Zully Bazán, pintando en mi corazón con agujeritos

Marcela Muñoz Pan rinde tributo en agradecimiento a Zully Bazán.

Marcela Muñoz Pan

Las obras plásticas de Zully Bazán pintando en mi corazón con agujeritos. Mendoza hace poco perdió una gran artista plástica, Zully Bazán, cuando digo gran, es demasiado poco el significado de esa palabra para nombrarla, quererla, agradecerle por tanto, no conozco artista plástica tan generosa y apasionada que les haya pintado a los poemas al vino con una naturalidad tan Cuyana y tan universal a la vez. 


Tenía apenas 33 años, número tan bíblico en estás proximidades Pascuales, cuando conocí a la bella Zully, fui a su taller llevando en borrador la copia de mi primer libro de poesía al vino: "Vino la poesía". Nos acomodamos a leerlo juntas como si fuéramos una madre y una hija que susurran el cáliz de las mixturas, con los colores infinitos de su mirada sin sombras, ella se iba compenetrando con los poemas y de golpe me dice: el poema LA es la esencia de este libro. Ahí descubrí que era una "Mujer y artista" con mayúsculas. Me decía cómo en un segundo pudo descubrir ese umbral infinito del encuentro. Sólo ella lo podía lograr. Al pasar una larga tarde, vino Manuel su amor amado, y seguimos charlando entre paletas, papeles, pinceles y poesía. Los dos me regalaron una de las mejores tardes de mi vida. Al día siguiente suena mi teléfono amarillo, el fijo inalámbrico y dos horas hablando con Zully donde me decía que ya tenía la pintura adecuada para el libro. Mientras hablábamos yo no podía creer que un proyecto de libro, casi ya estaba terminado. De ahí en más todo fue una verdadera cosecha. 

Zully para los que no la conocieron es una victoriosa de manos altas iluminada por su alma, cómo si al conocerla usted se encontrara frente al banquete de Dionisias y Baco, de reminicescias, de uvas que se derraman en las razones femeninas como plumas cinematográficas. Muchas tardes fui a aprender de ella, pero no de su arte, sino de sus charlas inigualables, de su amor por lo que hacía su hijo, Ale Vigil, de nuestras pasiones, de mis amores, de su Manuel. 

Las palabras iban y venían mientras ella pintaba rulos de Sauvignon, rulos Malbec, rulos rojizos rubíes, las miradas realmente miradas de saberse entendidas, queridas y admiradas. Mi corazón está con agujeritos pero en la cumbre de alguna estrella te he buscado y elevado una bendición para vos, por vos. Me caen lágrimas cuando te pienso, pero me sonrojo al saber, seguramente, estás generando amor, generosidad, pasión, en otros universos. Gracias Zully, gracias por haberte conocido.

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