caer en moras.

Cuando un presidente se desentiende de una situación porque considera que es algo entre particulares y que -según su visión- afecta a muy pocas personas como para que el Estado les presente alternativas, estamos hablando de -por lo menos- una falta de empatía, sin considerar que leyendo entre líneas Alberto Fernández da a entender que -para él- los temas importantes se miden en millones de personas y los UVA no califican como para que tengan que tener la atención del Ejecutivo nacional.

En resumen, un presidente prometió un país con una inflación normal que permitiera el buen funcionamiento de un sistema como el UVA y el actual los culpa por creerle y los manda a arreglárselas como puedan. 

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