¿Qué evoca la palabra "desarrollo" en Argentina?

"Argentina es un ejemplo dramático de cómo la palabra desarrollo puede transformarse en una trampa", afirma el docente José Jorge Chade en esta carta de opinión.

José Jorge Chade
Presidente de la Fundación Bologna Mendoza

La palabra desarrollo evoca dos dimensiones aparentemente muy diferentes entre ellas. Un país puede ser desarrollado, en vías de desarrollo o subdesarrollado. Una persona, un niño puede encontrarse en una fase de desarrollo y puede tener dificultades en su desarrollo: dos dimensiones que aparentemente se encuentran muy lejanas entre ellas. Una trata aspectos que tienen que ver con la historia de los pueblos, la economía, las culturas; la otra tiene que ver con cada individuo en particular, con su historia, con el contexto en el cual crece, con las personas que se ocupan de él.

Una vez que creció, una persona puede llevar a sus espaldas un desarrollo que satisface sus exigencias o puede haber encontrado dificultades. El desarrollo no pertenece a una sola fase de la vida sino a todo el arco de la existencia de la persona. Las dos dimensiones tienen, también, parentesco.

Probemos subrayar esto conectándolo con la Argentina. Es interesante, porque la Argentina es un ejemplo dramático de cómo la palabra desarrollo puede transformarse en una trampa.

El modelo de desarrollo, con pretensiones de "objetividad" y "naturalidad" ha sido impuesto por elementos externos al país y ha creado una serie sin fin de golpes y contragolpes, en un aislamiento de tipo peronista y de apertura que destruyen al país, que han dividido y continúan dividiendo a la población en una parte rica y una multitud empobrecida.

La palabra desarrollo puede ser percibida, justamente, como un elemento que ha creado, en un país lleno de recursos, un empobrecimiento artificial, y, en consecuencia, una cantidad de pequeños y grandes elementos disfuncionales que van desde la corrupción a la fuga de cerebros.

Pensando a la dimensión de los pueblos surge la necesidad de retomar, entonces, esta palabra acompañándola con definiciones precisas, justo porqué el engaño del desarrollo se ha transformado en la trampa para los países con desarrollos diversos, jerarquizados y transformados en países subdesarrollados. Seguir un único modelo significaría condenar una cantidad de pueblos a no tener la posibilidad de alcanzar otra cosa que la miseria. Es por esto entonces que ha sido necesario hablar de otro tipo de desarrollo con una definición que ha sido individuada por la UNESCO y que ha indicado el desarrollo endógeneo, concepto que permitiría individuar una posibilidad de dinámica autónoma, no medida con la escala que jerarquiza sino con la posibilidad de alcanzar progresos originales partiendo de los propios recursos.

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