Universidad pública

Carlos García, socio del Club Político Argentino, reflexiona desde un punto medio en torno a la crisis universitaria a la luz de los hechos recientes.

Carlos García

Las emocionales declaraciones del pueblo argentino y amigos sobre la Universidad Pública me atraviesan el corazón, pero no me llevan a dejar de lado la necesidad de controles y modernización es para mejorarla. 

El espíritu de Sarmiento, Avellaneda y la Reforma es la permanente actualización de los saberes y del aprendizaje en un plan coherente con el futuro y el progreso del país. 

Con 45% de pobres, recesión y un índice negativo de crecimiento poblacional es hora de aumentar los presupuestos de educación primaria y secundaria y reformar los gastos mayores universitarios. Se impone una mayor cooperación de la educación primaria con los sectores sumergidos. 

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Nadie, salvo Javier Milei, discute esta verdad y se comió el amague de la UBA, en una repartija donde siempre pierde el interior. 

Entonces, a debatir un plan educativo público integral para elevar su calidad, terminar con la creación indiscriminada de facultades con bajo nivel educativo y presupuestos inflados que siempre van por más, en un país sin recursos y detenido en su crecimiento. 

Es la oportunidad de capacitar, debatir para levantar la calidad educativa. Los cinco premios Nobeles, Favaloro, Sarmiento y Avellaneda nos agradecerán y dejarán de revolcarse en sus tumbas si construimos una Educación Pública mejor. 

EL AUTOR. Dr. Carlos García. Socio del Club Político Argentino.

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